Erick SalvatoreCasa de descanso los SalvatoreMiré caminar de un lado a otro a mi hermana Caroline, estaba pensativa desde que había llegado. No hablaba, solo tecleaba en su celular a una gran velocidad, hasta que se había dado cuenta de mi presencia y se detuvo.—Erick, no te escuché llegar, ¿Hace mucho que estás ahí?—asentí lentamente cruzando el umbral de la sala principal de la casa de nuestros padres, una que solíamos usar cuando veníamos a la ciudad de New York. — ¿Y? ¿Qué pasó?—Nada, se nos adelantó Redford. Mia estaba saliendo y luego pasé a saludarla, pero momentos después, llegó Redford de forma protectora. — ¡Ay!—maldijo mi hermana entre dientes. — ¿Cuándo te informarán lo otro? Ya el otro fin de semana se casan de nuevo pero ahora la ciudad, ellos y sus tradiciones, —soltó un bufido—quiero que mi plan funcione. —y luego soltó una risa burlona—Será ridiculizada entre millones de espectadores. —Estos Redford les gusta hacer las cosas en grande. —gruñí irritado entre dien
Michael RedfordCasa clubMia mostró pánico cuando el caballo llegó frente a nosotros, ella tenía claramente miedo. La tomé de la cintura por detrás y me acerqué a su oído para susurrar.—Te voy a proteger. Confía en mí.—Creo que mejor me siento en aquel lugar y te veo montar.— ¿Confías en mí? —pregunté en un susurro cerca de su oreja.—En ti sí, pero en mí y en ese caballo no lo creo.—Te subiré, das una vuelta, tiraré yo de él, despacio. Si no te gusta, te bajas y nos vamos. Hizo una pausa pensativa, luego negó.—No, no, tengo que intentarlo. —replicó.—Esa es mi mujer. —le dije luego dejé un beso detrás de su oreja, en ese punto que le gustaba. El hombre que había acercado el caballo nos dejó a solas. —Primera regla: Siempre que sea posible, acércate al caballo en sentido diagonal desde el frente. La regla más importante para acercarse a un caballo es asegurarte de que sepa que te vas a acercar. Esto es mucho más fácil si te acercas al caballo desde el frente y un poco hacia el c
Mia RedfordMichael abrió mi puerta y nos dirigimos a otro auto, noté que este era blindado pero no recuerdo haberlo visto, subí al asiento del copiloto, iba a abrocharme el cinturón pero lo hizo él, noté en silencio la tensión en su rostro, no me miraba, estaba perdido en sus propios pensamientos. ¿Qué era lo que estaba pasando? "Cálmate, no preguntes hasta que ya estemos a solas" Cerró la puerta de mi lado y lo seguí con la mirada, estaba hablando con Alek, quien otro estaba tenso, molesto, sus facciones estaban cargadas de ira, pero se estaba conteniendo, Michael lo escuchaba atento, le mostró algo en el celular y luego cuando lo guardó de regreso Alek, se llevó las manos a su rostro, luego miró en mi dirección, no mostró nada, solo frialdad. "Esto no está nada bien." Me llevé una mano a mi estómago cuando sentí el nudo atravesarme el centro de este. Luego de unos minutos, Michael se acercó a su lado del auto y entró, miré cuando Alek daba instrucciones a su equipo de seguridad -Qu
Michael RedfordMia salió de su escondite y me miró a los ojos. Había dicho lo que nunca en mi vida creí que diría a una mujer, y más a la mujer me provocaba muchos sentimientos. Y no esperaba que me respondiera, solo deseaba poderlo decir en voz alta lo que estaba sintiendo. Mis manos comenzaron a acariciar su trasero desnudo, tenía un pecho afuera de la copa del sostén y quería volver a poseerla pero en una cama y tomarme cada minuto de nuestro tiempo para escucharla venirse. ―Michael...―susurró pero no dejé que dijera algo más.―No. No digas nada. Es mi "Te amo"―las luces a lo lejos nos iluminaron por un momento, ―Vamos, hay que arreglarnos para irnos o una patrulla vendrá. ―estiré mi mano y le entregué mi pañuelo para limpiarnos, cuando terminé, nos arreglamos nuestras ropas, ella estaba callada, pensativa y no podía esperar para poder hablar tranquilos a donde estábamos dirigiéndonos. Retomé el camino hasta el sector este de Long Island, había adquirido una casa en Los Hamptons
Mia RedfordCasa Redford Los HamptonsEl arranque que había tenido Michael me dejó sorprendida, la lámpara estaba hecha añicos en el suelo, la mesa se había quebrado, levanté la mirada hacia a él. — ¿Este eres tú? ¿Un hombre explosivo que tiene arranques cuando algo no le gusta?—el pecho de Michael subió y bajó inestablemente debido a su agitada respiración, cerró los ojos y negó.—No es por algo que no me gusta, por primera vez, —abrió sus ojos—Es por miedo a que me dejes. —sus palabras fueron un balde de agua fría que me cubrió de pies a cabeza. —He dicho que tu pasado es tuyo, pero al parecer sigue siendo tu presente. —Ella es mi pasado. —Remarcó con dureza—Ella no ocupa un lugar en mi vida desde antes de conocerte. —dijo Michael.— ¿Entonces esos mensajes que significan? Ponte en mi lugar, por favor. Solo dame respuestas, es lo único que pido, si no, no podré seguir a tu lado, no puedo estar en medio de algo que al parecer no has terminado. —mi labio inferior tembló de nuevo, l
Michael RedfordCasa de Los HamptonsDespués de aquella noche en que confesé mi lado oscuro de mi pasado, la unión que tenía con Mia, era impresionante. Me sentía tan tranquilo, ella me daba esa paz. Y aunque no quería depender de su presencia para estar de esa manera día a día, había entendido que tenía que empezar terapias. El solo pensar en ellas, me inquietaba. Apenas podía ser un poco más abierto con Mia, no me podía imaginar con el terapeuta. Era viernes por la noche y ambos estábamos recostados en los camastros frente a la alberca y a lo lejos, la playa. Escuchábamos las olas estrellarse, la brisa nos envolvía y la tranquilidad nos llenó como hace mucho a mí no me pasaba. —Tenemos que prepararnos. —dijo Mia soñolienta cubierta con una frazada. —No tarda en llegar toda tu familia, —murmuró con los ojos cerrados, sé qué estaba cansada, habíamos nadado, fuimos a caminar por el área, luego hemos trotado por la playa durante las mañanas desde que estábamos en la casa, nos habíamos
Mia RedfordCasa de Los Hamptons — ¡Me encanta la vista! —dijo Daryl, el padre de Michael, tenía la vista desde la tercera planta y mirando la vista nocturna de las casas a lo lejos. —No puedo esperar cuando llegue mañana, —me miró, había subido con él y con Chelsea, la madre de Michael.— ¿Y cómo te ha sentado el matrimonio, hija? —preguntó ella y entrelazó su brazo con el mío para guiarnos a la segunda planta, estaba dándoles un recorrido mientras Michael estaba hablando con sus hermanos de temas de negocios, las cuñadas estaban poniendo orden en las habitaciones donde dormirían todos. La casa tenía bastantes habitaciones y podríamos acomodar a cada uno con sus propios hijos.—Bien, ahí estamos ambos viviendo las mieles del matrimonio. —le respondí con una gran sonrisa.— ¿Y se ha portado bien, Redford? ¿No ha liado con nada? —preguntó Daryl arqueando una ceja. —Está todo bien. —contesté.— ¿Entonces la lámpara y la mesa auxiliar que está en el contenedor de basura no ha sido él
Mia Redford Hotel Four Seasons, New York Michael me había despertado esta mañana con el periódico digital donde mostraba una foto de nosotros dos y el anuncio de nuestra boda, después de eso, sexo mañanero y sexo en la ducha, fue algo raro ya que suprimí cualquier ruido para evitar que nos escucharan tan temprano teniendo acción. Y aunque él decía que estaba la habitación insonorizada, no quería arriesgarme a que nos escucharan. A la hora, todos estábamos partiendo de regreso a la ciudad para empezar a prepararnos para la boda que empezaba por la tarde, al caer el atardecer para ser exactos. —El maquillista llega en diez minutos, hija. —dijo Chelsea asomándose por la puerta de la habitación. Habíamos llegado hace una hora al hotel Four Seasons, Michael había alquilado todo el último piso para su familia y para nosotros para tener mayor privacidad, estaba custodiado todo el piso así como el control del elevador para subir o bajar. “Nora lo tenía bastante inquieto” había pensado cu