Mia RedfordÁtico RedfordMichael durmió plácidamente a mi lado, habíamos tenido sexo dos veces antes de quedar completamente dormido contra la almohada, lo estaba observando dormir, tenía sus labios entreabiertos, su rostro pareció más joven, relajado y sin ese ceño arrugado que solía tener despierto. Escuché a lo lejos una notificación en un celular y no era el mío, luego un segundo y luego un tercero. Me removí de su agarre -tenía su pierna enrollada con la mía y su brazo debajo de mi cuello como almohada- para mi sorpresa no se movió, bajé de la cama y caminé desnuda en la casi total oscuridad, ya que las luces de los edificios vecinos y la luna, iluminaba por lo más bajo, podía ver las siluetas de las cosas grandes, pero las demás, tendría que encender la luz. Me sobresalté al escuchar un cuarto sonido de notificación. — ¿De dónde viene?—susurré, entonces la pantalla se iluminó débilmente en el bolsillo del pantalón que dejó colgado del respaldo de la silla del tocador, lo levan
Mia RedfordÁtico RedfordEn el desayuno, Akira me había entregado la paleta de colores, no había tomado una decisión aún, estaba entre el verde y un gris claro, "Azul, descartado" dije de inmediato, no quería nada azul, recordar el mensaje me puso de malas y Akira lo había notado.— ¿Está bien, señora?—preguntó de repente al verme que aún no terminaba mi desayuno pero tenía la mirada en la segunda paleta de colores. Levanté mi mirada hacia a ella que estaba del otro lado de la isla de mármol. —Sí, sí, solo que me acordé de algo y me molestó. —confesé, "Pregunta a Akira acerca de Nora, Mia" pero si lo hacía, podría ella decirle a Redford, no tenía la lealtad que ella le tenía a él, así que mejor me lo callé. —Pero no es nada, se me pasará...—pero sabía que no sería así, ella asintió y luego me sonrió. — ¿Solo fruta y yogurt desayunará?—preguntó inquieta y yo afirmé. —Le encantaría un desayuno como el del señor....—comenzó a decir.—Realmente no desayunaba, pero lo estoy haciendo des
Michael RedfordCasino RedfordUno de mis hombres estaba sentado en su escritorio revisando si podía localizar el número de donde me había enviado mensaje Nora. Cuando me había dado cuenta de los mensajes estaba saliendo del ático, Alek se había puesto en contacto de inmediato con la gente que estaban buscándola. Necesitaba salir de este problema cuanto antes. —La señora Redford salió del ático, señor. —Alek anunció a mi espalda, tenía mis brazos cruzados contra mi pecho, me giré lentamente de perfil hacia a él.— ¿Qué?—pregunté, Alek se tensó. — ¿Sola?—él negó.—La están custodiando lo más discreto posible. —contestó Alek, solté un suspiro. No podía evitar no cuidarla desde la última vez que Erick la encontró en aquella cafetería, algo raro, y más ahora que Nora estaba desaparecida. —Bien, quiero todo movimiento que haga me lo hagas saber. —le pedí, él asintió. —Espera. —me volví a Alek. —Quiero que me investigues a esta nueva amiga de Mia, es una tal Eloise, no sé su apellido, bus
Mia RedfordÁtico Redford— ¿Estás lista? —preguntó Michael entrando a la cocina, dejó un beso en mi frente y luego pasó de largo hasta el frigorífico, Akira estaba del otro lado de la isla terminando de picar fruta.—Mejor iré el sábado, me encontraré con Eloise para enseñarme a cabalgar, —dije mirando hacia a él, cerró la puerta y me di cuenta que tenía en su mano una botella de agua embotellada, me miró curioso.— ¿Con tu nueva amiga? ¿Qué pasó con que tu esposo te llevara? —sonreí a su tono de voz que había usado.—Si me hubieras prestado atención ayer…—miré hacia a Akira, no quería que notara que mis mejillas estaban sonrojadas por lo que estaba pensando, luego a él. —Ahora no estuvieras haciendo esa cara de decepción. —sonreí más. —Además, dijiste que tenías trabajo en el casino. Lo que menos quiero es quitarte tiempo.—No me quitas tiempo, Mia. —replicó molesto. —Pero me hubiera gustado ser yo quien te enseñara cabalgar.—Vaya, ahora si estás interesado en enseñarme, interesant
Erick SalvatoreCasa de descanso los SalvatoreMiré caminar de un lado a otro a mi hermana Caroline, estaba pensativa desde que había llegado. No hablaba, solo tecleaba en su celular a una gran velocidad, hasta que se había dado cuenta de mi presencia y se detuvo.—Erick, no te escuché llegar, ¿Hace mucho que estás ahí?—asentí lentamente cruzando el umbral de la sala principal de la casa de nuestros padres, una que solíamos usar cuando veníamos a la ciudad de New York. — ¿Y? ¿Qué pasó?—Nada, se nos adelantó Redford. Mia estaba saliendo y luego pasé a saludarla, pero momentos después, llegó Redford de forma protectora. — ¡Ay!—maldijo mi hermana entre dientes. — ¿Cuándo te informarán lo otro? Ya el otro fin de semana se casan de nuevo pero ahora la ciudad, ellos y sus tradiciones, —soltó un bufido—quiero que mi plan funcione. —y luego soltó una risa burlona—Será ridiculizada entre millones de espectadores. —Estos Redford les gusta hacer las cosas en grande. —gruñí irritado entre dien
Michael RedfordCasa clubMia mostró pánico cuando el caballo llegó frente a nosotros, ella tenía claramente miedo. La tomé de la cintura por detrás y me acerqué a su oído para susurrar.—Te voy a proteger. Confía en mí.—Creo que mejor me siento en aquel lugar y te veo montar.— ¿Confías en mí? —pregunté en un susurro cerca de su oreja.—En ti sí, pero en mí y en ese caballo no lo creo.—Te subiré, das una vuelta, tiraré yo de él, despacio. Si no te gusta, te bajas y nos vamos. Hizo una pausa pensativa, luego negó.—No, no, tengo que intentarlo. —replicó.—Esa es mi mujer. —le dije luego dejé un beso detrás de su oreja, en ese punto que le gustaba. El hombre que había acercado el caballo nos dejó a solas. —Primera regla: Siempre que sea posible, acércate al caballo en sentido diagonal desde el frente. La regla más importante para acercarse a un caballo es asegurarte de que sepa que te vas a acercar. Esto es mucho más fácil si te acercas al caballo desde el frente y un poco hacia el c
Mia RedfordMichael abrió mi puerta y nos dirigimos a otro auto, noté que este era blindado pero no recuerdo haberlo visto, subí al asiento del copiloto, iba a abrocharme el cinturón pero lo hizo él, noté en silencio la tensión en su rostro, no me miraba, estaba perdido en sus propios pensamientos. ¿Qué era lo que estaba pasando? "Cálmate, no preguntes hasta que ya estemos a solas" Cerró la puerta de mi lado y lo seguí con la mirada, estaba hablando con Alek, quien otro estaba tenso, molesto, sus facciones estaban cargadas de ira, pero se estaba conteniendo, Michael lo escuchaba atento, le mostró algo en el celular y luego cuando lo guardó de regreso Alek, se llevó las manos a su rostro, luego miró en mi dirección, no mostró nada, solo frialdad. "Esto no está nada bien." Me llevé una mano a mi estómago cuando sentí el nudo atravesarme el centro de este. Luego de unos minutos, Michael se acercó a su lado del auto y entró, miré cuando Alek daba instrucciones a su equipo de seguridad -Qu
Michael RedfordMia salió de su escondite y me miró a los ojos. Había dicho lo que nunca en mi vida creí que diría a una mujer, y más a la mujer me provocaba muchos sentimientos. Y no esperaba que me respondiera, solo deseaba poderlo decir en voz alta lo que estaba sintiendo. Mis manos comenzaron a acariciar su trasero desnudo, tenía un pecho afuera de la copa del sostén y quería volver a poseerla pero en una cama y tomarme cada minuto de nuestro tiempo para escucharla venirse. ―Michael...―susurró pero no dejé que dijera algo más.―No. No digas nada. Es mi "Te amo"―las luces a lo lejos nos iluminaron por un momento, ―Vamos, hay que arreglarnos para irnos o una patrulla vendrá. ―estiré mi mano y le entregué mi pañuelo para limpiarnos, cuando terminé, nos arreglamos nuestras ropas, ella estaba callada, pensativa y no podía esperar para poder hablar tranquilos a donde estábamos dirigiéndonos. Retomé el camino hasta el sector este de Long Island, había adquirido una casa en Los Hamptons