Lenaya bajó escoltada por Sofía, Wyatt y José, Mónica comía de su tazón, levanta la mirada recorriéndolos a todos con ojos inescrutables. ─ ¿Qué quieres ahora?, ¿No te basta con humillarme de esta manera? ─ Traje unas propuestas ─ ¿Y cómo pretendes que las entregue? ─ Simple, solo léelas y ya, no, mejor aún, mi embajador, José, leerá los términos de mi propuesta ─ Paola, sabemos que no tienes oportunidad, ni estás en posición de… ─ Si sabes quién soy, ¿Por qué me llamas Paola? ─ Es tu nombre, deja de decir estupideces y acabemos con esto ─ Como quieras ─. Lenaya tiró del vínculo de sangre, Mónica gruñó dejando caer su tazón para sostener su mano temblorosa. ─ José, por favor, inicia tu lectura, ya tenemos toda su atención ─. José sintió un vuelco en su estómago al ver tanta frialdad de parte de Lenaya, se aclara la garganta controlando algo sus nervios e inicia su lectura, exigiendo una entrevista directa con Demiurgo, nada de emisarios, en cambio, si intentaran de tomar act
¿Cómo era posible?, los soldados se vuelven a levantar tomando sus armas, solo pudo saludar de una manera, con los dientes apretados. ─ Perra hereje ─ Es lo difícil de ver cuando hay muchas razas mezcladas, suelen confundirte y no saber quién es quién. ¡Mátenlos! ─. Ordenó Lenaya, Cerbero adoptó su forma animal, un perro enorme de tres cabezas del tamaño de un elefante, Caroline en Succubus con una enorme sonrisa viciosa, y Darlen cargó al ataque blandiendo su espada, José tomó a la joven en brazos y se la llevó del campo de batalla tan rápido como pudo, solo podía oír gritos, explosiones y más gritos gorgoteando sangre; huesos y carne siendo rasgados por espadas, dientes, disparos y garras, no quería oír, no quería participar, solo quería mantener a la pobre adolescente lejos de aquella masacre. Para cuando terminó aquella batalla, se había arrasado con una gran parte de aquel claro, dejando un centenar de cuerpos de ángeles y pocas bajas por parte de Lenaya. Mónica y Uriel
─ Supongo que la cabeza la debes sentir como si pesara como una enorme piedra ─. Dijo la mujer dándose unos toques en su cabeza para enfatizar su punto, ésta tenía algo oscuro tapando sus ojos, ¿cristales oscuros?, ¿en un lugar sombrío y sin sol?, solo con unas extrañas barras luminosas alumbrando a su alrededor. ─ Supongo que debo esperar, aun las ideas están nubladas en tu cabeza, es difícil organizarlas, créeme, sé lo que se siente, me ha pasado miles y miles de veces ─ ¿Quién eres? ─. La mujer enarca las cejas en asombro. ─ Eso es nuevo, por lo menos preguntas quien soy, y no me llamas por un nombre que no es ─. La mujer se cruza de piernas apoyándose de una mano sobre el asiento y la otra reposando sobre su rodilla. ─ Has pasado por algo muy complicado, será mejor que descanses, volveré después que puedas hablar bien y organices tus ideas, o lo que puedas organizar ─. La mujer dio unas palmadas sobre sus rodillas y se levantó. Solo caminó un par de pasos hacia la reja
Unas horas antes de la ejecución del plan: Lenaya se encontraba en su habitación sentada en su gran sillón, delante de ella, un carrito lleno de dulces, en silencio, al otro lado del carrito, Steffany con Adara y Elaine, y obviamente Cerbero en su forma de cachorro acostado en las piernas de Steffany, parecía dormitar moviendo ligeramente la cola, Caroline y Darlen se encontraban detrás de Lenaya como dos guardianas leales. ─ Me llena de orgullo saber que fuiste una gran elección por parte de Adara para ser una Eterna ─ gra, gra, gra, gra… gracias, su… su majestad ─ Por favor, llámame Lenaya, estamos en confianza ─ Cla, cla, claro su… su majestad ─. Lenaya ríe levemente. Steffany no podía creerlo, ¡estaba delante de la mismísima reina!, su mente estaba en blanco, de todas las cosas que había ensayado para decirle desaparecieron en un parpadeo en el instante que había escuchado que había sido llamada por la Reina Lenaya. ─ ¿Es tu perrito? ─. Pregunta Lenaya con una sonri
─ Bien, Darlen, por favor, no te vayas a molestar por lo que voy hacer ─ ¿Por qué tendría que molestarme? ─. Lenaya saca su daga y le apuñala por un costado, Darlen gruñe apretando los dientes, Lenaya se disculpa nuevamente. ─ Es solo algo superficial, no te preocupes ─. Darlen no dijo nada, solo tragó saliva y con postura solemne asintió y salió del salón. Todo en aquella prisión era un caos, cuerpos por todas partes, encontraron poca resistencia, solo unos pocos hombres armados los acompañaban, Mónica se detiene en uno de los corredores. ─ No me moveré ─. Dijo mirando a José como una posible amenaza, un potencial enemigo. ─ Debemos seguir, nos están esperando ─ ¿Quiénes? ─ Mi gente, más bendecidos, mis padres ─. Mónica guardó silencio un minuto. ─ Debemos seguir, no tenemos tiempo ─ ¿Quién era ese ángel que entró? ─ Uno que vino como refuerzo ─ ¿Quién es?, y ¿Por quién fue enviado? ─. Preguntó Mónica entre dientes, José recordó las palabras de Lenaya. ─ Mientras ella esté bajo c
Entraron a la habitación, Rosa y Youlin suspiraron de alivio tirándose en la cómoda cama, Rosa no perdió el tiempo y se enfiló al baño, Youlin llamó para solicitar servicio al cuarto. ─ Aprovechen en descansar lo más que puedan, pronto saldremos ─. Comunicó el Nefilim mirando por la ventana, Youlin quería alentarle, pero no se atrevía acercarse, no cuando recordó lo que le había pasado a Rosa cuando quiso calmarlo. ─ No te preocupes en decir o hacer algo, estoy bien ─. Youlin tragó saliva, tragando con ello todas las palabras que quería decirle, así que se desvió al armario a buscar una toalla, no sabía que extrañaba al loco irresponsable, arrogante Nefilim que le hacía la vida cuadros, ésta faceta del Nefilim no le gustaba, si éste era el Nefilim, el Darién cuando se centraba en su trabajo… ella sabía que Darién no estaba bien, por dentro lo carcomía el odio y el dolor de haber perdido a Renata, se sentó en la cama a esperar a que Rosa saliera. ─ Esperen aquí, voy a dar una vuelt
La corte de Lenaya se encontraba reunida en el salón del trono, Steffany delante de ella en medio de Adara y Elaine. Grace, su madre, entre la multitud en espera de una noticia que no se esperaba, los murmullos entre los presentes eran como ecos en un coro desordenado, Lenaya levanta su mano y se hizo el silencio. ─ Gracias a todos por venir, este es un momento de gloria, doy gracias a la participación de una miembro nueva en la orden de las Eternas, destacó entre todas ellas aun sin ser una Eterna oficial, solo una novicia de primer nivel, con arduo coraje protegió su hogar, defendió a su familia y se ha ganado un lugar no solo en este reino, sino un lugar bien merecido entre las Eternas, Adara, un paso al frente ─. La joven dio un paso al frente, Lenaya hace un gesto con su mano a Melisandre para que haga entrega, Adara recibe la ofrenda, se da media vuelta y se para delante de Steffany, se notaba lo nerviosa que estaba, su sonrisa la delataba mientras que Adara se mantenía ser
Youlin y Rosa aún seguían paradas delante del espejo como dos estúpidas, una voz le susurra al oído de Rosa, ésta escanea el oscuro corredor. ─ ¿Hola? ─. Llamó Rosa dubitativamente, Youlin advierte en no moverse recordándole lo que le había dicho Darién. ─ No me iré lejos ─ Rosa, no creo…─ Solo será un momento ─. Youlin llamó otra vez con los dientes apretados, abriendo los ojos como platos, pero Rosa hizo caso omiso, buscó entre los oscuros rincones, entre los espejos, un reflejo, que no era el de ella, caminó a su lado, cruzó por una esquina y encontró a una pareja besándose apasionadamente, corrección, eran dos chicos besándose, Rosa sintió un vuelco en su estómago. ─ Que asco ─. Pensó, se regresó sobre sus pasos. Un reflejo en uno de los espejos le llamó la atención, Rosa se acerca con cautela, una mujer de cabello blanco se acercaba a ella de la misma forma en que Rosa se movía, lo extraño es que la imagen miró a un lado luego al otro, se alisa el vestido y el cabello y