Alessandra había salido corriendo porque le aterraba su padre. Sentía como sus piernas eran gelatina y si se quedaba ahí, probablemente, saldría rodando por las escaleras. Le pareció un acto impresionante e inmaduro que Dereck enfrentara a su padre, porque la última persona que intentó protegerla murió.
Las manos de Alessandra no paraban de sudar y temblar, estaba tan asustada, que se quedó sentada en su cama viendo hacia la puerta esperando lo peor. Nadie se metería y nadie la protegería, si por esa puerta entraba su padre.Ella solo rogaba que Collins no se diera cuenta de nada y le fuera con el chisme a su hermano. Por más que sea, Alessandra era una mujer orgullosa y con lengua venenosa. No quería que su hermano o Fabrizio se dieran cuenta de que era una débil mujer.La manija de la puerta se empezó a mover, logrando que a ella le dieran náuseas por el miedo. Cuando, por fin, es abierta la puerta, la silueta de su guardaespaldas apareció.Por primera vez, en tantos eternos minutos, pudo volver a respirar.—Me agrada saber que le da alegría verme —intentó bromear el castaño.Miró rápidamente la habitación de Alessandra y se sorprendió, porque solo había una cama grande, un clóset viejo y un espejo en la pared. Había aire acondicionado integrado, pero era igual que un refrigerador.—¿No te da miedo? —le preguntó, en un hilo de voz—. ¿Qué haces aquí? Debes ir a la cocina para que puedas comer. Ten mucho cuidado con lo que te dan. Trata de comer cuando mi Nonna sirva y veas que ella también está comiendo. Tu cuerpo no está acostumbrado al veneno y podría... Solo come a las mismas horas que todos, por favor.Dereck la observó detalladamente y sintió ira. Cerró la puerta y se acercó lo suficiente a ella, para poder hablarle sin que su voz se escuchara con eco.—¿Entonces usted sí? —ella lo miró y tragó grueso—. No debe preocuparse por nada sobre mí. Mi cuerpo está acostumbrado a muchas cosas. No comeré nada de lo que usted no coma, y tampoco la dejaré sola. Creo que podré dormir en el suelo de esta habitación.—¿Qué? —se levantó de la cama con rapidez.—Traeré mis cosas. Voy a recordar viejos tiempos. Me será útil una almohada, pero veo que usted tampoco tiene... Entonces podremos ir a comprar unas cuando vuelva a salir.—¿Estás loco? ¿Quieres que Andrea acabe contigo? No debes estar aquí. Tienes tu propia habitación. Alessandro no va a permitir que duermas conmigo —intentó persuadirlo.Pero en su corazón, la culpa se empezó a instalar. Si ese hombre moría por su culpa, no lo aguantaría. Primero fue Thomas, después su hijo y un tercero, acabaría con la poca estabilidad mental que le quedaba.—Hablaré con el señor Alessandro sobre dormir en el mismo lugar que usted, pero no voy a dejarla sola en esta habitación cuando me fue ordenado ser su sombra, señorita Alessandra —la miró con diversión.—¡Esto no es un juego! ¡¿Acaso no le temes a la muerte?! ¡Morir no es una opción es esta vida! —sus ojos se llenaron de lágrimas y se alejó de él.—No le temo a la muerte. Le temo a la vida y lo cruel que puede llegar a ser. No espero que me entienda, pero estoy aquí por y para usted. Si debo comer veneno, enfrentarme a su padre o meterme entre usted y una bala, lo haré. No me subestime, qué ángel no soy —suspiró, al verla alterada—. ¿Va a bajar a comer conmigo?Ella se limpió las lágrimas y lo miró con ironía.—Mi cena fue con Alessandro y Fabrizio. Hace mucho tiempo que dejaron de tener un plato de comida para mí —respondió con amargura—. Ve a comer. Te esperaré aquí y recuerda empacar tus cosas porque mañana, probablemente, estemos viajando a Alemania.Él la miró y notó lo delgada y frágil que parecía. Entendió las razones de su hermano en querer protegerla. Qué lástima que él no supiera como era tratada su hermana, porque lo más seguro es que acabaría con todas las personas que estaban en esta mansión.Problemas de la mafia... Suponía.—Entonces iré a ver qué se puede comer y traeré mis cosas para dormir aquí. No demoraré más de diez minutos —le informó, saliendo de la habitación.Ella cayó al suelo, sintiendo como todo su interior volvió a tener miedo. Sabía que esos diez minutos, se convertirán en media hora.Solo le quedaba tomar una ducha y esperar a que su padre llegara a la habitación.***Dereck bajó a la cocina y vió como todos se tensaron al verlo llegar. Fue gracioso porque si estaban puntualmente para comer. Al parecer, nadie quería ser envenenado mientras intentaban alimentarse. Una señora mayor estaba sirviendo los platos de comida y cuando se giró, lo miró con amabilidad.—¿Eres el guardaespaldas de mi niña? —él asintió a su pregunta y tomó asiento—. Gracias al cielo. Por fin alguien la tomará en cuenta y me la va a cuidar de todos.Pudo notar el alivio en la señora.—Soy Dereck Collins. Vine por órdenes del señor Alessandro.—Qué suerte la tuya... Debes ser mejor de lo que pareces. Estar aquí es una maldición —se quejó un muchacho.—Si el señor Andrea los escucha los va a matar. Deben tener cuidado con lo que dicen —les advirtió el jefe de seguridad.—¿Cómo se llaman? No tienen que darme mucha información de ustedes si se sienten vigilados. Solo estaré aquí haciendo mi trabajo y cuidando de la señorita. Cuando eso...—Eres un espía —lo confrontó el muchacho, Collins sonrió y lo miró fríamente—. ¿Le vas a contar todo al señor Alessandro? Te recomiendo que mires bien las cosas. Digamos que el hijo de mi jefe no tolera que a la señorita se le toque un cabello.—Pero eso es en la calle, Massimo —le corrigió la señora—. Yo soy la Nonna de mis niños, pero debido a las circunstancias, me han prohibido acercarme nuevamente a ella. Ale confía en mí, así que puedes estar seguro con tus comidas. Nadie más que yo es la encargada de eso. Massimo es nuevo y es un buen muchacho, solo que no sabe controlar su lengua. Aquí estamos nosotros que también somos renegados en la mansión.—No soy de mucha ayuda con la señorita Alessandra, pero a menudo puedo verificar que todo esté bien con el auto que uses. Puedes venir a mí cuando necesites ayuda... Quiero decir, puedo prestarte apoyo con cualquier cosa que no incluya a la señorita Alessandra —intervino el jefe de seguridad—. Me llamo Bruno y no necesitas conocer el resto de la gente aquí. Ninguno vale la pena.A Dereck le pareció extraña la deslealtad que había en esas tres personas. Alessandro le había comentado sobre ellos y lo fieles que eran a su familia, ya que siempre lo trataban muy bien. Él entendió que la lealtad solo era para los hermanos.Había una brecha muy grande entre ellos y Andrea. Algo interesante que le informaría a sus superiores.Toda la información que necesitaba sacar, lo haría desde esos tres empleados y Alessandra. Se ganaría su confianza y le darían fin a su intento de expansión.***Por otro lado, Alessandra estaba acostada en la cama viendo hacia el techo lleno de telarañas. Echaba de menos su casa en Alemania y por eso iría a visitarla al día siguiente. Aprovecharía los negocios que tenía que hacer en nombre de Fabrizio, para poder volver.Ella supuso que la cena con Dereck había ido bien, porque esos diez minutos se convirtieron en quince y sí, la puerta de su habitación fue abierta con total calma.Todas las puertas de la mansión sonaban... Todas, menos la de esa habitación.—¿Le dijiste algo a Alessandro? ¿Te fuiste a quejar con él? Eres una desgracia para mi familia, Alessandra. No conforme con manchar el apellido De Santis...Ella se sentó en la cama y vió a Andrea parado frente a la cama.¿Qué le diría a Collins por la mañana cuando la viera?—No he dicho nada, papá... Alessandro también me sorprendió con la llegada del guardaespaldas y...La tomó por el brazo y la jaló hasta levantarla de la cama.—¿Acaso te dije que hablaras? —sus ojos estaban inyectados de ira—. Dile a tu hermano que no quieres un guardaespaldas. Dile que se vaya de la mansión y nos deje en paz. No quiero espías en mi casa... —la soltó y acarició su rostro—. Yo hago las cosas porque te amo, hija. Quiero que entiendas tu error y lo que siento como padre al verte tan indefensa por el mundo. Ese sucio alemán te lavó el cerebro y quiso llevarte a ser una mujer cualquiera.Ella quiso llorar, pero recordó lo fuerte que fue Thomas hasta el final y se mantuvo firme en su posición.Cosa que a su padre le cabreó.—Por eso es que te mereces lo que te haga. Odio esa mirada... —y por desgracia, era la misma que la de él, ella también la odiaba.Sus golpes siempre fueron en el cuerpo para que no se notaran. Era la primera vez que la abofeteaba y eso era una advertencia para Dereck Collins. Si él veía que Alessandra estaba siendo maltratada, haría algo y tendría razones suficientes para matarlo.Ya para cuando Dereck regresó a la habitación, todo había pasado. Los golpes en el cuerpo dolían, pero ya no tanto por el efecto de los analgésicos.Solo esperaba que no se diera cuenta del golpe en la cara.—He regresado, señorita Alessandra. Todo está listo para viajar en la mañana —le informó, pero no recibió respuesta.Se acercó a la cama y la vió dormida, le pareció extraño, ya que no se demoró más de media hora. Ella no estaba cansada cuando él salió de la habitación, pero no quiso interrumpir su sueño. La dejó tranquila porque cuando se fue de ahí, ella estaba claramente alterada.Se acostó en el suelo después de conseguir una sábana y miró el techo lleno de telarañas, al poner sus brazos como almohada. Sintió algo extraño dentro de él, al ver las condiciones en las que Alessandra vivía en esa mansión.Ella era frágil ante sus ojos, muy delgada para su gusto y sí, por supuesto, que era hermosa, pero en sus ojos solo demostraba sufrimiento cuando se veía en peligro.Alessandra no estaba dormida y sollozó en silencio hasta lograrlo.Cada uno llevaba sus propias cargas. Solo que Dereck no sabía que tan pesadas eran las de ella.La mañana siguiente fue todo un poco más tranquilo. Alessandra estaba completamente adolorida y sentía como a su cuerpo, que ya estaba frío, le resultaba difícil hacer una tarea tan simple como levantarse. Le ardían los ojos de tanto sollozar en la noche y esperaba profundamente que Collins no se diera cuenta.Ella siempre había sido ignorada y esperaba que él no también lo hiciera.Se levantó con la poca fuerza que la caracterizaba. No era débil porque no supiera defenderse, pero hace mucho tiempo, ella se dejó morir. Giró su cabeza hacia el musculoso tirado en el suelo, que parecía estar profundamente dormido. Siguió su camino al baño para darse una ducha fría, por supuesto.Dereck sí había dormido al inicio, pero los sollozos de su jefa, lo habían mantenido en vela toda la noche. La vió dirigirse al baño y tensó la mandíbula al notar como caminaba. Ella iba con un brazo cubriendo su estómago, y con el otro, intentaba tocar las paredes para mantener el equilibrio.—¿Se encuentra bie
Alessandra había decidido cerrarse completamente a sentir. Para ella, todo había sido muy difícil de conseguir. Fue malinterpretada, cuando creyó que podía dar su opinión, al igual que el resto lo hacía. El mismo tema siempre era dicho, solo que esa vez, ella intentó sacarlo. Y prometió no volver a opinar sobre eso, porque había quedado como la mala de la historia. Nadie podía entender a Alessandra. Sus deseos, sus ganas, su ansiedad, nada... Las personas pensaban que ella frívola y podían jugar con ella. La italiana solo había llegado al mundo a sufrir, así siempre lo vió. Decidió aislarse y cerrarse en un mundo en donde nada le afectaba, pero así era feliz. Solo que nadie le entendía su manera de ser feliz.Después del asesinato de Thomas y la pérdida de su hijo, cerró su corazón. Tomó la decisión de quedarse sola para siempre. El dolor desgarrador que ha venido sufriendo durante años, fue lo que la llevó a tomar esa decisión. No quería seguir perdiendo a las personas que ella una
Alessandra tenía un profundo dolor en su pecho. Estar en el departamento que le trajo alegrías y con una intensidad que te destruye, tristeza. Para ella no había términos medios en cuanto al sentir. Su alma había abandonado su cuerpo hace cinco años y no paraba de doler.Ella sabía que eso de la felicidad era efímera... Por lo menos en su vida. Nunca tuvo algo duradero. Ella tampoco podía demostrar algún tipo de emoción porque sentía que en cualquier momento todo acabaría. Alessandra se reprimió tanto, tanto, que llegó a desconocerse. Todos le pedían comprensión, que entendiera las situaciones, que debía comprender a la otra persona porque sí, había sido lastimada, pero siempre tuvo una duda en su cabeza.¿Quién la comprendía a ella? A Alessandra jamás nadie la comprendió y simplemente se cansó.Amor, el único hombre que la había amado, se lo arrebataron de su lado. Ella había querido desde lo más profundo de su corazón, pero antes y después de Thomas, nadie, absolutamente nadie, la h
Conocer a nuevas personas no tenía por qué ser tan malo. Claro que Alessandra tenía miedo, a ella le encantaba hablar, salir y comer, pero las cosas en su vida diaria no eran tan sencillas. Le daba pánico que su padre se enterara de que ella tenía a alguien a su alrededor y aunque no necesariamente tenían que ser sus amigos, el simple hecho de que terminarían sin vida, la obligaba a estar siempre sola. Se miró al espejo y le gustó lo que vió. Se sentía renovada después de tomar ese baño. Al ponerse su reloj se dió cuenta de que Collins, había llegado mucho antes de la hora planeada. Salió de la habitación y lo encontró revisando su celular. Ella se acercó en silencio y cuando estuvo frente a él, quiso asustarlo, pero no lo logró.—Quería ver si dejabas de fruncir el ceño —él guardó el celular y la miró fijamente.—Tus pasos son pesados, haces mucho ruido al respirar y el aroma de tu cuerpo llega primero que tú —le enumeró lo que iba diciendo—. No me asusto con facilidad. Además, tú p
Había pasado un mes desde la última vez que Alessandra y Dereck habían hablado. La italiana tomó la decisión de no volver a dirigirle la palabra a su guardaespaldas, por la simple razón de no haberla defendido cuando su hermano y Fabrizio le pidieron que mostrara su abdomen.Para ella fue humillante y sí, él estuvo de su parte, pero no fue lo suficiente para que su hermano la dejara en paz.A Alessandra se le había prohibido el regreso a Sicilia. Así que tenía un mes viviendo en el departamento que le arruinó su salud mental. Todas las noches era desgarrador intentar dormir sin medicación. Ella se había convertido en una dependiente de las pastillas para dormir. Odiaba a Dereck con la misma intensidad con la que odiaba a su hermano. Era un buen guardaespaldas, pero no era lo suficientemente inteligente, para evitar la comida con la vecina y los dos indeseados que ahora estaban muy presentes en su vida.Alessandra se sentía ahogada y era algo ilógico, porque ella siempre deseó tener la
Todo el cuerpo de Alessandra se tensó y sintió que iba a morir. Por su mente jamás pasó que un hombre la volvería a besar. Tuvo náuseas, su respiración empezó a estar pausada y la sudoración en su cuerpo era fría. Ella estaba teniendo una crisis de ansiedad por algo tan mínimo... Pero le estaba siendo infiel al recuerdo de su único amor, y más dolor le causó que fuera en la casa en donde pasó los mejores momentos de su vida. Sus piernas no aguantaron más y se desvanecieron. Si no fuera porque Collins la tenía entre sus brazos, ella hubiese caído.Dereck se dió cuenta del error que había cometido al sentir que ella temblaba en sus brazos. La miró llena de lágrimas y la culpa se instaló en su pecho.—Alessa... —susurró, al dejar de besarla.—No lo hagas... ¡En tu vida vuelvas a besarme! ¡¿Quién demonios te crees que eres?! —le gritó, separándose de él.Ella ya no tenía fuerzas y sentía como su mundo se estaba viniendo abajo.—Estabas demasiado enojada y no encontré...—¡Me he mantenido
Dereck era un hombre inteligente y calculador, tal vez se le cruzaron los cables con Alessandra cuando la besó, pero eso no quería decir que él no pensaba en la situación a su alrededor. Debía ganarse la confianza de los mafiosos si él pretendía sacarle información. Sabía perfectamente que no podía solo con Alessandro y Fabrizio, pero con los guardaespaldas de ellos, sí.Debía dejarse golpear, en vez de recibir un balazo. Era matemática básica de primaria. Debía vivir, dejarse golpear y luego hacerse el idiota.Eso último le resultaba difícil. También debía demostrar su valía. Debía demostrar que era fuerte para defender a Alessandra... Esa castaña estaba más rota que él.La cabeza le dolía de tantos golpes que le dieron, al igual que sus costados. Por su larga trayectoria sabía que no tenía costillas rotas, pero había olvidado el sabor asqueroso de la sangre.—¿Vas a continuar enfrentándome, Collins? —Alessandro lo tomó por su cabello y lo obligó a verlo.—Por la señorita De Santis,
Alessandra se sentía el ser más triste mientras iban pasando las horas, y se acercaba su regreso a Italia. Estaba triste por lo que le había sucedido a Dereck, sabía que era su culpa, pero no tenía idea de cómo pedirle disculpas. No sabía si los golpes se los dió Alessandro o Fabrizio, pero estaba completamente segura de que eran provenientes de la mafia.—¿Cómo está Dereck hoy? —le preguntó la turca. No le caía mal o la odiaba, solo se sentía incómoda a su alrededor. Era demasiado perfecta y feliz. Le causaba intriga esa felicidad. Irradiaba paz y ternura... Todo lo contrario a ella.—Tiene muchos moretones. Él me comentó que eras doctora. ¿Por qué no estás ejerciendo tu profesión aquí? No pagan mal siendo médico —le respondió, pero cambió de tema. Ella podía ser perfecta para un trabajo en la organización junto a Cristal, si es que aceptan. Lamentaba meterlas en esto, pero ese era su trabajo. —Salimos de Turquía porque mi hermano nos mandó a traer. No ganaba mal, pero mamá no que