Era curioso como, de no ver a Adriano más que en contadas ocasiones, ahora parecían encontrarse en todo lugar al que iba. Era como si tan solo tuviera que pensar en él y, “puff”, él aparecería.
Cuando lo había visto, sentado en una de las mesas de su lugar favorito, había creído que estaba teniendo una alucinación. Pero al ver que sus padres lo acompañaban estuvo segura que no se trataba de ninguna imagen creada por su cerebro. Lo cual fue un alivio, porque bastaba con pensar en él más de lo que había hecho en el pasado.
Bianca le había hablado en más de una ocasión de las visitas sorpresas que sus hijos le hacían a sus hijos, en especial a Adriano y asumió que está se trataba de una de esas.
Vanessa los observó mientras esperaba que le trajeran su orden. Adriano no notó su presencia y eso le permiti&oacut
Vanessa tomó un respiro profundo antes de llamar a la puerta principal de la mansión de su padre. Esperaba tanto el día en que ya no tuviera que volver allí y tenía la confianza en que ese día no estaba tan lejos.Todavía no había solucionado el asunto de su matrimonio, pero estaba gastando cada momento libre del día en pensar su siguiente movimiento, más temprano que tarde encontraría una manera. No era de las que se detenían a pensar de por vida, solo lo necesario antes de actuar.Fiorenza, la estoica ama de llaves, o vieja rapiña como la llamaba su hermana, le abrió la puerta y la saludó con su usual asentimiento de cabeza.La valoración de su hermana no estaba para nada incorrecta. La mujer parecía cerca de cumplir un siglo de vida y siempre parecía estar a la caza de algo.—¿Has estado practicando en tu sonrisa? &
Adriano podía sentir la tensión en la mesa después de su llegada, pero actuó como si no lo sintiera. Había estado en circunstancias peores y había salido vivo.Todavía no entendía que hacía allí y por más que se lo siguiera preguntando no iba a hallar una respuesta que lo convenciera.Durante la mañana había recordado más de una vez lo poco emocionada que se había visto Vanessa por la reunión con su familia y, en un arrebato repentino, había llamado a su familia para avisar que no llegaría. Después se había puesto en contacto con Vanessa para averiguar si ya estaba en casa de su padre. Ella se lo había confirmado incluso antes de que preguntara.Sin pensarlo demasiado, algo que se le estaba haciendo costumbre durante los últimos días, había conducido hasta la casa de Filippo Giordano. Dar con la d
Vanessa observó a Adriano mientras este mantenía su concentración en la pista. Él parecía tan tranquilo, no parecía para nada como alguien que acababa de decirle que se casarían dentro de algunas horas.—Olvidé preguntarte ¿tienes tu pasaporte contigo? De no ser así debemos tomar un desvió para ir a tu departamento a buscarlo.—¿Por qué no casarnos aquí? —preguntó en lugar de responderle.—Los trámites burocráticos toman bastante tiempo y tu padre se las arreglará para impedirlo si se entera de nuestros planes, lo cual de hecho hará.—Leonardo logró que todo estuviera listo en dos semanas.—Eso es lo que todos creen, en realidad planificó la boda un poco antes de pedirle matrimonio a Natalia.Vanessa se quedó en silencio ante esa información.
Adriano estaba mirando el documento que tenía en la pantalla de su laptop tratando de enfocarse en lo que estaba escrito allí, pero su atención se desviaba constantemente a la mujer sentada a su lado. Se supone que debía estar adelantando algo de trabajo; sin embargo, apenas había leído las primeras líneas antes de que sus pensamientos tomaran otro rumbo.El trabajo nunca le había parecido tan aburrido como en ese momento. No podía encontrar la usual emoción al pensar en los millones que ganaría con el siguiente contrato, no se podía decir lo mismo del trato que acababa de cerrar con Vanessa. En su mente comenzaba a idear maneras de hacerla ceder.En el mismo momento en el que ella había dicho que no habría nada de sexo en su matrimonio, era como si le habría puesto un reto que estaba más que dispuesto a superar. Pero no era de los hombres que tomaban a
—Idiota —repitió Vanessa por tercera o quizás cuarta vez. Ya no tenía tanta certeza de si se lo decía a Adriano o a ella misma.No podía entender como había cedido con tanta facilidad a su beso, pero apenas él la había tocado y sus pensamientos coherentes habían desparecido.Había salido con un par de chicos antes, uno de ellos era el tipo con el que había perdido su virginidad, pero ninguno de los dos le había hecho sentir ni la mitad de pasión que Adriano con solo un beso. Eso no podía significar nada bueno, si perdía control con tanta facilidad cada vez que él la tocara, estaría metida en un grave lío.Se acarició los labios con una mano, todavía podía sentirlos arder por el contacto.Miró la cama y su mente recordó como había despertado esa mañana cerca de Adriano, el
—Se ve muy hermosa —la halagó Alice.—Gracias.—¿Está lista? —preguntó la amable mujer.Para nada, quiso responder, pero en su lugar solo asintió.>>Por aquí —Alice le abrió la otra puerta que había en el lugar.La puerta los llevó directo a lo que se suponía debía de ser el lugar donde se llevaría a cabo la boda.La mujer tomó la delantera y dio el aviso, entonces una música suave empezó a sonar por toda la habitación.Se cuadró de hombros y apagó cualquier duda que aun existiera en su mente antes de empezar a caminar por el corto pasillo. Adriano la esperaba parado al final.Al llegar a su lado el colocó su mano con la palma arriba y ella colocó su mano encima.—Estás hermosa —comentó él y notó
—Adriano, por favor —susurró Vanessa sobre sus labios cuando dejaron de besarse.Ella llamando su nombre casi logró que perdiera el control, pero la primera vez que tomara a Vanessa, ella estaría consciente.No la había emborrachado para llevársela a la cama, su idea había sido ayudarla a relajarse y al final lo había logrado. De hecho él también se había relajado. Vanessa lo divertía bastante y provocaba diferentes emociones en él.—Es hora de dormir, alborotadora —musitó antes de depositarla sobre la cama.Vanessa apenas mantuvo los ojos abiertos unos segundos más antes de quedarse por fin dormida.Adriano se debatió entre dejarla vestida o no, al final se inclinó por lo segundo. El vestido no se veía como algo cómodo para dormir y porque no podía aprovechar para observarla.Casi se ri
Vanessa fue de regreso a la habitación por su celular y lo conectó a cargar. Tuvo que esperar algunos segundos antes de encenderlo. Apenas lo hizo una llamada entró, el identificador le mostró el nombre de su padre. Miró el celular que vibraba en su mano, como si se tratara de una criatura extraña que podía devorarla en cualquier momento. El nerviosismo comenzó a recorrer su cuerpo, no estaba preparada para enfrentarse a su padre, nunca lo estaría; pero tenía que hacerlo. Contaba con el apoyo de Adriano y él no era una persona que su padre podría fácilmente ignorar. —¿Quieres que conteste yo? —La voz de Adriano la hizo dar un respingo, no lo había escuchado seguirla. Él estaba apoyado a un lado de la puerta con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Negó con la cabeza, pero tampoco hizo nada por contestar. >>¿Segura? —Segura —dijo a pesar de no sentirse así. Tomó un respiro profundo. Presionó el botón