─ Aprenderás más cosas de lo que jamás te hayas imaginado, las escuelas de aquí y las universidades son solo los primeros pasos, y créeme que a tu mamá le dará gusto saber que fuiste elegida para ser una Eterna ─ ¿Pero y mis amigos que son humanos? ─ Nadie está exenta en volverse Eterna, siempre y cuando sea una mujer ─ ¿Por qué mujeres? ─ Es algo simbólico y a la vez no, las mujeres siempre han sido las portadoras de sabiduría y vida, por lo general, siempre han sido las Eternas y las Evanas las custodias de tal sabiduría, todas pueden ser Eternas o futuras Evanas, siempre y cuando sea de verdad, por convicción, es un honor y una gran responsabilidad, los hombres también pueden moldear un gran poder, cuando están en las escalas de las Eternas se les llaman Prometidos, son acólitos, los preparan para ser seleccionados para las futuras Evanas, cuando pasan al siguiente nivel se les llaman Adánicos, pero son las mujeres las que deben guardar los secretos ─ ¿Qué pasa si una Eterna n
Darién hizo llorar lágrimas de sangre a Youlin y a Rosa en los entrenamientos con los vínculos, casi todo el día, al final terminaron con un fuerte dolor de cabeza, sin embargo no hubo señales de Renata, de vez en cuando Darién tiraba de su vínculo para saber de ella y solo obtenía un te amo como respuesta gritado desde la habitación, estaba bien, consideró el Nefilim con una mueca, con eso le era suficiente, para finalizar la faena les enseñó a cómo usar cada arma, rifles, pistolas, escopetas, desarmarlas, limpiarlas y volverlas a armar, desde luego en lo teórico. Les enseñó a cómo combinar entre ellas y las espadas, para cuando terminaron no solo el fuerte dolor de cabeza las azotaba, no solo por los entrenamientos por el vínculo, el tener que aprender todo sobre armas era como una matemática compleja, todo un cansancio que no las dejaba pensar. Ya al no tener noticias de Renata, Darién se acerca a la puerta y toca varias veces. ─ Rena, sabes que te espera el doble de
Las primeras horas fueron bastante estresante, correcciones, posturas, movimientos, sobre todo con Youlin al ser novata con las armas, Darién se había enfocado más fue con las gemelas, pero debido a la situación, las cosas podrían complicarse todavía más y no podría brindarles la ayuda necesaria, los primeros combates fueron entre Rosa y Renata, dejando libre a Youlin practicar ciertos movimientos con Darién, ella observaba mientras Darién hacía movimientos, luego ella los repetía, ese segundo de distracción le costó a Renata un fuerte golpe en el estomago. ─ ¿Estás bien? ─. Preguntó Rosa preocupada, tendiéndole la mano para ayudarle a ponerse de pie, Renata asiente. ─ No te distraigas, Rena ─. Sugirió Darién sin mirar. Él la estaba observando, lo sabía, a lo mejor era una prueba para ver que tanto era su concentración en combate, si ella quería ser como él, debía prestar más atención, pero, ¿Cómo lo haría si todo su mundo giraba en torno a él?, en eso Rosa se acerca hasta él y l
─ ¿Por qué? ─ Durante tantos siglos nunca le he temido a nada ni a nadie, he luchado contra seres que ningún ser viviente tendría un suspiro de esperanza en sobrevivir, pero hoy… (sorbo de jugo), hoy tengo miedo ─. Darién posó los ojos en el suelo, ─ ¿De qué, cielo? ─. Renata se paró al frente y lo instó a levantar la mirada, a verla a los ojos, lo que encontró en su rostro, en su mirada, fue miedo, tristeza, inseguridad. ─ De perderte ─. Lo dijo con tanta franqueza que Renata sintió hasta sus huesos vibrar de emoción, dolor, fue como un duro golpe directo a su pecho, ella nunca lo dejaría, ni en un millón de años, ella se quedaría con él hasta el final. Sin decir nada rodeó el cuello del Nefilim con sus brazos y lo besó, tan tiernamente hasta doler en el alma, Darién le correspondió de la misma manera, Youlin y Rosa se mantuvieron al margen, solo comieron y conversaron sobre cosas triviales, de las cosas que harán una vez que regresen al reino de Lenaya, las terapias en el
El auto se detiene en una gran edificación antigua, o por lo menos parecía serlo, en cuanto a Steffany, los nervios la consumían, le sudaban las manos, entrevistarse con la Eterna principal de dicho instituto era algo que nunca se hubiera esperado en la vida, con asombro recorrió el lugar con la mirada una vez que se bajó del auto. ─ Aquí es donde estudias ─. Dijo Steffany escrutando el lugar de hito en hito, Adara se paró a su lado asintiendo. Comenzaron a subir las largas escaleras, haciendo ver cada vez más imponente aquel recinto, las enormes puertas dobles de madera se hacían cada vez más enormes a cada paso que avanzaban, parecían gigantescas fauces apunto de engullirla, realmente eran enormes y lucían pesadas, muy, muy pesadas, éstas crujen sonoramente con eco dándole la bienvenida, cuando aquellas puertas muestran su interior, un gran pasillo largo con altísimas columnas blancas con antorchas a gas puestas para alumbrar su interior, el suelo de mármol pulido de ajedr
Las tres jóvenes salen del recinto en silencio, Adara se detiene un momento a meditar lo acontecido, colocando sus manos en sus pequeñas caderas como toda una mujer adulta, tomó una bocanada de aire para decir: ─ Creo que estuvo bien ─ ¿Bien? ─. La sangre bullía a millón por las venas de Steffany, ¿en qué lío la había metido. ─ ¡¿Bien?! ─ Steffany, cálmate ─ ¡Tienes un mes!, sencillamente por mi culpa, y por tu estupidez, vas a reprobar ─ Steffany, solo respira ─ No. Esto simplemente fue un gran error, ¿sabes qué?, yo misma voy hablar con la…─ ¡No! ─. Gritó Adara. Se interpuso Elaine de por medio impidiéndole el paso de regreso. ─ ¡Por lo menos apóyame! ─. Replicó Steffany. ─ No podemos llevarle la contraria ─. Aclaró Elaine. ─ ¿Por qué?, ¿Por qué es la directora o algo así? ─. De pronto Steffany se quedó callada un segundo, si no las convencía de ese modo, quizás podría demostrarles de otra forma. ─ Está bien, voy a intentarlo como ustedes dicen, un mes, ¿no? ─ Si ─. Contes
Darién se pone de pie, buscó entre las cosas de Renata, sacó su sable e inicia su marcha, las chicas tomaron sus armas y lo siguieron, temerosas, pero lo siguieron a una distancia prudencial. Caminaron y caminaron, no hablaron, mucho menos preguntaron, no quisieron poner a prueba nuevamente la paciencia del Nefilim. No supieron cuánto habían recorrido, llegaron al anochecer a una ciudad, ni se preocuparon en preguntar dónde, total, todo estaba escrito en chino, si seguían al lado del Nefilim estarían bien, o por lo menos eso creían. ─ ¿Cuánto falta para la muralla china? ─. Preguntó Youlin, el Nefilim solo miró sobre su hombro y ésta guardó silencio, la oscuridad consumía la ciudad, ni un poste iluminaba las intrincadas calles, gente ocultándose entre las sombras como ratas, quizás eran las únicas personas cuerdas escondiéndose de aquella inmundicia, otras cerraban las ventanas de golpe, puede ser que algunas de éstas personas conocían bien la fama del Nefilim, pensaron Youli
Darién se detiene en medio de la calle, las chicas lo miran con cautela, miró hacia una dirección en especial, Youlin pudo ver como sus ojos azul plata brillaban en la oscuridad. ─ ¿Renata?... ¡Renata!, ¡¿Dónde estás?! ─ ¡Amor!, ¡Cielo!, tengo miedo, ayúdame ─ Calma, solo ten calma, solo dime lo que vez ─ Tengo los ojos vendados ─ Lo que escuchas ─ Voy en auto… hay tres personas o, o, o demonios, no, no, no lo sé, tengo mucho miedo y tienen los vidrios subidos, no oigo nada, solo sácame de aquí, (gimoteo) ─. Darién trató de sentirla aún más, tiró más del vínculo, Renata se dejó llevar y entonces fue cuando Darién entendió que no estaban lejos. ─ Renata sigue hablando ─ ¡¿Qué?! ─ Que me sigas hablando, no sé, cuéntame lo que sea ─ Pero… ─ Confía en mi ─ Eh… bueno… ─. Renata le comenzó hablar de sus sueños, de sus esperanzas, parte de su vida, de lo que quería hacer con él cuando estuvieran juntos de nuevo, Darién invocó sus alas alzándose en vuelo de un salto, levantando una e