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Capítulo 5. Sabiduría de Mamá.

Isabella Di'Giotanno.

Eric condujo directo a casa. Durante todo el camino a penas hablamos. La verdad es que estaba totalmente absorta en mis pensamientos y el dolor de la caída provocada por la psicótica de Juliette.

Me tomé unos calmantes que Eric compró antes de conducir a casa, pero no me hacen mucho efecto la verdad.

Mis pensamientos están puestos en la idea de tener a mi loba, ya que me ilusionaba mucho más de lo que estaba dispuesta a admitir.

Al llegar a la casa de la manada, Eric estaciona mi escarabajo, mientras apaga el motor le pregunto, “Eric, ¿cómo es tener un lobo?”

“¿A qué te refieres?”

“Me refiero a que ¿cómo se siente tener que compartir tu cerebro y tu cuerpo con otro ser?”

Él parece pensar por un momento y luego responde, “¡Ah! ¡Eso! Bueno, la verdad es genial. Tengo a Anouk desde mucho antes de cumplir los diez años, así que es más de la mitad de mi vida con él. Tenerlo significa… Grandes dolores de cabeza, honestamente.”

Me lo dice dándome una gran sonrisa, esa que me encanta ver. “Pero hablando en serio, Isa, significa tener un mejor amigo y hermano. Uno que te aconseja y ¡también se ríe de ti cuando la cagas!”

Me río nerviosamente, mientras le respondo, “Te creo.”

Él me pregunta intrigado, “¿Por qué lo preguntas?”

“Curiosidad.”

Y luego agrega, “Isabella, te conozco de toda la vida y es la primera vez que me preguntas eso. Es más, creo que jamás te he escuchado hablar o preguntar por nuestros lobos. Ni siquiera cuando eras pequeña.”

Me muerdo mi labio inferior y muevo mis manos nerviosamente hasta que le digo, “Creo que mi loba está hablándome.”

Su cara se ilumina mientras me responde felizmente, “¿¿¿qué??? ¡Eso es genial Isa!”

Suspiro mientras respondo, ¿lo es?

Él me responde asegurando, “¡Claro que sí!” Y luego pregunta, “¿Por qué no lo sería?”

“No lo sé Eric, no sé absolutamente nada de cómo tener un lobo.” Él se ríe divertido ante mis dudas, mientras me responde, “Tranquila nena es pura intuición. Pero cuando estés conversando con ella procura no hablar en realidad con ella o de lo contrario creerán que estás loca. No, raya eso. Creerán que estás MÁS loca de lo que ya estás.”

Le blanqueo los ojos, mientras le respondo, “Oh por la diosa, ¡gracias por la recomendación!”

“Para eso están los amigos.” Me lo dice guiñándome un ojo.

Nos bajamos y entramos a la casa.

“¿Mamá? ¿Dónde estás?” Grito desde las escaleras. Intenté contactar a mamá desde el enlace mental, pero me cortaba la conexión.

“Está en la oficina del alfa,” me dice Sarah, la cocinera de la casa de la manada. Eso explica por qué cortaba la conexión.

“Gracias, Sarah”, le digo. Luego agrego, “¿Vienes conmigo, Eric?”

Él replica, “No, debes ir sola. Esta es una conversación que quieres tener con tu mamá. Pero te agradezco que me lo hayas contado a mi primero. Significa mucho para mí. Es… especial.”

Mirando sus perfectos ojos grises, su bella nariz perfilada, sus apetecibles labios y su hermoso pelo castaño rizado, puedo ver que todo lo que me dice es verdad.

Suspiro, luego me aproximo a él diciendo, “Eric, tú sabes lo importante que eres para mí, ¿verdad?”

Él responde divertido, ¿lo soy?

“¡Cállate!” Yo replico con una sonrisa.

Y así, mientras sonríe me da un beso en la frente, cosa que me pareció rara y como más de pareja que de amigo, me envió al despacho de su padre.

Subo las escaleras y toco dos veces antes de escuchar una voz profunda que dice, “adelante.” Abro y veo al alfa sentado en su silla y a mi madre sentada en frente.

“¿Sucede algo, hija?” Dice mamá.

“Buenas tardes, Alfa,” saludo nerviosa.

“Hola Isabella.” Dice el Alfa.

“Mamá, ¿crees que podamos conversar a solas un momento?”

“¿Alfa?,” pregunta mamá.

“Sí, claro, ve tranquila, Claire. No te preocupes. Después seguiremos con los preparativos de la Valoración.”

“Gracias Alfa,” responde mamá.

Luego añade, “Vamos cariño.”

Seguimos caminando por el pasillo hacia la derecha con destino a mi habitación.

“¿Qué pasa hija? ¿Por qué tanto misterio?” 

“Mamá, tengo algo súper importante que decirte.”

“Isabella, por favor, no me asustes.”

No sentamos en mi cama. Respiro profundo para calmar mi alocado corazón mientras le digo, “Mamá, escuche a mi loba.”

“¿¿Qué?? ¿Estás segura?”, pregunta sorprendida.

Yo respondo con una sonrisa nerviosa, “Pues o es mi loba o me estoy volviendo loca porque estoy escuchando otra voz en mi cabeza que no es la mía. ¡Y por la diosa! ¡Que bocota tiene!”

La cara de mamá se ilumina mientras me responde contenta, “¡Aww mi bebé! Estoy tan contenta por ti cariño. ¿Te dio alguna indicación?”

“Sí, me dijo que me prepare para la luna llena. Que ahora era muy pronto y que no podía quitar en velo.”

“Eso tiene sentido.” Mamá frunció el ceño mientras asiente.

“¿Lo tiene?”, pregunto.

Luego de pausarse por un momento, responde, “Pues sí. Ella no debe ser una loba ordinaria. Debe tener dones. Tiene mucho sentido de que espere a la luna llena para poder venir a ti, ya que es en su punto más alto que más recarga nuestras energías.”

“Pues cuando lo dices así, creo que sí lo tiene.” Replico sonriendo.

“Estoy contenta por ti, cariño.” Ahora su voz cambia a una de preocupación, “Pero debemos ser cuidadosas. Ahora estás a salvo en la manada, pero una vez que ya tengas tu loba, tendrás que presentarte en la Valoración. El panel notará que tu loba es distinta. Y ahí pueden venir problemas.”

Frunzo el ceño, preocupada, mientras respondo, “¿A qué te refieres, mamá?”

Ella respira profundamente mientras responde, “Las demás manadas sabrán el tipo de loba que eres y querrán poseerte, reclamarte como su Luna.”

“Es muy probable que tengamos un desfile de alfas, mandatarios y todo lobo sin pareja que quiera reclamarte. Isabella, la diosa de la luna, siempre nos da una elección.”

“Tú puedes escoger a tu pareja. Y créeme, cariño, que las parejas elegidas tienen un vínculo más fuerte y profundo que las destinadas.”

Abro mucho mis ojos y vuelvo a preguntar preocupada, “Pero mamá, ¿cómo podría desafiar el destino que tiene preparado para mí la diosa de la luna?”

Ella sonríe tiernamente mientras me dice, “Porque tal como nos destina parejas, nos regala la opción de escoger. El libre albedrío Isabella es el mayor regalo que la diosa de la luna les ha regalado a sus hijos. Siempre recuérdalo, cariño.”

Y así mi madre me abraza muy fuerte, me besa en la frente, me dice que me ama más que a nada, que todo saldrá bien y se marcha al despacho del Alfa, a seguir trabajando en los preparativos para la Valoración, dejándome inmersa en mis pensamientos y extremadamente preocupada por lo que se aproxima en la semana siguiente, cuando la luna llena finalmente arribe.

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