Aquel día. Nunca conseguiría recordarlo, pero la marcó para siempre.
Brianda, una hermosa joven rubia, de ojos azules, con una estatura media y apenas 24 años.
Esa misma joven que no sabía quién era, de dónde venía ni que había pasado en su vida. Solo vagos recuerdos había en su mente.
Un accidente lo cambió todo. Lo último que ella recuerda es haber despertado en un hospital junto a Shara, una señora mayor, de unos cincuenta y cinco años, que decía ser su niñera.
¿Sus padres? Habían fallecido esa misma noche, en aquel accidente, dejándola completamente sola. Con un hermano mayor que ella que residía en América Latina.
Y una empresa, en ruina.
Todo, absolutamente todo era un caos en aquel duro momento, en el cual solo contaba con su niñera y varias chicas que decían ser sus amigas. Pero la triste realidad era que ella no recordaba absolutamente nada...
Con el paso del tiempo consiguió levantar a la empresa que había heredado de sus padres y de la cual su hermano, Juan Antonio, con el que tenía una hermosa relación, había decidido dejar en sus manos porque él ya tenía importantes compromisos con su propia empresa.
Todo parecía haberse arreglado, pero no era cierto. Ella seguía sin recordar nada. Su mente era como un folio en blanco, no conseguía recordar nada de su adolescencia o infancia.
Había acudido a miles de especialistas, pero de nada había servido. Decidió dejar de hacerlo al ver que no obtenía éxito alguno.
Una mañana como por cosa del caprichoso destino todo cambió para ella.
Lo que se suponía que iba a ser un día más en su rutina diaria, se convertiría en lo más importante que ella no hubiera imaginado jamás...
Brianda se despertó como cada mañana, antes de que sonara la alarma. Para ella era como una manía, le gustaba hacerlo.Se lavó la cara y se puso mis pantalones de correr negros y una camiseta rosa. Se calzó sus zapatillas negras y después se colocó una sudadera negra. Lo sabía, era demasiado evidente que le gustaba el color negro.Se recogió su alocado cabello largo, rizado y rubio en una alta coleta que hacía ver aún más larga su melena.Como complemento colocó sus audífonos mientras salía de su habitación y bajaba las escaleras. Llegando a la puerta tomó sus llaves y se dispuso a escuchar «Reik» mientras empezaba su rutina de running como cada mañana.Mientras iba corriendo, por un segundo cerró sus ojos mientras cantaba al compás de la canción «Noviembre Sin Ti» y se dejaba envolver por el sonido de esa canción.Pero como a veces es la mujer más patosa que pisó La Tierra y suele ocurrirle, no supo en qué pr
Aún muy sorprendida, tomó asiento y, el apuesto joven, el cual se había presentado como "Oliver Anderson", resulta que era su nuevo socio.La reunión se desarrolla con normalidad. Oliver es muy inteligente, sabe perfectamente como meterse en el bolsillo a los socios y hasta la propia Brianda queda asombrada ante él.Tras dos horas finaliza la reunión y, muy caballerosamente, Oliver se despidió de ella y se marchó.Después de un largo día lleno de sorpresas, al fin llegaron las nueve de la noche.Brianda se estiró en el asiento de cuero negro y luego cerró su ordenador, ya mañana terminaría de revisar las estadísticas ya que se sentía demasiado cansada.Salió de su despacho, con el maletín marrón que usaba diariamente en sus manos y caminó hasta el ascensor, pulsó la tecla roja y esperó hasta que se hubieron abierto las puertas ante ella. Acto seguido entró en el y pulsó la tecla que llevaba al garaj
Esa mañana, llegando a la empresa, Brianda se encontró la sorpresa de que Oliver estaba allí, esperándola.Sin saber muy bien la razón que lo había traído a visitarla de nuevo, Brianda caminaba pisando firme hasta su despacho, dónde él yacía esperándola según le había dicho Inés.Al empujar la puerta y entrar, se lo encontró de frente. Ambos se miraron a los ojos.Con sus miradas puestas el uno en el otro, y sin saber muy bien como enfrentarlo, decidió presentarse formalmente.-Nuevamente me disculpo por el incidente de ayer por la mañana, mi nombre es Brianda Paredes. Para serle sincera, pensé que en la reunión que tuvo lugar ayer, me encontraría con mi socio nuevo, el señor Anderson, al cual conozco de haber coincidido en reuniones sociales y es bastante más mayor que usted, de ahí mi sorpresa al verlo a usted y no al señor que recuerdo.Brianda puso su mirada en su sillón de cuero, lo arrastró su
Brianda despertó con los ojos hinchados. Tuvo que usar demasiado maquillaje para disimular la hinchazón en el trabajo.Llevaba ya tres horas en la oficina pero no lograba concentrarse en el trabajo a pesar de intentarlo con todas sus fuerzas.Suspiró pesadamente, se sentía molesta y engañada... ¿Por qué Valeria le habría ocultado que Milagros era adoptada? No conseguía comprender y no conseguía deja r de pensar en ello.Sonaron unos golpecitos en la puerta y acto seguido se abrió. Era Inés, su secretaria.-Señorita, el señor Anderson está al teléfono, ¿Quiere que le pase la llamada?-Si, por favor y después ve a la planta sexta y pide los presupuestos que faltan por revisar.Inés asintió y unos instantes después le pasó la llamada.-Buenos días Brianda, la llamo para invitarla a una reunión que será en mi empresa dentro de unos dí
La noche anterior, Oliver las llevó a casa.Brianda pudo descansar mejor, Shara parecía feliz por algún motivo que Brianda no alcanzaba a entender y que ligeramente le causaba dudas.Los días pasaron sin muchas novedades.El día anterior a Nochebuena tenía la reunión de Oliver. Brianda había comprado un lindo vestido, rojo, que se adaptaba perfectamente a su cuerpo y realzaba sus encantos.Cómo peinado optó por un sencillo recogido y se maquilló para la ocasión.Oliver le había indicado el lugar donde sería y ella decidió ir por su cuenta a pesar de que él quería recogerla, pero ella optó por ir con su propio coche tranquilamente.Una vez llegó al lugar, un joven se dedicaba a aparcar los coches y Oliver, en la puerta, parecía estarla esperando.Observó que estaban muchos de sus socios y otros muchos que podrían ser un objetivo para su empresa si hacía bien su trabajo.<
Esa noche Brianda tuvo un sueño. Algo así como un "Deja vu".>>>Sueño<<<Estaban sentados en una playa. No tenían más de 13 años, Oliver estaba ya demasiado moreno dado que el Sol le bronceaba rápidamente. No como a Brianda, que por el contrario la quemaba.Sonreían, sus manos entrelazadas demostraban que eran mucho más que amigos. Ella era feliz.En un momento de descuido, Oliver la tomó en brazos y echó a correr con ella hacía el agua del mar.Dio algunas vueltas mientras ella flotaba entre sus brazos, se besaron y él pegó su frente a la de ella. Justo cuando iba a volver a besarlo una ola los hizo caer y ambos rieron en la orilla nuevamente.-Te amo Brianda, júrame que esto es para siempre —dijo Oliver con voz dulce y amorosa.-Por siempre y para siempre... Lo juro —contestó Brianda entrelazando sus meñiques.>>>F
Los siguientes días Valeria trató de comunicarse con Brianda, pero ella, decepcionada, la evitó en todo momento.Aquella mañana decidió no hacer deporte. No tenía ganas ni ánimo.Bajó a desayunar y Shara estaba con una leve sonrisa terminando el desayuno.-Buenos días, Shara —dijo Brianda al tiempo que se sentaba en la mesa.-Buenos días niña, ¿Qué tal ha dormido? —respondió dulcemente Shara.-Todo lo bien posible... Shara ¿Tú sabías que Milagros no es hija de Valeria, cierto?-Yo no puedo decir nada niña, perdone, pero no debo meterme en las cosas de los patrones y sus amistades, no se moleste conmigo por eso.Tras esta respuesta evadiente, Shara salió de la cocina y se dirigió a terminar el aseo de la casa. Pero Brianda dudaba aún más, no conseguía entender que le ocultasen las cosas de esta forma.En la oficina todo fue muy bien, como de co
Aquella noche no pudo pegar ojo. Su vida era una enorme mentira y cada día lo tenía más claro.Se dio cuenta de que ya no podía confiar ni siquiera en su fiel Shara y eso le dañaba muchísimo.El semáforo cambió de color y se puso en marcha nuevamente hacia la empresa, llevaba toda la mañana buscando un nuevo lugar en el que vivir sola, alejada de todo aquello que no era real en su vida. Tras tres horas encontró un buen apartamento con una enorme cristalera que daba vistas a la ciudad, quizá por eso le había gustado tanto y le compró.Después de unos minutos había llegado a los aparcamientos de los coches de la empresa y, tras aparcar el suyo y bajar, caminó hacia la entrada mientras borraba todos los mensajes recibidos tanto de sus amigas como de sus sirvientes. Chocó entonces contra la espalda de alguien y cuando levantó la mirada se sorprendió al saber que era Oliver.Ambos se miraron fijamente durante unos segundos qu