Capítulo 31

Brianda despertó a las cinco de la mañana por el ruido incesante de la vibración del teléfono móvil sobre su mesilla de noche. En un primer momento ella creyó que era su teléfono, pero después vio que no podía estar más equivocada.

Era el teléfono de Oliver y la llamada no podía ser más desafortunada: Raquel.

Había hecho otras dieciocho llamadas, pero, dado que tanto Oliver como Brianda habían quedado exaustos por su noche de pasión, él no lo había escuchado vibrar en la mesilla antes ni ella tampoco.

Un tanto molesta, Brianda despertó a Oliver con un pellizco en la mejilla. Éste, que no entendía nada, la miró con incredulidad.

"¿Qué ha pasado para que esté así?" se preguntaba a sí mismo mentalmente, tratando de entender. No le dio tiempo a preguntar, ya que nuevamente entró otra llamada y Brianda le tiró el teléfono encima.

Oliver arrugó el entrecejo, pues él no tenía ni idea de por qué le estaba llamando a esa hora aquella loca mujer.

-Brianda te juro que no entiendo qué hace llam
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