Cap. 44.1

Lenaya vuelve a visitar la celda de Mónica, pero esta vez fue por el llamado de uno de los guardias, Lenaya llega a zancadas al centro de retención. ─ ¿Qué está pasando? ─ Su majestad, no ha parado de gritar ─. Le informa uno de los guardias, Lenaya entra para encontrarse a una Mónica revolcándose en el suelo, luchando contra unas manos invisibles que la sujetaban, llorando, gritando desesperadamente para que la soltaran, llamaba a sus padres, a Paola, a alguien para que la salvara. Lenaya entra y se arrodilla a su lado y la sujeta con fuerza y comienza a llamarla para que reaccionara. Mónica forcejea gruñendo, pataleando. ─ ¡Mónica soy yo!, estoy aquí, estás a salvo, nadie te hará daño, estás a salvo ─.

Mónica comienza a calmarse al ser siseada y acunada entre los brazos de Lenaya. Lenaya no pudo sentir ni divisar alguna fuerza externa, así que solo pensó que era debido a su mente, coloca una mano en su nuca, y con brillo dorado, buscaba mientras que susurraba pacientemente.
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