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Capitulo 5: Otro lugar desconocido

Cuando Cristel despierta mira un techo hermoso con una lámpara grande colgada la cual  logra captar su atención, ahí se entera que está bajo techo en un lugar que se llena de curiosidad por conocer, al sentarse, se entera de que está en una inmensa habitación y que está en camisón, ella está llena de sorpresa porque nunca había estado en un lugar tan inmenso que no fuera el burdel.

Al bajarse de la cama explora el lugar, todo era grande y hermoso, habian puertas que no lograba abrirlas, sin embargo, las que abria hacia que abriera hasta la boca de lo sorprendida que estuvo, y mientras andaba rodeando el lugar buscaba a Braulio pero no lo vio, cuando logra encontrar la cocina ve en la puerta que da hacia un hermoso jardin con una piscina inmensa en medio, la cual tenia un caminito en ceramica para no pisar la grama, el sol estaba cálido, se sentia rico, y se acosto por los alrededores de la piscina para sentir la rica caricia del sol en su piel.

¡Buenos días señorita Montero!

Cristel al escuchar la voz se voltea y mira que hay un hombre alto con un traje gris oscuro totalmente formal, avanzado de años, pero fuerte, de apariencia de 60. Tenía un sobre en la mano y se lo entregó diciendo:

El señor Silva se fue de viaje por unos días, me dejó encargado que le entregue a usted este sobre y que le sirva en todo lo que necesite. Mi nombre es Jaime Guzman, solo estoy yo en esta gran casa para servirle señora, tenga este teléfono, llameme a este número para lo que necesite, el señor silva me encomendó que la cuide muy bien.

Cristel, sin mediar palabras, toma el sobre y el teléfono que Jaime le habia entregado, era un escrito  a puño y letra del mismo Braulio, decía:

Estaré de viaje en unos días, disfruta, explora, hay dinero úsalo como desees, esta casa es completamente tuya, te dejo a Jaime, es un hombre humilde y te puede ayudar en lo que necesites.

Volveré en unos días. 

            Att:  Bruno Silva.

Después de cerrar la carta, dio las gracias a Jaime y se quedó en la orilla de la piscina con pies en el agua, planificando todo lo que quería hacer durante todo ese tiempo, decidió explorar la casa, la casa tenia dos pisos, en el primero la sala, comedor, cocina, habitacion de servicio, pasillo de entrada, y puerta del sótano.

Abrió cada puerta del primer piso menos la del sótano, la cual le dio mucha curiosidad, vió un cuadro con el dibujo de un hermoso atardecer y abajo vio un escrito que decía: con amor para ti, Marcela.

“¿Qué es esto?” Se preguntó Cristel al colocar en su sitio el cuadro, repitió su nombre varias veces y un nudo se le puso de inmediato en la garganta, cuando recordó el nombre Marcelita. Una interrogante más fuerte llegó a ella,  sobre Marcelita,  ¿Bruno y Marcelita tendrán un pasado?

Decide subir las escaleras para explorar las habitaciones, hay muchas puertas para abrir, abre la más cercana y ve muchos juguetes de forma muy ordenada, es la habitación de un niño las paredes eran de color azul claro y blanco, una cama con forma de carro de juguete de color azul también, en un mini escritorio habian fotos de un niño sonriente en unos columpios. Cristel sonríe preguntándose quién será aquel niño de la foto. Escucha sonidos extraños en la pared, sonaba lentos pasos, se asusta, sale de inmediato y cierra la habitación. Va a la siguiente puerta era una habitación llena de cuadros, con muchos paisajes hermosos, sin querer al cerrar la puerta sonó de fuerte manera, la cual hizo un poco de eco en toda la habitación.

¡Shhh! Cris, no hagas mucho ruido, nos van a descubrir, Jajajaja.

Cristel se asustó tanto al oir esas palabras, era la voz de un niño, la risa de un niño, pero ella no lo vió, solo lo escuchó, salió y cerró la puerta la cual sonó mas fuerte que la primera. Despues de calmarse decidió dejar de abrir más puertas por ese día. Anocheció y jaime la llamó por el celular diciendole:

Señorita Montero, la cena está servida pase al comedor a cenar, si desea le puedo llevar la cena a su habitación…

Descuida, pasaré a cenar, Gracias Jaime.

Cuando Cristel baja a cenar, ve la cena en la mesa, ella cuenta las sillas en el comedor, era pequeño, de 4 sillas, ella empieza a cuestionar a jaime mientras acomoda algunos detalles en la mesa.

¿Solo estamos en la casa usted yo y el niño?

Disculpe señorita Montero, Aquí no hay niños.

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