Michael RedfordCasino RedfordUno de mis hombres estaba sentado en su escritorio revisando si podía localizar el número de donde me había enviado mensaje Nora. Cuando me había dado cuenta de los mensajes estaba saliendo del ático, Alek se había puesto en contacto de inmediato con la gente que estaban buscándola. Necesitaba salir de este problema cuanto antes. —La señora Redford salió del ático, señor. —Alek anunció a mi espalda, tenía mis brazos cruzados contra mi pecho, me giré lentamente de perfil hacia a él.— ¿Qué?—pregunté, Alek se tensó. — ¿Sola?—él negó.—La están custodiando lo más discreto posible. —contestó Alek, solté un suspiro. No podía evitar no cuidarla desde la última vez que Erick la encontró en aquella cafetería, algo raro, y más ahora que Nora estaba desaparecida. —Bien, quiero todo movimiento que haga me lo hagas saber. —le pedí, él asintió. —Espera. —me volví a Alek. —Quiero que me investigues a esta nueva amiga de Mia, es una tal Eloise, no sé su apellido, bus
Mia RedfordÁtico Redford— ¿Estás lista? —preguntó Michael entrando a la cocina, dejó un beso en mi frente y luego pasó de largo hasta el frigorífico, Akira estaba del otro lado de la isla terminando de picar fruta.—Mejor iré el sábado, me encontraré con Eloise para enseñarme a cabalgar, —dije mirando hacia a él, cerró la puerta y me di cuenta que tenía en su mano una botella de agua embotellada, me miró curioso.— ¿Con tu nueva amiga? ¿Qué pasó con que tu esposo te llevara? —sonreí a su tono de voz que había usado.—Si me hubieras prestado atención ayer…—miré hacia a Akira, no quería que notara que mis mejillas estaban sonrojadas por lo que estaba pensando, luego a él. —Ahora no estuvieras haciendo esa cara de decepción. —sonreí más. —Además, dijiste que tenías trabajo en el casino. Lo que menos quiero es quitarte tiempo.—No me quitas tiempo, Mia. —replicó molesto. —Pero me hubiera gustado ser yo quien te enseñara cabalgar.—Vaya, ahora si estás interesado en enseñarme, interesant
Erick SalvatoreCasa de descanso los SalvatoreMiré caminar de un lado a otro a mi hermana Caroline, estaba pensativa desde que había llegado. No hablaba, solo tecleaba en su celular a una gran velocidad, hasta que se había dado cuenta de mi presencia y se detuvo.—Erick, no te escuché llegar, ¿Hace mucho que estás ahí?—asentí lentamente cruzando el umbral de la sala principal de la casa de nuestros padres, una que solíamos usar cuando veníamos a la ciudad de New York. — ¿Y? ¿Qué pasó?—Nada, se nos adelantó Redford. Mia estaba saliendo y luego pasé a saludarla, pero momentos después, llegó Redford de forma protectora. — ¡Ay!—maldijo mi hermana entre dientes. — ¿Cuándo te informarán lo otro? Ya el otro fin de semana se casan de nuevo pero ahora la ciudad, ellos y sus tradiciones, —soltó un bufido—quiero que mi plan funcione. —y luego soltó una risa burlona—Será ridiculizada entre millones de espectadores. —Estos Redford les gusta hacer las cosas en grande. —gruñí irritado entre dien
Michael RedfordCasa clubMia mostró pánico cuando el caballo llegó frente a nosotros, ella tenía claramente miedo. La tomé de la cintura por detrás y me acerqué a su oído para susurrar.—Te voy a proteger. Confía en mí.—Creo que mejor me siento en aquel lugar y te veo montar.— ¿Confías en mí? —pregunté en un susurro cerca de su oreja.—En ti sí, pero en mí y en ese caballo no lo creo.—Te subiré, das una vuelta, tiraré yo de él, despacio. Si no te gusta, te bajas y nos vamos. Hizo una pausa pensativa, luego negó.—No, no, tengo que intentarlo. —replicó.—Esa es mi mujer. —le dije luego dejé un beso detrás de su oreja, en ese punto que le gustaba. El hombre que había acercado el caballo nos dejó a solas. —Primera regla: Siempre que sea posible, acércate al caballo en sentido diagonal desde el frente. La regla más importante para acercarse a un caballo es asegurarte de que sepa que te vas a acercar. Esto es mucho más fácil si te acercas al caballo desde el frente y un poco hacia el c
Mia RedfordMichael abrió mi puerta y nos dirigimos a otro auto, noté que este era blindado pero no recuerdo haberlo visto, subí al asiento del copiloto, iba a abrocharme el cinturón pero lo hizo él, noté en silencio la tensión en su rostro, no me miraba, estaba perdido en sus propios pensamientos. ¿Qué era lo que estaba pasando? "Cálmate, no preguntes hasta que ya estemos a solas" Cerró la puerta de mi lado y lo seguí con la mirada, estaba hablando con Alek, quien otro estaba tenso, molesto, sus facciones estaban cargadas de ira, pero se estaba conteniendo, Michael lo escuchaba atento, le mostró algo en el celular y luego cuando lo guardó de regreso Alek, se llevó las manos a su rostro, luego miró en mi dirección, no mostró nada, solo frialdad. "Esto no está nada bien." Me llevé una mano a mi estómago cuando sentí el nudo atravesarme el centro de este. Luego de unos minutos, Michael se acercó a su lado del auto y entró, miré cuando Alek daba instrucciones a su equipo de seguridad -Qu
Michael RedfordMia salió de su escondite y me miró a los ojos. Había dicho lo que nunca en mi vida creí que diría a una mujer, y más a la mujer me provocaba muchos sentimientos. Y no esperaba que me respondiera, solo deseaba poderlo decir en voz alta lo que estaba sintiendo. Mis manos comenzaron a acariciar su trasero desnudo, tenía un pecho afuera de la copa del sostén y quería volver a poseerla pero en una cama y tomarme cada minuto de nuestro tiempo para escucharla venirse. ―Michael...―susurró pero no dejé que dijera algo más.―No. No digas nada. Es mi "Te amo"―las luces a lo lejos nos iluminaron por un momento, ―Vamos, hay que arreglarnos para irnos o una patrulla vendrá. ―estiré mi mano y le entregué mi pañuelo para limpiarnos, cuando terminé, nos arreglamos nuestras ropas, ella estaba callada, pensativa y no podía esperar para poder hablar tranquilos a donde estábamos dirigiéndonos. Retomé el camino hasta el sector este de Long Island, había adquirido una casa en Los Hamptons
Mia RedfordCasa Redford Los HamptonsEl arranque que había tenido Michael me dejó sorprendida, la lámpara estaba hecha añicos en el suelo, la mesa se había quebrado, levanté la mirada hacia a él. — ¿Este eres tú? ¿Un hombre explosivo que tiene arranques cuando algo no le gusta?—el pecho de Michael subió y bajó inestablemente debido a su agitada respiración, cerró los ojos y negó.—No es por algo que no me gusta, por primera vez, —abrió sus ojos—Es por miedo a que me dejes. —sus palabras fueron un balde de agua fría que me cubrió de pies a cabeza. —He dicho que tu pasado es tuyo, pero al parecer sigue siendo tu presente. —Ella es mi pasado. —Remarcó con dureza—Ella no ocupa un lugar en mi vida desde antes de conocerte. —dijo Michael.— ¿Entonces esos mensajes que significan? Ponte en mi lugar, por favor. Solo dame respuestas, es lo único que pido, si no, no podré seguir a tu lado, no puedo estar en medio de algo que al parecer no has terminado. —mi labio inferior tembló de nuevo, l
Michael RedfordCasa de Los HamptonsDespués de aquella noche en que confesé mi lado oscuro de mi pasado, la unión que tenía con Mia, era impresionante. Me sentía tan tranquilo, ella me daba esa paz. Y aunque no quería depender de su presencia para estar de esa manera día a día, había entendido que tenía que empezar terapias. El solo pensar en ellas, me inquietaba. Apenas podía ser un poco más abierto con Mia, no me podía imaginar con el terapeuta. Era viernes por la noche y ambos estábamos recostados en los camastros frente a la alberca y a lo lejos, la playa. Escuchábamos las olas estrellarse, la brisa nos envolvía y la tranquilidad nos llenó como hace mucho a mí no me pasaba. —Tenemos que prepararnos. —dijo Mia soñolienta cubierta con una frazada. —No tarda en llegar toda tu familia, —murmuró con los ojos cerrados, sé qué estaba cansada, habíamos nadado, fuimos a caminar por el área, luego hemos trotado por la playa durante las mañanas desde que estábamos en la casa, nos habíamos