Secuelas

Durante la noche no dormí nada, no solo porque Alana no lograba conciliar el sueño, sino porque no podía dejar de pensar en ella. Según Tony, no podré verla por ahora, y es algo que me quema y me duele; en especial por saber que me guarda tanto rencor.

Uno de mis empleados entró a la casa y en su rostro supe que algo estaba ocurriendo.

—La hermana de la señora está aquí, señor.

—¿Qué hace esa mujer aquí? Por lo visto, ha venido a buscar más problemas. Me ha sorprendido en el peor momento. Hazla pasar.

No hizo más que entrar y mi mirada se posó sobre ella. Verla a ella hace que el pecho me duela tras recordar a Rachel.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí?

—Relájate, hombre. No soy Mariana, soy Karen.

—¿Se supone que te crea? Déjame adivinar, ¿

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