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Capítulo 3 Engañada

Aitana, ni siquiera había despertado. Fue su hermano Lucas quien entró sin llamar a la puerta. Abrió las cortinas, para permitir que la luz entrará y ella estuviese bien despierta para lo que tenía que decirle.

_ Despierta, tengo que hablar contigo _ le dijo Lucas enfurecido _ ¡Aitana, debes ver algo urgente!

Ella abrió sus ojos, tratando de enfocarse en su hermano que se había sentado en la cama a su lado.

_ ¿Pero qué te pasa?_ dijo pasándose las manos por los ojos y mirando la hora _ ¡Es muy temprano, aún podía dormir diez minutos más!

_ Pues no. No podrás, porque debes ver esto_ le dijo serio y enojado _ Voy a matar a ese cretino de Marcos.

Ella tomó el teléfono de su hermano y comenzó a ver una serie de fotografías en donde aparecían Marcos y su amiga Monica. Después de un rato, miró a su hermano como no comprendiendo la situación.

_ No... no puede ser él _ dijo incrédula mientras comenzaban a rodar las lágrimas por sus mejillas _ Lucas... debe ser un error... tiene que ser un error.

Lucas la abrazó, mientras ella lloraba amarga y desconsoladamente sobre su pecho. Sus padres entraron en ese momento, ver a su hija en ese estado le rompió el corazón a Lautaro.

El jamás había lastimado ni había hecho llorar a ninguno de sus dos hijos y ahora un foráneo estaba hiriendo de manera vil a quien él más amaba en el mundo. Apretó la mandíbula y fue hasta su hija, quien era consolada por Julieta y Lucas.

_ Ese maldito lamentará haber hecho lo que te hizo _ le dijo Lautaro furioso _ nadie daña a mi familia sin pagarlo.

Ella lo miró asustada.

_ No papá! No quiero que hagas nada _ dijo Aitana secándose las lágrimas _ Tiene que haber una explicación para todo esto... ¿No?

Lucas la miró exasperado.

_ ¿Pero eres tonta o qué? _ le dijo el hermano _ Ese maldito te ha estado engañando sin ningún tipo de reparo con esa amiga tuya. No quiero verlo por aquí porque le romperé la cara.

De pronto Aitana, miró a un punto fijo como si se desconectara de la realidad. Sus ojos se volvieron vacíos y oscuros, como si de un momento a otro dejara de ser ella.

_ Por favor, necesito que me dejen sola _ dijo sin mirar a ninguno _ quiero estar sola.

_ ¡Pero hija! _ replicó su madre.

_¡Que me dejen sola! _ exigió gritando.

Ninguno de los tres dijo nada y se retiraron como ella se los había pedido.

Cuando se quedó sola, comenzó a llorar de manera desconsolada apoyando su cara en la almohada, no quería que nadie la escuchara.

Su teléfono comenzó a sonar y a sonar. Era él. Sabía sin mirar, que era Marcos. Pero no lo atendería, no quería hablar ni con él ni con nadie por el momento.

Apagó el celular y se metió en la ducha con pijama y todo. Se sentó debajo del agua que golpeaba su cuerpo sin cesar para llorar en paz, le dolía tanto el pecho de la angustia que sentía, que apenas podía respirar. Recordaba una y otra vez, todo lo que vivido con ese hombre, del que había estado enamorada desde su adolescencia.

Amaba profundamente a Marcos y él sin miramientos ni piedad le estaba destrozando el corazón a la vista de todos. Su dolor era exhibido impunemente por todos lados, solo por ser la hija de Lautaro.

Permaneció allí un largo rato, hasta que decidió dejar de llorar y salir. Tranquilamente se cambió y se arregló sin emitir una sola lágrima más.

Cuando encendió el dispositivo, este explotaba de mensajes y llamadas. Ella hizo caso omiso a todos, menos a los que Marcos les había enviado.

"Por favor Aitana, atiende mis llamadas, tenemos que hablar, no es como tú crees". Decía uno de los mensajes.

_ ¿Qué se supone debería creer? _ dijo con amargura y decepción.

Decidió llamar a quien hasta hacía unas horas atrás había sido su novio. El atendió rápidamente.

_ Aitana... mi amor... escúchame _ le dijo Marcos suplicante _ déjame explicarte... por favor, necesito verte y hablar contigo.

Ella estaba como muerta por dentro, totalmente ajena a los ruegos del hombre del que había estado tan enamorada.

_ Marcos, no debes explicarme nada. Todo es muy nítido para mí, nunca me has amado, todo ese amor solo estuvo en mi mente, vi lo que quise ver _ le dijo seria y fríamente _ Pero descuida, mi padre no te hará nada. Si es ese tu miedo, sé separar muy bien las cosas.

_ ¡Aitana por favor! Eso no me importa... solo quiero verte ... por favor he sido un idiota, no quiero perderte.

Ella sonrió amargamente.

_ En eso tienes razón Marcos, eres un idiota. No me interesa volver a verte y no voy a perder mi tiempo escuchando a un idiota como tú hablar idioteces. Allá tú y tus hechos. Adiós Marcos_ le dijo sin inmutarse Aitana.

_ ¡Espera! ten cuidado en quien confías Aitana, nada es lo que parece _ le espetó Marcos.

_ Vuelves a tener razón Marcos, confíe en tí y en Monica y mira donde me ha llevado ser tan confiada y crédula _ le dijo ella fríamente y con desdén.

_ No espera ...espera_ gritó Marcos_ ¡hay algo que debes saber... Aitana... Aitana!

Pero ella no solo había cortado la llamada, sino que inmediatamente bloqueó su número.

La joven se quedó en silencio varios minutos mirando por la ventana, de repente la alegre y dulce Aitana se había vuelto taciturna y lejana.

¿De qué le servía llorar? De nada. ¿De qué le había servido amar y confiar en ese hombre? . Todo había sido una cruel mentira, cada palabra que había salido de su boca, fue sólo para embaucarla.

_ ¡Que ilusa fuiste Aitana! ¿Cómo es posible que hayas sido tan estupida de pensar que un hombre como él realmente te amaba? _ dijo apretando sus labios _ Ese maldito solo buscaba nuestro dinero y posición.

Escuchó un golpe en la puerta y una voz familiar que le estaba pidiendo entrar.

_ Aitana...

_ ¡Tía Verónica! _dijo la joven muy tranquila _ lo siento, no he podido ir a trabajar. Con todo este lío, me ha sido difícil abandonar mi casa hoy.

Verónica pensó que iba a ver a su sobrina en un mar de lágrimas, totalmente vencida. Pero se encontró con un panorama bastante diferente.

Ella era conocedora de los engaños de Marcos a su sobrina sabía muy bien que no era la única, al percibir que el joven se estaba enamorando de Aitana, urdió un plan para matar dos pájaros de un tiro: herir a Aitana y destruir a Marcos.

Quizás la jugada, no le había salido tan bien como ella le esperaba que le saliera. De todos modos, no se daría por vencida.

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