No iba a una convención desde los quince años. Si bien seguía viendo anime, leyendo manga y jugando videojuegos, mi mala experiencia en un concurso de cosplayers me había alejado de los encuentros con los de mí misma especie. Mientras me bañaba recordaba ese momento: Me había cosplayado de Asuka Langley y había tardado meses, tanto en hacer el traje de piloto del EVA como en hacer dieta para que me quedara bien ceñido al cuerpo; había teñido mi cabello de pelirrojo y usado lentes de contacto azules, ningún detalle estaba librado al azar. Al comienzo de la convención todo iba bien, pero llegó el momento del concurso de cosplay y un grupo de imbéciles, porque otra cosa no era, empezaron a gritar cosas horribles a los concursantes, entre ellos a mí, y si bien habían echado al grupo de chicos, el trauma nos golpeó fuerte y después de eso ninguno de los concursantes quiso salir a mostrar su trabajo.Salí de la ducha envuelta en una toalla, sequé mi cabello y lo desenredé con cuidado y empe
Kentin y yo llegamos al bar donde nos esperaban nuestros amigos, era la última noche como solteros de Leon y Rose y ya teníamos todo planificado para pasarlo a la grande y quede en la historia: Primero íbamos a tomar unos tragos para desinhibir un poco al tímido hermano mayor de Louis y luego hombres y mujeres nos separaríamos por género biológico para tomar rumbos diferentes. En una mesa enorme vi que todos nuestros amigos ya estaban reunidos: Nicholas estaba con Melany, Chester con Allison, Louis, Aren, Ayaka, Lila, Mei, Chessire, Keyla y ¿Dross?, Leon, Rose e Ida.—¡Llegó la parejita más adorada de Sweet Armonis! —se burló Chester. No pude evitarlo y le saqué la lengua, provocando que Chester me saque la suya y poder apreciar el piercing que ahora le adornaba la lengua.—¿Cómo están chicos? —preguntó Kentin.—Hola, Annie. Tanto tiempo —dijo Dross con una sonrisa.—La verdad que sí. No nos hemos vuelto a ver desde hace siglos.—Es normal. Siempre estabas con la cabeza en las nubes,
Kentin estaba subido en su Jeep esperando a que todos suban, pero antes Chester, Louis, Aren y Nicholas desvistieron a Leon y lo llenaron de huevos, pintura y harina.—¿¡Qué-Qué demonios hacen!? —preguntó Leon mientras lo ensuciaban.—¡Hay que diferenciarte de los solteros! —le dijo Chester, Kentin abrió el baúl del auto y encendió las balizas.—¡Vamos, que no tenemos toda la noche! —gritó Kentin, subieron a Leon al baúl y Aren le colgó un cartel en el cuello: Era una figura de dos muñequitos de torta nupcial y un letrero que decía "Game Over".Los muchachos se subieron al Jeep y Kentin arrancó.—¿A dónde vamos primero? —quiso saber Ayaka, encendió la radio y le subió el volumen.—Vamos a dar una vuelta por el pueblo y luego iremos mi casa —dijo Kentin, avanzaron con lentitud mientras daban bocinazos y bañaban a Leon en champagne; al principio el novio estaba algo callado pero luego se relajó y empezó a reírse.Cuando sonó en la radio "The Bad Touch" de Bloodhound Gang los muchachos e
Salí corriendo de mi casa con rumbo a la parada del bus, ya llegaba tarde a mi encuentro con Louis en el centro comercial. A raíz de la despedida de soltera de Rose, había llegado a casa con el alba, con una tanga roja colgando del cuello y los tacones pendiendo de la punta de los dedos. Ni siquiera me tomé la molestia de desmaquillarme, y me fui derecho a la cama. Mamá había intentado despertarme para almorzar, pero según ella, la mandé a volar y le dije que me deje dormir. Ahora pasaban de las cinco, tenía hambre y Louis me estaba esperando para acompañarlo a comprar su traje para la boda de su hermano.La tela de mi vestido celeste ondeaba al viento y mi cabello me golpeaba la espalda mientras corría por alcanzar el próximo bus; finalmente lo alcancé, pagué el boleto y me subí, ¡menuda maratón me había corrido! Mientras recuperaba el aliento, me senté en uno de los asientos cercanos a la puerta, me coloqué los cascos y encendí mi reproductor.El día estaba precioso, pero ya el vera
Mientras salía de la casa tomé mi celular y mandé un mensaje de grupo en WhatsApp a las chicas. Rose me había llamado mi teléfono, llorando a mares, y comunicándome una noticia que me dejó helada.«Reunión urgente en la heladería del parque central, la boda de Rose se va a cancelar, quien abrió la boca?, las veo allí en 30 minutos.»Envié el mensaje, luego busqué en mi libreta de contactos y llamé a Nicholas, al tercer timbrazo el me respondió.—¡Hola, mi chiquita linda! —dijo una voz distinta a la de Nicholas, era Kentin.—¿Kentin? ¿Qué haces con el celular de Nicholas? —pregunté.—Estamos todavía en mi casa, Nicholas se está bañando —dijo mi novio del otro lado— No sabes la resaca que tengo… Un momento, ¿para qué lo necesitabas a Nicholas?—Quiero que me pase el número de Allison, no lo tengo porque hace poco que se compraron un móvil nuevo —expliqué mientras caminaba con prisa para llegar al parque.—¿Estás segura de que es para eso? —preguntó. No pude evitar blanquear los ojos—. ¿
Kentin me acorraló entre la mesada de la cocina y él, con la mano izquierda apagó la hornalla y la pava dejó de silbar.—Ken-Kentin, están... mis padres —susurré, pero eso a él no le importaba en lo absoluto, le encantaba torturarme, hacerme que lo desee… que lo busque.—Si haces demasiado ruido posiblemente nos escuchen —me susurró al oído, acto seguido le pasó la lengua a mi oreja, haciendo que me derritiera en sus manos; se sabía de memoria todos mis puntos débiles, lo que tenía que decir y cómo lo tenía que decir, y en ese momento yo estaba perdiendo el control de mi cuerpo.Una de sus rodillas separó mis piernas y con agilidad me subió a la mesada; la tela de mi vestido azul se subió por mis muslos, dejando una peligrosa entrada en mi fortaleza corporal. Kentin seguía atacando mi cuello y mis orejas, mordiendo y tirando mientras yo intentaba ahogar mis gemidos.Se escuchaban los pasos de mis padres en el piso superior, pero nada que indique que se propusieran a bajar, de todas fo
—Creo que... Que me gusta Lila —confesó Ayaka, rojo de la vergüenza y mirándome con sus enormes ojos.La información tardó mil años en llegar a mi cerebro, ser procesada y luego enviar la respuesta a mi sistema nervioso, mientras Ayaka seguía mirándome, esperando mi respuesta.Cuando por fin mi cara reaccionó, yo abrí mucho los ojos mientras mi cuello hacía que mi barbilla baje de forma paralela a mi pecho, mi rostro era un «¿Me estás jodiendo?» fuerte y claro.—¿Qué?— pregunté, imposible de creerlo.—Annie, por Dios, no pongas esa cara —suplicó mientras su rubor se intensificaba.—¡Es la misma que puse cuando dijiste que eras gay y ahora me dices que eres hetero! —le dije con el ceño fruncido, Ayaka abrió mucho los ojos y levantó las manos entre él y yo con las palmas dirigidas hacia mí, negando con la cabeza y alegado inocencia.—¡No, no, no, no soy hetero! —me corrigió, yo entorné los ojos, ¿qué carajos le pasaba a este muchacho?—. Sólo me siento atraído por Lila, pero... pero aún
Caminaba lento y a los saltos en aquel mundo deformado, miles de vías abandonadas surcaban el cielo, atravesando los edificios que salían en punta desde distintas partes, no había estrellas pero sí había caritas felices que daban vueltas sobre sí mismas, hipnóticas e idiotas.Mi cabello suelto jugaba con mis orejas y no había nadie que lo detenga, ¡me estaba volviendo loca! ¿Qué demonios pasa? ¿Dónde dejé mi muñeca? Entonces vi al Señor Freud que caminaba releyendo sus apuntes y fumando un puro, seguramente eran los apuntes de algún paciente perverso y loco, como yo.—Señor Freud, mi cabello juega con mis orejas y no sé dónde dejé mi muñeca —le dije, el Señor Freud levantó la vista de sus apuntes y me miró a través de sus lentes.—El hecho de que te preocupes por qué tu pelo juega con tus orejas y dónde dejaste tu muñeca ya revela tu fuerte sentimiento de inseguridad sexual latente —dijo y se retiró mientras daba otra pitada a su puro. Seguí dando saltos mientras miraba a mi alrededor