Cap. 14.1

Darién se pone de pie, buscó entre las cosas de Renata, sacó su sable e inicia su marcha, las chicas tomaron sus armas y lo siguieron, temerosas, pero lo siguieron a una distancia prudencial. Caminaron y caminaron, no hablaron, mucho menos preguntaron, no quisieron poner a prueba nuevamente la paciencia del Nefilim.

No supieron cuánto habían recorrido, llegaron al anochecer a una ciudad, ni se preocuparon en preguntar dónde, total, todo estaba escrito en chino, si seguían al lado del Nefilim estarían bien, o por lo menos eso creían. ─ ¿Cuánto falta para la muralla china? ─. Preguntó Youlin, el Nefilim solo miró sobre su hombro y ésta guardó silencio, la oscuridad consumía la ciudad, ni un poste iluminaba las intrincadas calles, gente ocultándose entre las sombras como ratas, quizás eran las únicas personas cuerdas escondiéndose de aquella inmundicia, otras cerraban las ventanas de golpe, puede ser que algunas de éstas personas conocían bien la fama del Nefilim, pensaron Youli
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