Adriano podía sentir la tensión en la mesa después de su llegada, pero actuó como si no lo sintiera. Había estado en circunstancias peores y había salido vivo.
Todavía no entendía que hacía allí y por más que se lo siguiera preguntando no iba a hallar una respuesta que lo convenciera.
Durante la mañana había recordado más de una vez lo poco emocionada que se había visto Vanessa por la reunión con su familia y, en un arrebato repentino, había llamado a su familia para avisar que no llegaría. Después se había puesto en contacto con Vanessa para averiguar si ya estaba en casa de su padre. Ella se lo había confirmado incluso antes de que preguntara.
Sin pensarlo demasiado, algo que se le estaba haciendo costumbre durante los últimos días, había conducido hasta la casa de Filippo Giordano. Dar con la d
Vanessa observó a Adriano mientras este mantenía su concentración en la pista. Él parecía tan tranquilo, no parecía para nada como alguien que acababa de decirle que se casarían dentro de algunas horas.—Olvidé preguntarte ¿tienes tu pasaporte contigo? De no ser así debemos tomar un desvió para ir a tu departamento a buscarlo.—¿Por qué no casarnos aquí? —preguntó en lugar de responderle.—Los trámites burocráticos toman bastante tiempo y tu padre se las arreglará para impedirlo si se entera de nuestros planes, lo cual de hecho hará.—Leonardo logró que todo estuviera listo en dos semanas.—Eso es lo que todos creen, en realidad planificó la boda un poco antes de pedirle matrimonio a Natalia.Vanessa se quedó en silencio ante esa información.
Adriano estaba mirando el documento que tenía en la pantalla de su laptop tratando de enfocarse en lo que estaba escrito allí, pero su atención se desviaba constantemente a la mujer sentada a su lado. Se supone que debía estar adelantando algo de trabajo; sin embargo, apenas había leído las primeras líneas antes de que sus pensamientos tomaran otro rumbo.El trabajo nunca le había parecido tan aburrido como en ese momento. No podía encontrar la usual emoción al pensar en los millones que ganaría con el siguiente contrato, no se podía decir lo mismo del trato que acababa de cerrar con Vanessa. En su mente comenzaba a idear maneras de hacerla ceder.En el mismo momento en el que ella había dicho que no habría nada de sexo en su matrimonio, era como si le habría puesto un reto que estaba más que dispuesto a superar. Pero no era de los hombres que tomaban a
—Idiota —repitió Vanessa por tercera o quizás cuarta vez. Ya no tenía tanta certeza de si se lo decía a Adriano o a ella misma.No podía entender como había cedido con tanta facilidad a su beso, pero apenas él la había tocado y sus pensamientos coherentes habían desparecido.Había salido con un par de chicos antes, uno de ellos era el tipo con el que había perdido su virginidad, pero ninguno de los dos le había hecho sentir ni la mitad de pasión que Adriano con solo un beso. Eso no podía significar nada bueno, si perdía control con tanta facilidad cada vez que él la tocara, estaría metida en un grave lío.Se acarició los labios con una mano, todavía podía sentirlos arder por el contacto.Miró la cama y su mente recordó como había despertado esa mañana cerca de Adriano, el
—Se ve muy hermosa —la halagó Alice.—Gracias.—¿Está lista? —preguntó la amable mujer.Para nada, quiso responder, pero en su lugar solo asintió.>>Por aquí —Alice le abrió la otra puerta que había en el lugar.La puerta los llevó directo a lo que se suponía debía de ser el lugar donde se llevaría a cabo la boda.La mujer tomó la delantera y dio el aviso, entonces una música suave empezó a sonar por toda la habitación.Se cuadró de hombros y apagó cualquier duda que aun existiera en su mente antes de empezar a caminar por el corto pasillo. Adriano la esperaba parado al final.Al llegar a su lado el colocó su mano con la palma arriba y ella colocó su mano encima.—Estás hermosa —comentó él y notó
—Adriano, por favor —susurró Vanessa sobre sus labios cuando dejaron de besarse.Ella llamando su nombre casi logró que perdiera el control, pero la primera vez que tomara a Vanessa, ella estaría consciente.No la había emborrachado para llevársela a la cama, su idea había sido ayudarla a relajarse y al final lo había logrado. De hecho él también se había relajado. Vanessa lo divertía bastante y provocaba diferentes emociones en él.—Es hora de dormir, alborotadora —musitó antes de depositarla sobre la cama.Vanessa apenas mantuvo los ojos abiertos unos segundos más antes de quedarse por fin dormida.Adriano se debatió entre dejarla vestida o no, al final se inclinó por lo segundo. El vestido no se veía como algo cómodo para dormir y porque no podía aprovechar para observarla.Casi se ri
Vanessa fue de regreso a la habitación por su celular y lo conectó a cargar. Tuvo que esperar algunos segundos antes de encenderlo. Apenas lo hizo una llamada entró, el identificador le mostró el nombre de su padre. Miró el celular que vibraba en su mano, como si se tratara de una criatura extraña que podía devorarla en cualquier momento. El nerviosismo comenzó a recorrer su cuerpo, no estaba preparada para enfrentarse a su padre, nunca lo estaría; pero tenía que hacerlo. Contaba con el apoyo de Adriano y él no era una persona que su padre podría fácilmente ignorar. —¿Quieres que conteste yo? —La voz de Adriano la hizo dar un respingo, no lo había escuchado seguirla. Él estaba apoyado a un lado de la puerta con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Negó con la cabeza, pero tampoco hizo nada por contestar. >>¿Segura? —Segura —dijo a pesar de no sentirse así. Tomó un respiro profundo. Presionó el botón
Llegaron a la mansión de Filippo faltando diez minutos para las ocho de la noche. Habían venido directo del aeropuerto. En el vuelo Vanessa le había puesto al tanto de lo que su padre quería.Adriano había sentido como la tranquilidad que los rodeaba había comenzado a desaparecer, cuanto más cerca habían estado de la casa de Filippo. Ella volvía a estar tensa y sus pensamientos parecían lejos de allí. Los muros que siempre parecían rodearle, estaban en su punto más álgido y no le gustó quedarse por fuera.Cuando bajaron del auto Adriano decidió hacer algo para recuperar la desfachatez de Vanessa. La acorraló contra la puerta y se inclinó sobre ella.—¿Qué… que haces?—¿Qué parece? —susurró cerca de sus labios.—No es momento para tus juegos mentales. —La
—¿Qué le dijiste? —le preguntó Vanessa a Adriano apenas subieron al auto. —Que no íbamos a anular el matrimonio. —¿Y él lo aceptó? ¿Así como así? —No parezcas tan sorprendida por mi capacidad de persuasión —musitó él. —¿Qué es lo que no me estás diciendo? —Nada. —Su “nada” sonó a todo lo contrario. —Adriano —amenazó. No era de las personas que le gustaba que la mantuvieran al margen. —Vanessa, lo único que importa es que por el momento él se mantendrá al margen, pero ambos sabemos que no durará para siempre. Tú mejor que nadie lo conoces y sabes de lo que es capaz. Necesitas estar preparada para cualquier movimiento que él pueda hacer hasta que encontremos una verdadera manera de combatirlo. El que no la tratara como una damisela a ser salvada aumentó su confianza en él. Aun no le había dicho que habían hablado en la oficina de su padre, pero tampoco era algo que por lo que debía preocuparse, no cuando apenas habían empezado. Adriano tenía razón, debía mantenerse concentrada en