Cap. 12.3

─ ¿Por qué? ─ Durante tantos siglos nunca le he temido a nada ni a nadie, he luchado contra seres que ningún ser viviente tendría un suspiro de esperanza en sobrevivir, pero hoy… (sorbo de jugo), hoy tengo miedo ─. Darién posó los ojos en el suelo, ─ ¿De qué, cielo? ─. Renata se paró al frente y lo instó a levantar la mirada, a verla a los ojos, lo que encontró en su rostro, en su mirada, fue miedo, tristeza, inseguridad. ─ De perderte ─. Lo dijo con tanta franqueza que Renata sintió hasta sus huesos vibrar de emoción, dolor, fue como un duro golpe directo a su pecho, ella nunca lo dejaría, ni en un millón de años, ella se quedaría con él hasta el final.

Sin decir nada rodeó el cuello del Nefilim con sus brazos y lo besó, tan tiernamente hasta doler en el alma, Darién le correspondió de la misma manera, Youlin y Rosa se mantuvieron al margen, solo comieron y conversaron sobre cosas triviales, de las cosas que harán una vez que regresen al reino de Lenaya, las terapias en el
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