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Capítulo 2 Traicionada

Marcos Iturbe, esperaba impaciente a su novia. Hacía varios días que no la veía y esa noche tenía ganas de hacerlo, siempre pasaba un buen momento cuando estaba con ella, ¡Era tan dulce y apacible! él podría hablar por horas y ella lo oía con atención y paciencia, jamás le reclamaba nada ni le hacía escenas de ningún tipo.

En su opinión ella sería una gran esposa el día que se casaran, pero era una relación demasiado tranquila, demasiado lineal. Y él era un hombre al que le gustaba la aventura, vivir al límite...algo más pasional.

Pero no dejaría a Aitana y tenía varias razones: La presión por parte de su familia, el poder y la riqueza de los De Santi y que en cierto punto la joven le gustaba mucho, era muy hermosa y muy atractiva. Además su forma de ser le traía quietud y paz. Estaba seguro que  la joven jamás lo engañaría, ya que ella prácticamente besaba el suelo por donde él pisaba.

Cuando la joven subió al auto, el la besó apasionadamente. Aitana era muy tímida e inmediatamente se puso roja cuando él le susurró al oído :

_ Esta noche, te quedarás a dormir conmigo. Muero por hacerte el amor _ dijo con voz seductora.

Aitana sonrió y miró hacia abajo. El se echó a reir.

_ Hace casi dos años que estamos juntos y aún te avergüenzas cuando te digo algo _ dijo divertido _ ¡Eres tan niña!

Ella lo miró sonrojada. Amaba a ese hombre, pero a veces su personalidad la exasperaba, hacía comentarios que a ella le molestaban o la herían. El día que perdió su virginidad con él, lo hizo solo para complacerlo, ella no se sentía lista para hacerlo, pero él le insistió tanto, haciéndole todo tipos de comentarios que Aitana, por temor a perderlo, accedió a hacerlo.

Era tan joven e inocente, que no alcanzaba a ver que él era un real patán. Estaba totalmente enceguecida por el gran amor que le tenía.

_ Es que no me acostumbro a tus arrebatos Marcos, a veces me da la sensación que eres una bestia salvaje _ le dijo ella sonriendo _ Lo siento sino cumplo tus expectativas.

El apretó apretó los labios. Debía cuidarse con lo que decía porque si de alguna manera, Aitana decidía poner punto final a la relación, él perdería automáticamente los beneficios que tenía por ser el futuro yerno de Lautaro.

Imposible encontrar un cretino más grande que este hombre.

_ Reservé un lugar en el Regis, sé que te encanta la comida de allí _ le dijo volviendo a su tono dulcemente encantador _ estoy decidido a compensarte mi ausencia de estos días.

Ella sonrió y asintió.

_ Sé que estás trabajando mucho, no hay necesidad que compenses nada _ le dijo acariciandole la mejilla _ es tu futuro el que estás forjando, por eso lo entiendo y te apoyo. Sabes muy bien que no soy una chica demandante.

El lo sabía. Cualquiera pensaría que Aitana siendo tan consentida por sus padres, sería una joven caprichosa y arrogante, pero ella distaba mucho de ser así. Era todo lo contrario : siempre amable, dulce, atenta, empática y bondadosa.

Mientras cenaban y conversaban animadamente, una sensual mujer de unos treinta y tres años se les acercó.

_ ¡Bueno, miren a quien me vengo a encontrar aquí! a los dos tortolitos _ dijo como burlándose .

_ ¡Tía Verónica! _ la saludó de manera entusiasta la joven _ ¡Que gran casualidad encontrarte aquí hoy!

Marcos la miró un instante y bajó su mirada.

_ Sí, una gran casualidad _ musitó él.

_ ¿Quieres cenar con nosotros tía? _ le dijo Aitana sonriendo feliz.

_ No linda, ya lo he hecho. Espero que esta noche, te duermas temprano ya que no sé si recuerdas... que mañana a primera hora te necesito en la oficina. ¿Lo recuerdas, no? _ le dijo mirandóla inquisitiva.

La joven no lo recordaba, pero si su tía lo decía, seguramente era así.

_ Descuida tía ... mañana a primera hora estaré allí. Terminamos de cenar y me voy a casa, lo prometo _ le respondió la chica tratando de ser complaciente.

La mujer le echó una mirada furtiva al joven y luego miró a su sobrina.

_ Así me gusta, siempre siendo una buena niña _ le dijo posando levemente sus labios en la frente de la chica _ Nos vemos mañana, esperáme con el café.

Se retiró sin saludar a Marcos, ignorandolo totalmente.

_ Lo siento, no sé porque mi tía no te acepta _ dijo apenada _ ella parece un poco extraña, pero yo la quiero mucho, siempre a sido buena conmigo a pesar de que no lo parezca.

Marcos frunció el ceño.

_ ¿Extraña? Esa mujer es un demonio _ protestó él muy molesto.

_ Quizás sea porque mis abuelos nunca le pusieron atención, fue de esos hijos no deseados... ya sabés... mi madre era la menor de los hermanos y cuando Verónica nació, ella ya tenía trece años _ suspiró profundamente _ prácticamente se crió con las niñeras, es por eso que mi madre la protege tanto, porque mi abuela con mi tía apenas se toleran.

El se recostó contra el respaldo de la silla.

_ Como sea, con ese carácter, dificilmente se lleve bien con alguien _ le dijo Marcos despectivamente.

Cuando terminaron de cenar, el joven a regañadientes la llevó a su casa. Esa noche, tenía ganas de disfrutar del armonioso y voluptuoso cuerpo de su novia, según él su novia, tenía las mejores piernas que habia visto.

La noche en la que Aitana perdió la virginidad, él había ido a verla bailar. La joven hizo su presentación bailando un tango. Verla bailar de manera tan sensual, enfundada en un vestido negro ajustado a su cuerpo, mostrando sus perfectas y largas piernas, que a su vez se enredaban en las piernas de su compañero de baile, lo excitó en sobremanera y ahí mismo decidió que tenía que hacerla suya.

_ Quizás mañana venga a verte _ le dijo Marcos dandóle un beso de despedida _ me has dejado con las ganas de estar contigo. Eso me lo tendrás que recompensar.

_ Prometo que lo haré... te amo mucho_ le dijo dulcemente.

_ Y yo a tí_ le dijo él sonriendo.

Ella se despidió con un beso y entró corriendo a su casa.

Marcos partió a su apartamento bastante frustrado, no entendía como su novia le había hecho caso a su tía en vez de pasar la noche con él.

Cuando llegó y abrió la puerta sintió el aroma de cigarrillo que provenía del balcón , él fue a toda prisa y sonrió.

_ Por fin has llegado ... pensé que no vendrías más _ le dijo Verónica besándolo apasionadamente.

El la apartó un poco.

_ Eres maquiavélica _ le dijo él mientras le besaba el cuello _ ¿Cómo es que sabías que ella no vendría conmigo? 

_ Porque esa niña tonta hace todo lo que yo le digo y hoy no sería la excepción _ rió ella con sorna _ ¿Qué pasa... te molesta que ella te haya rechazado? 

El no dijo nada y la besó.

_ ¡¿Cómo puedes pensar eso Verónica?! _ dijo un tanto alarmado.

Aitana estaba siendo vilmente traicionada.

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