—Idiota —repitió Vanessa por tercera o quizás cuarta vez. Ya no tenía tanta certeza de si se lo decía a Adriano o a ella misma.
No podía entender como había cedido con tanta facilidad a su beso, pero apenas él la había tocado y sus pensamientos coherentes habían desparecido.
Había salido con un par de chicos antes, uno de ellos era el tipo con el que había perdido su virginidad, pero ninguno de los dos le había hecho sentir ni la mitad de pasión que Adriano con solo un beso. Eso no podía significar nada bueno, si perdía control con tanta facilidad cada vez que él la tocara, estaría metida en un grave lío.
Se acarició los labios con una mano, todavía podía sentirlos arder por el contacto.
Miró la cama y su mente recordó como había despertado esa mañana cerca de Adriano, el
—Se ve muy hermosa —la halagó Alice.—Gracias.—¿Está lista? —preguntó la amable mujer.Para nada, quiso responder, pero en su lugar solo asintió.>>Por aquí —Alice le abrió la otra puerta que había en el lugar.La puerta los llevó directo a lo que se suponía debía de ser el lugar donde se llevaría a cabo la boda.La mujer tomó la delantera y dio el aviso, entonces una música suave empezó a sonar por toda la habitación.Se cuadró de hombros y apagó cualquier duda que aun existiera en su mente antes de empezar a caminar por el corto pasillo. Adriano la esperaba parado al final.Al llegar a su lado el colocó su mano con la palma arriba y ella colocó su mano encima.—Estás hermosa —comentó él y notó
—Adriano, por favor —susurró Vanessa sobre sus labios cuando dejaron de besarse.Ella llamando su nombre casi logró que perdiera el control, pero la primera vez que tomara a Vanessa, ella estaría consciente.No la había emborrachado para llevársela a la cama, su idea había sido ayudarla a relajarse y al final lo había logrado. De hecho él también se había relajado. Vanessa lo divertía bastante y provocaba diferentes emociones en él.—Es hora de dormir, alborotadora —musitó antes de depositarla sobre la cama.Vanessa apenas mantuvo los ojos abiertos unos segundos más antes de quedarse por fin dormida.Adriano se debatió entre dejarla vestida o no, al final se inclinó por lo segundo. El vestido no se veía como algo cómodo para dormir y porque no podía aprovechar para observarla.Casi se ri
Vanessa fue de regreso a la habitación por su celular y lo conectó a cargar. Tuvo que esperar algunos segundos antes de encenderlo. Apenas lo hizo una llamada entró, el identificador le mostró el nombre de su padre. Miró el celular que vibraba en su mano, como si se tratara de una criatura extraña que podía devorarla en cualquier momento. El nerviosismo comenzó a recorrer su cuerpo, no estaba preparada para enfrentarse a su padre, nunca lo estaría; pero tenía que hacerlo. Contaba con el apoyo de Adriano y él no era una persona que su padre podría fácilmente ignorar. —¿Quieres que conteste yo? —La voz de Adriano la hizo dar un respingo, no lo había escuchado seguirla. Él estaba apoyado a un lado de la puerta con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Negó con la cabeza, pero tampoco hizo nada por contestar. >>¿Segura? —Segura —dijo a pesar de no sentirse así. Tomó un respiro profundo. Presionó el botón
Llegaron a la mansión de Filippo faltando diez minutos para las ocho de la noche. Habían venido directo del aeropuerto. En el vuelo Vanessa le había puesto al tanto de lo que su padre quería.Adriano había sentido como la tranquilidad que los rodeaba había comenzado a desaparecer, cuanto más cerca habían estado de la casa de Filippo. Ella volvía a estar tensa y sus pensamientos parecían lejos de allí. Los muros que siempre parecían rodearle, estaban en su punto más álgido y no le gustó quedarse por fuera.Cuando bajaron del auto Adriano decidió hacer algo para recuperar la desfachatez de Vanessa. La acorraló contra la puerta y se inclinó sobre ella.—¿Qué… que haces?—¿Qué parece? —susurró cerca de sus labios.—No es momento para tus juegos mentales. —La
—¿Qué le dijiste? —le preguntó Vanessa a Adriano apenas subieron al auto. —Que no íbamos a anular el matrimonio. —¿Y él lo aceptó? ¿Así como así? —No parezcas tan sorprendida por mi capacidad de persuasión —musitó él. —¿Qué es lo que no me estás diciendo? —Nada. —Su “nada” sonó a todo lo contrario. —Adriano —amenazó. No era de las personas que le gustaba que la mantuvieran al margen. —Vanessa, lo único que importa es que por el momento él se mantendrá al margen, pero ambos sabemos que no durará para siempre. Tú mejor que nadie lo conoces y sabes de lo que es capaz. Necesitas estar preparada para cualquier movimiento que él pueda hacer hasta que encontremos una verdadera manera de combatirlo. El que no la tratara como una damisela a ser salvada aumentó su confianza en él. Aun no le había dicho que habían hablado en la oficina de su padre, pero tampoco era algo que por lo que debía preocuparse, no cuando apenas habían empezado. Adriano tenía razón, debía mantenerse concentrada en
Adriano detuvo su coche, frente al edificio en el que trabajaba Vanessa, cinco minutos antes de las seis. Esperó dentro del auto porque lo menos que quería era llamar la atención. Tenía la certeza de que a Vanessa no le agradaría que sus colegas comenzaran a hablar sobre su vida privada.Vanessa salió algunos minutos después de la seis. Paolo lo acompañaba y por primera vez no se sintió cómodo al verlos juntos. Se dijo que era porque se supone que ahora era su esposa.Ella vio el auto apenas unos segundos después y luego de despedirse de Paolo caminó hacia él. Esperaba verla nerviosa por lo que se venía, pero lo que vio fue una mujer segura.Se estaba acostumbrando a que Vanessa lo sorprendiera. Nunca sabía que podía esperar de ella. Hasta esa mañana la había sentido preocupada e incluso reacia a mudarse con él, pero ahora eso pare
La video llamada terminó y la pantalla quedó en negro. Eso había salido mejor de lo que esperaba. Después de la sorpresa inicial, los padres de Adriano los habían felicitado y les habían hecho prometer que los visitarían el próximo fin de semana. Adriano había tratado de escapar de ello, pero su madre había sido muy convincente. Vanessa se sentía mal por mentirles, pero no es como si pudieran ocultarles su matrimonio por el tiempo que durara, que bien podían ser años. Además, según el aspecto legal, su unión era verdadera. —Así es como me pagas mi ayuda —le dijo Adriano, aunque no parecía molesto, era seguro que tampoco estaba contento. Giró la cabeza en su dirección, asegurándose de sonreír con inocencia. Él se lo había buscado. Después de todas las provocaciones, él debería haber supuesto que iba a contratacar. —No es muy caballero de tu parte restregarme eso en la cara. —Ella se puso de pie y movió un dedo de un lado a otro—. Tsk, tsk, tsk,
—Eso fue interesante. Seguro que les dimos una sorpresa —dijo Vanessa cuando todos los invitados se marcharon. El bullicio había desaparecido y ahora solo quedaban ellos dos.Adriano quería a su familia, pero le gustaba el silencio y la tranquilidad que se impuso después de su marcha.Vanessa había estado impresionante durante toda la cena y siempre se había mantenido confiada. Más de una vez había lanzado un comentario en su dirección, buscando provocarlo. En ninguna ocasión había reaccionado, por el contrario, se había mantenido indiferente como si ni siquiera hubiera estado atento a lo que decía.—¿Crees que sospechen algo?Las cosas habían marchado demasiado bien; sin embargo, intuía que no los habían engañado del todo, pero eran demasiado prudentes como para inmiscuirse en su vida. Pese a que les gustaba protegerse entre ellos, había un límite que no cruzaban de no ser necesario.—Esperemos que no —respondió para no preocuparla en vano.