Samantha no pensaba dar marcha atrás, su plan era arruinar la vida de Mariam y del resto de su familia; estaba actuando a escondidas de sus padres y de su abuelo para salir bien librada de la situación. En su mente solo existía Isaías, después de él todos los demás eran parásitos que no se la merecían.

La información que el guardaespaldas le había proporcionado la lleno de ira, destrozo el departamento donde se encontraba y aunque trataron de calmarla lo único que consiguieron era que le diera un tiro en la frente al chico nuevo que contrataron para seguir a sus enemigos.

—Debes detenerte Samantha, no puedes ir por la calle disparando a las personas solo porque estas enojada.

—No eres nadie para decirme que hacer, no olvides tu lugar.

—Tengo claro que solo soy un simple guardaespaldas al que pagas para que haga lo que quieres, pero te garantizo que renunciare si te sigues comportando de esa forma.

—Entonces serás el siguiente en morir. Yo no soy mi padre, no tengo miedo de matar a las