Queridos lectores: A partir de mañana espero darles más largos los capítulos de esta historia y de el magnate, así como la de el deseo del millonario, estoy adaptándome a mi nueva situación y he tenido un poco de cansancio mental, pero, ya está fluyendo más mi inspiración, grcias por el apoyo que me brindan día a día, y por cierto, serán capítulos diarios de hoy a fin de mes para finalizar esta hermosa historia. Su amiga en la distancia MC
Mia RedfordEscuchar las palabras cargadas de ira, me provocaron de nuevo ese fuerte escalofrío de pies a cabeza, estaba viendo delante de mí a ese hombre del pasado del que tanto había intentado ocultar de mí, pero entendí por un momento la rabia que causaba cuando alguien más intentaba lastimar a la persona que más amas. Intenté abrir más mi mente y entender el resto de él. Sé que me llevaría bastante tiempo, pero estaba dispuesta a hacerlo, por qué lo amaba. —Entiendo un poco lo que quieres decir. —él pasó saliva y luego se alejó de mí, dejandome ahí de pie. — ¿A dónde vas? Aun estamos hablando. —Creo que es hora de irnos de este lugar. —arrugué mi ceño.—Cuando pasa algo así, ¿No te dicen que no tienes que dejar el país?—claramente se tensó, segiró hacia a mí y luego tomó una bocanada de aire. —Ya mostré las pruebas que necesitaban para descartarme. No es necesario que estemos más tiempo. —se volvió hacia las escaleras y comenzó a subir. —Michael. —lo llamé y él se detuvo dos
Mia RedfordNew York, Estados Unidos.El olor a nuevo era impresionante una vez que pisamos aquel ático nuevo, me abracé a mí misma cuando una oleada de nostalgia me invadió. Es como si todo fuese sido un sueño, el destrozo e invasión que hizo una ex de Michael, el intento lunático de otra ex por el cual yo tenía una cicatriz recién cerrada en mi espalda. Y luego, la nueva actitud de Michael desde que decidió que saliéramos de Italia cuando entregó pruebas para descartar toda culpa acerca de la muerte de Caroline. Pero de ser necesario, tendría que viajar de regreso. Entonces pensé en todas esas conexiones entre los hombres de dinero y negocios. —Te mostraré la habitación. —dijo de repente tomándome por sorpresa, solo asentí lentamente. No había vuelto una conversación entre él y yo como la teníamos anterior a ese día después de que habló con la policía en el despacho de la casa en Italia, y claro, no iba a rogar por nada, esperaría que él estuviese listo para que se acercara a mí, p
Michael RedfordNuevo ático los Redford, New York.Escuchar las palabras casi de advertencia de parte de Mia, me hicieron sentir una calidez en mi pecho que se había expandido rápidamente. Temía por su seguridad, la amenaza de Dimitri me había dejado helado y para lastimarme, estaba seguro que lo haría contra Mia. Tenía que protegerla pero estando cerca de ella mi mente no quería pensar, solo quería abrazarla, besarla, perdernos el uno en el otro. Tenía que poner distancia de por medio para pensar cómo voy a actuar, tenía que tener un paso adelante de Dimitri a partir de ya. —Quisiera saber qué es lo que está pasando tu mente en este momento. —murmuró por lo bajo sin retirarme la mirada de encima. —Tengo que irme en este preciso momento, el auto espera abajo. —me solté sutilmente de su agarre y me incliné para dejar un beso contra su frente y luego me gire hacia la salida.—Esto es una broma, ¿Verdad?—preguntó furiosa, me había detenido con la mano en el picaporte de la puerta de la
Mia RedfordNuevo ático de los Redford, New York. Un par de horas después de que se fuese Michael, me entretuve arreglando nuestros espacios nuevos de los armarios. El espacio era inmenso, luminoso, y faltaría más cosas para rellenar los espacios vacíos. Una sonrisa apareció en mis labios. —¿Qué es lo que está pensando, señora?—Akira preguntó cruzandose de brazos contra su pecho.—Creo que por primera vez iré de compras. —ella sonrió. —Realmente me hace falta unas cosas y así puedo salir un momento de casa, ¿Qué opinas?—a sonrisa que había pasado por sus labios, se esfumó y yo arqueé una ceja.—Si saldrá, tendré que hacerlo yo con usted, no puedo dejarla sola, ordenes del señor Redford. —Akira, no puedo estar encerrada. Quien me lastimó...—detuve mis palabras. —Ya no está. —ella presionó sus labios. —Hable con su esposo, señora. No quiero que se meta en problemas. —Lo haré, lo prometo. —diez minutos después, estaba esperando en la línea a que Michael contestara, realmente lo de l
Mia Redford El chofer que me asignó Michael era nuevo, su porte era serio e intimidante como para atreverme a sacar una conversación simple. Le había pedido que me llevara a Central Park y que me esperara en el auto, pero sólo me lanzó una mirada de “Si como no” así que lo único que dijo fue “Seré invisible “ Y lo dijo con tanta seguridad al decirlo que imaginé escondiéndose detrás de los grandes árboles, bueno, intentando esconderse, era alto, un poco más que Alek, sin duda por su acento y corpulencia similar a Alek, era ruso. Tenía una mirada fría y seria. Momentos después que empecé a caminar, le iba a preguntar dónde nos veríamos una vez que caminara un rato pero él había desaparecido, miré a todos lados y él simplemente no estaba.—Eso ha sido…—dije sin terminar la oración entre dientes rindiéndome en su búsqueda. Así que caminé por un largo rato hasta que el celular sonó en mi bolsillo del pantalón. Cuando lo saqué miré la pantalla y era Michael. Una sonrisa tonta apareció en m
Mia Redford Ático nuevo de los Redford Llegué al ático algo más tranquila gracias a ese paseo, había ido a unas tiendas de ropa y me había comprado algo más del estilo de antes, cuando aún no me conocía Michael. Aunque no era ropa de marca de diseñadores famosos ya que no me podía dar ese lujo, encontré un conjunto de jeans azules que me quedaban untados a mi cuerpo, lo extraño, era dos tallas ahora más que la que toda mi vida había usado, ¿Y cómo no con toda la deliciosa comida que había comido desde que estaba con Michael? Comida que antes nunca había comido. Y que nunca hubiera imaginado comer. —Vaya—dije al ver mi trasero resaltado en el reflejo del espejo de cuerpo completo, ¡Me encantaban! Michael los iba a adorar. Eso me recordaba decirle de mi cena con Eloise. Tenía que remarcarle que era mi única amiga para que se le ablande el mal humor. Me mordí el labio mirándome en el espejo, había estrenado ropa interior transparente de encaje, desde ahí de pie, vi en el reflejo mis pe
Michael RedfordCasino RedfordRecibí el mensaje del chófer de Mia de que ya había subido al departamento. Lo que me había sorprendido era que fuese un ático en una zona al otro lado de la ciudad de dónde vivíamos.—Vaya, —solté un suspiro al terminar de murmurar, cuando levanté la mirada, el grupo de hombres en traje elegante esperaban a que le diera una respuesta. —Bien, cerramos el trato ahora. —firmé finalmente para poder ir a casa.El helicóptero llegó a la pista y Alek me extendió la mano para que le diera el maletín, se lo entregué y caminamos hasta la camioneta.—No hemos encontrado nada fuera de lugar, ya he revisado en varias ocasiones quien es Eloise.—Bien, entonces…—él se detuvo a lado de la puerta abierta de la camioneta, y lo miré. —…necesito conocerla en persona, entonces así…estaré tranquilo. —subí a la camioneta y al cerrarse la puerta, dejé caer la cabeza sobre el respaldo del sillón, hoy había sido uno de esos días que se hacía largo, pesado y solo quería estar en
Mia Redford Ático Eloise Por un momento pensé que me estaba divirtiendo con Eloise, era la primera vez desde que tengo uso de razón, que tengo una amiga. Ella me había contado acerca de sus aventuras en la universidad, el hombre con el que se había casado, pero luego se había divorciado, la hija que tenían en común y toda una historia que parecía realmente sacada de una serie de televisión. Tomamos casi toda la botella de vino entre las dos, habíamos cenado salmón, vegetales y puré de papa. Realmente se me hizo similar a lo que solía comer con Michael. —Y dime, Mia. ¿Cuál es tu secreto más oscuro?—dijo antes de llevarse la copa de vino a sus labios, yo acababa de terminar de dar un sorbo a la mía. Luego solté un largo suspiro, estaba bastante relajada, incluso, pensé que al llegar, quedaría rendida en la cama y despertaría hasta el otro día, si no es que dentro de dos. Mi cuerpo comenzó apenas a sentir esa factura desde el accidente que no había podido descansar como solía hacerlo,