Capitulo 36

Nate.

Su declaración fue como un golpe con una pesada bola de concreto. Podía entender que estaba preocupada, podía entender que estaba desesperada, pero lo que no podía entender era que ella juzgara algo que ella misma había tramado.

La rabia corrió por mis venas tan fuerte y rápido como mi sangre. Me alejé un par de pasos intentando calmar la verborrea que luchaba por salir de mi interior, respiré profundamente, intentando ponerme en sus zapatos porque estaba preocupado, desde que quedamos encerrados en ese maldito clóset lo único que podía pensar era si ella estaba bien, si tenía frío o hambre, si estaba asustada. Si Ryan realmente la estaba cuidando. Estaba preocupado ¡Sí! Pero sabía que uno de los dos tenía que mantener la calma.

—Nate…

—Cállate, ya t&uacu

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