¡Ring!
El teléfono se desarmaba de tanto sonar, Lara salió de la ducha envolviéndose en el albornoz para tomar la llamada, pero al mirar en su pantalla no reconoció el número de teléfono.
—¿Si? ¿Diga?
—¿Eres Lara Santa Cruz? — Preguntó con prepotencia la mujer del otro lado.
—Sí, con ella habla…
Los labios teñidos de rojo sangre sonrieron malévolamente antes de continuar.
—¡Estoy en la suite presidencial del Crowne Plaza, a punto de que Rowdy me haga suya! — dijo con aire victorioso.
¡Lara quedó petrificada en el sitio! Hacía ya un tiempo largo que salía con Rowdy, y hasta ahora le había demostrado que era todo un amor.
Se sentía afortunada de que alguien como él fuera su novio. Un hombre guapo y generoso que la había apoyado con los pagos del tratamiento de Teo, su hermanito menor, ella le estaba inmensamente agradecida.
Nada de esto podía ser verdad, Lara se negaba a creerlo.
—¡Mientes! — Lara bufó sin pensarlo dos veces.
Desde el otro lado escuchó la risa chillona y malintencionada de alguien que seguramente estaba tras su novio y buscaba acabar con su relación por medio de mentiras y sucias artimañas.
—¿Eso crees? ¿Y por qué no vienes a verlo personalmente? — la retó.
La seguridad en esa voz hizo que Lara sintiera una punzada en el estómago.
«¡No! No puedo dejar que me intimide alguien que ni siquiera conozco», ella pensó.
—¿Te comió la lengua el ratón? Entonces, ¿Qué dices? ¿Vendrás a corroborar que Rowdy me hará suya de nuevo?
—¿De nuevo? — Lara dejó salir con la voz ahogada.
—Oh, es cierto, no te lo había dicho, ¡Él es el hombre más apasionado que he tenido en la cama!, pero claro, ¡Eso tú no lo sabes porque él no se ha metido todavía a la tuya!
—No te creo… — apenas dejó salir —¿Qué es lo que quieres?
—¡Aléjate de él, gata! ¡Tú no te lo mereces! ¡Solamente estás con él por el dinero que puedes sacarle!
Lara se llevó la mano al pecho con angustia. La mujer estaba bien informada de sus problemas económicos y de las ayudas de Rowdy a su causa más importante en la vida.
—¡No es cierto! ¡Yo lo amo, y él también me ama!
La mujer volvió a soltar una risotada burlona y desagradable, a Lara le pareció estar escuchando a una hiena.
—Si estás tan segura, ¡Ven, y demuéstrame que estoy mintiendo! ¡Aquí te espero!
Lara colgó la llamada y se agarró la cabeza a dos manos, sentía que las punzadas iban a partirle el cráneo en dos.
Se quedó así durante unos cinco minutos tratando de decidir correr al lugar de su trabajo en su día libre. Estaba agotada, había estado tomando turnos dobles en el Crowne Plaza durante semanas para ahorrar lo suficiente y evitar pedirle dinero a Rowdy cada vez que el hospital la llamaba por algo.
En el exclusivo Crowne Plaza, una mujer de labios rojos le sonreía a su amante al verlo cruzar por la puerta.
—¿Por qué tardaste?
—Estaba ocupado, pero sabes que soy adicto a tu cuerpo — él le susurró mientras comenzaba a besarle el cuello y subía una mano por su muslo desnudo.
—¡Espera! Necesito entrar antes al sanitario — ella dijo, zafándose de su agarre con gracia, y tomando su móvil de la mesita sin que él lo notara.
En casa, Lara continuaba debatiéndose entre ir al hotel, o no. De pronto, su móvil le avisó que tenía un mensaje entrante de Rowdy, se incorporó con alivio pensando que era la prueba irrefutable de que la llamada había sido una calumnia.
Abrió el mensaje y sintió como si una navaja atravesara su pecho.
La fotografía de una mujer en ropa íntima le quitó el aire, venía acompañada de un texto:
—¿Necesitas más pruebas, perdedora?
—¡Podrías haber encontrado su teléfono en alguna parte, o haberlo robado! — Lara tecleó de vuelta.
Al instante, la sorprendió una llamada del teléfono de su novio y Lara se apresuró a contestar.
—¿Qué es lo que quieres?
No recibió respuesta. En cambio, la mujer había dejado el teléfono cerca para que captara el sonido ambiente y Lara pudiera escucharlo.
—¿Cuándo vas a dejar a esa horrible mujer? — Era la voz chillona que había estado acosándola — ¡Ella no tiene nada que pueda servirte! Tampoco es bonita, Rowdy, si sabes en dónde vive, ¿Verdad? ¡En aquel chiquero pobre, seguramente convive con las ratas! — escupió con desprecio.
—¡Calma, gatita! — contestó asestándole una nalgada — No olvides tu lugar, no tienes derecho a reclamarme nada. Además, la pobretona todavía no me paga todo lo que invertí en ella.
—¿Todavía no se acuesta contigo? — preguntó como si no lo supiera.
—No, ¡Pero no pretendo dejarla escapar! — hundiendo la nariz entre sus pechos.
—Seguramente es tan desabrida que, en cuanto la pruebes, dejará de interesarte.
—Tal vez, ¡Pero ahora no hablemos más de ella y dediquémonos a lo nuestro, estás que ardes!
Un piiiiiii le indicó a Lara que la llamada había terminado, convenciéndola de que tenía que atraparlos en el acto.
La chica se apresuró a llegar a su lugar de trabajo.
Salió del metro y subió corriendo las escaleras, y cuando fue a cruzar la calle no vio venir a un auto que acababa de doblar la esquina.
La chica había puesto un pie en el pavimento cuando de la nada el auto derrapó tan cerca de ella que del susto Lara perdió el equilibrio y se fue contra el suelo.
La puerta del chofer se abrió y un hombre alto y elegante corrió hasta ella para ayudar a levantarla, ella seguía viendo sus finos zapatos de piel mientras la cabeza le daba vueltas.
—¿Se encuentra bien? — Le dijo tomándola con cuidado con las manos enguantadas en negro.
Lara estaba un poco aturdida, se dejó levantar del suelo mientras miraba a todos lados para orientarse.
—Respire profundo — Le indicó su voz profundamente masculina.
—¡Ya debo irme!
—Espere, no puede irse así, déjeme llevarla a algún lugar en donde la atiendan.
—¡Usted debería ver bien por dónde va!, casi me mata, ¡Por brutos como usted mucha gente inocente pierde la vida! — Le dijo levantando la barbilla y comenzando a caminar adolorida.
—¿Le han dicho que reacciona como una loca?
—¿Loca? ¿Yo soy una loca? — se giró para mirarlo a cara, el desgraciado era demasiado atractivo como para no darse cuenta, ¡Pero era un bruto! — Si yo soy una loca, ¡Entonces usted es una bestia!
Waylon Scott se quedó de pie en medio de la calle, viéndola desaparecer mientras cojeaba con dificultad.
—Llegas tarde — alguien le dijo en medio del pasillo — ¡Que no se repita!
Lara asintió con la cabeza, y tomando su material de limpieza subió al elevador sin perder tiempo directo a la suite presidencial.
Mientras iba de camino comenzó a faltarle el aire, hizo un esfuerzo por respirar hondo y calmar sus nervios, durante mucho tiempo había evitado involucrarse en una relación amorosa por temor a sufrir un engaño, bastante había visto sufrir a su madre por causa de las andanzas de su padre, y no quería correr con la misma suerte.
Desde que su madre había muerto y ella quedó a cargo de su pequeño hermano menor, se había enfocado solo en él y en su cuidado hasta que conoció a Rowdy, quien la impresionó con todo su encanto, sin saber que era el tipo equivocado.
Respiró profundo una vez más antes de salir del elevador y echó a andar empujando el carrito con los detergentes hasta detenerse frente a la puerta de la suite.
Metió la mano en su bolsillo y sacó la llave maestra mirándola por espacio de un par de minutos.
—¡Es hora de la verdad! — exclamó, pasando la tarjeta por el lector magnético y empujando la puerta con el carrito de detergentes.
—Pero, ¿Qué carajos es esto? — la voz de Rowdy retumbó al ver aparecer el carrito mientras se cubría con la sábana e interrumpía su faena en lo mejor del asunto — ¡Me encargaré de que te echen!
El delicado rostro de la rubia se asomó tras los detergentes con una expresión de asombro y tristeza infinitas.
—¿Lara? — El hombre no daba crédito a sus ojos.
La chica clavó la vista en la mujerzuela con los pechos desnudos tendida a su lado.
—¡Qué…! Pero, ¿Qué diantres haces aquí? — de nuevo Rowdy gritó.
—Aquí es donde trabajo, ¿O es que ya lo olvidaste?
Lara sintió que los calores se le subían al rostro y que la razón comenzaba a nublársele.
—¡Es mejor que desaparezcas, gata! — soltó la mujerzuela con desprecio.
—¿Gata? ¡Veamos quien es la gata! — girándose para tomar un bote de detergente del carrito y lanzarlo sobre ambos amantes, salpicando el líquido por todas partes.
—¡Ah! — La otra gritó de dolor al sentir como el hipoclorito quemaba su piel desnuda — ¡Está loca!, Rowdy ¡Haz algo!
—Lara, ¡Detente y sal de aquí!
—¿Cómo pudiste engañarme de esa manera? — las lágrimas rodaban a raudales por las mejillas de la rubia.
—¡Que te largues, estúpida! ¡Me lastimaste y arruinaste mi vestido! — la amante seguía gritando — Rowdy, ¡Haz que lo pague!
Fue entonces cuando Lara vio el costoso vestido tirado en el suelo totalmente arruinado por el cloro.
«¡Carajo!»
—¡Tú no lo harías, sabes para qué he estado ahorrando, Rowdy! — ella miró a su exnovio sin saber si la hundiría en aquella deuda.
—¡Oh, pero claro que lo haré, estás despedida! — Gritó lleno de ira.
—¿Despedida? Pero, ¿Cómo podrías despedirme? — totalmente confundida.
—Ja, ja, ja — la amante comenzó a reír a carcajadas burlándose de Lara y de su total falta de entendimiento — ¡La estúpida ni siquiera sabe que eres uno de los dueños de este hotel!
—¿Dueño? — ahora sí que no entendía nada.
—¿Qué estás sorda? Sí, ¡Dueño! — Continuó la mujer mirando ahora a Rowdy — Y supongo que no le darás nada cuando pase por administración, ¡Porque ese vestido cuesta una fortuna!
—¡Por supuesto que no se llevará un centavo! Será mejor que te vayas de mi edificio cuanto antes, Lara, y no pases por Administración, ¡Llamaré para que no te den un solo dólar! — él dijo con seguridad.
—Rowdy… ¿Por qué me haces esto? — la rubia apenas dejó salir, sintiendo como se sofocaba, quedándose sin aire.
—Cariño, llamaré a seguridad para que la saquen — dijo la otra haciendo amago de levantarse.
—¡No! — Él lo impidió — Ella se irá, tiene mucho que perder — atravesándola con la mirada helada como una navaja de acero.
Lara acababa de descubrir que su novio era en realidad un hombre muy rico, y que la había estado utilizando como un vil juguete esperando sacar partido de ella en cualquier momento.Se le partía el corazón en dos al pensar que ella estaba feliz por tener a su lado a alguien como él, lo creyó un caballero, pensó que la amaba y que por esa razón había sido tan generoso con sus aportes a los gastos médicos de Teo, pero en realidad, estaba viéndola como una mercancía en la que se invierte para luego sacar provecho.Lo que más le dolía de todo, era que ella le había abierto el pecho de par en par para contarle sus más íntimos anhelos, el deseo que la había impulsado a venir a América y toda su lucha desde que salió de su nación con el sueño de darle una buena salud a su hermanito que batallaba a diario por su vida con esa terrible enfermedad.La cardiopatía de Teo no le permitía mantenerse sin tratamiento constante, y desde hacía algún tiempo estaba internado en el hospital bajo estricta v
—¿La bestia? — la frase quedó colgada en el aire con la expresión de asombro de Waylon.Lara maldijo por lo bajo, no podía creer que la situación se pusiera más difícil de lo que ya era.Como si ya no fuera suficientemente duro tener que darle su virginidad a un desconocido por dinero, ¡Ahora resultaba que ese desconocido era el bruto que casi la mata la en la mañana!Tragó grueso, seguramente la bestia la echaría como un perro y perdería su oportunidad de ganar ese dinero, y realmente no estaba en posición de obtenerlo de otra forma tan rápida, el niño ya no tenía tiempo.Se aclaró la garganta e inspiró profundo y se acercó a él tratando de verse sensual y deseable, pero terminó haciendo el ridículo.Waylon la miró de arriba a abajo y se cruzó de brazos.—Entonces, ¡Eres prostituta! Quien lo hubiera creído, esta mañana parecías muy digna.Lara levantó la mirada llena de furia. Este animal no tenía la más mínima idea de lo que ella estaba haciendo, ni conocía sus razones.—¡Eres un hi
Lara había tratado de apartar los malos pensamientos de su mente y también de la de Teo. Le contó historias de princesas y dragones y le cantó sus canciones preferidas hasta que se quedó dormido, pero ella no pudo pegar el ojo en toda la noche por temor a que, al despertar, algo terrible hubiera pasado.Cuando por fin se dejó vencer por el cansancio, ya la luz daba en su rostro, apenas había cerrado los ojos cuando el móvil comenzó a sonar con insistencia.Teo abrió un ojo y vio a Lara alargar la mano para contestar.—¿Diga?—Buenos días, soy yo. Quería saber qué decisión tomaste.Ella no necesitó que él se identificara; esa voz profundamente masculina era inconfundible.—¿Waylon?—Me gustaría desayunar contigo para conversar sobre los acuerdos del contrato.—Eh… creo que hoy será un poco difícil, estoy en el hospital, mi hermanito tuvo una crisis y pasé la noche con él… no quiero dejarlo solo…—No tengo problema en ir a verte al hospital, podemos hablar en la cafetería — él pensó que
—Estás… perfecta —dijo el empresario sin permitirse siquiera una sonrisa. Sabía cómo funcionaba esto, ya lo había vivido y con mucho dolor, por eso se mantenía alérgicamente alejado de las mujeres, especialmente de aquellas que le movían el piso.Pero cuando conoció a Lara el día anterior, no creyó que el movimiento telúrico fuera a más de siete en la escala de Richter.—Gracias — ella dijo bajando la mirada.Ambos caminaron hasta la escalera y la rubia sintió el viento frío soplando hacia ella y haciéndola erizar. Se llevó las manos a los brazos para frotárselos.—¿No traes abrigo?—Es que… no tengo uno adecuado para este vestido, el que tengo desentonaría terriblemente… — Se disculpó con vergüenza.—Ha sido un descuido de mi parte, no pensé en ello, toma —dijo sacándose el suyo y poniéndolo sobre los hombros de la chica. Era la segunda vez que tenía ese gesto caballeroso con ella — Te ayudará a entrar en calor.—Es… muy grande…Él no pudo contener una sonrisa que a ella le pareció e
Waylon palideció en cuanto vio a Rowdy cruzar la puerta tomado de la mano de la morena alucinante que venía con él. La mujer de largas piernas, abundante melena oscura y tez pálida lo golpeó como un tren en movimiento, la mujer le sonrió con descaro en un gesto que solo ella y Waylon comprendieron, pero él no tuvo tiempo para reaccionar porque apenas la vio, el sonido de un cristal rompiéndose le avisó que Lara había caído tendida de largo en el suelo.Waylon sintió las náuseas apoderarse de él mientras se inclinaba hacia Lara con rapidez.« ¡Carajo, lo que me faltaba! ¿Qué coños hace Ashley aquí? », él se dijo mientras sacudía a Lara con cuidado.— Lara, ¡Lara!La chica permanecía inconsciente y Walter hacía algunas llamadas rápidas dando órdenes aquí y allá.Lara se llevó la mano a la frente instintivamente, se sentía magullada como si le hubieran dado con un guijarro en la cabeza, ¡Le dolía como el demonio!, no tenía idea de lo que había pasado hasta que reparó en Rowdy de pie a su
— Creo que podemos pedir unos canapés y unas bebidas mientras esperamos al médico, además, esta velada tiene la intención de que todos compartamos como familia — Walter continuó cuando no vio reacción alguna con respecto a su propuesta de hacerlo abuelo en los próximos meses, y no porque estuvieran de acuerdo, sino porque cada quien estaba imbuido en sus propias reflexiones — Iré a avisar en la cocina — al fin dijo saliendo del lugar mientras los presentes se soltaban un poco.— A ver, Waylon, cuéntanos como se conocieron tú y… ¿Cómo me dijiste que se llamaba?— Lara, Rowdy, su nombre es Lara.— Lara, claro.La rubia desvió la mirada del su ex para no ponerse en evidencia, se estaba comportando como un verdadero cretino.— ¿Se conocen hace mucho? — él insistió, pero la expresión incómoda y molesta de Rowdy hizo sentir fortalecida a la rubia que se acomodó mejor en el sillón y buscó con su mano la de Waylon estrechándola como si tuviera mucha confianza con él. Su nuevo prometido la dej
— No te permito que me hables de ese modo, Rowdy, tú y yo no tenemos nada. ¡Es más, nunca lo tuvimos realmente! Waylon y yo estamos juntos y vamos a casarnos y eso es lo único que tienes que saber, ¿O es que me ves aquí preguntándote por la mujer con la que llegaste? ¿O por la otra con la que te encontré en la cama del hotel? — lanzó la rubia envenenada — Por cierto, ¿Ashley sabe de la otra mujerzuela?Rowdy abrió los ojos como platos.— ¡Shisss! ¡Baja la voz! — le ordenó como si tuviera algún poder sobre la chica que estaba llena de rabia.— ¡Ajá! Ella no lo sabe, ¿Verdad? ¡Así como tampoco sabe de lo nuestro!— ¡Cállate!— ¡No me callo! — volvió a decir, elevando el tono de la voz y apurando el tercer trago que se servía.Waylon se asomó por la puerta y ambos cerraron la boca.— El médico ya llegó, mi padre quiere que te revise, es cuestión de un momento, luego podremos irnos — Tomándola del codo y empujándola con suavidad para sacarla de la sala de estar.Rowdy la siguió con la mir
A Waylon le había quedado el sabor del labial de Lara en la boca junto con el licor que acababa de tomarse, una combinación sensual y peligrosa que esperaba no tener que volver a enfrentar si no era completamente necesario.Al menos creía haberle dado un buen espectáculo a Rowdy y sobre todo a su padre, dejándoles claro que sí había cumplido con la petición del viejo Scott, y que su relación con Lara era auténtica, de eso se trataba esto, de aparentar estar profundamente enamorados y sentando cabeza, a ver si así, se le quitaban las tonterías a Walter Scott de sacudirse al que creía ser un hijo rebelde y descarrilado.— Creo que es hora de llevarte a casa — Waylon dijo conteniendo la respiración y temiendo sentirse vulnerable, no le gustaba ni un poco sentirse así, y menos por una mujer, la experiencia le había enseñado que dejarse llevar por una fémina hermosa resultaba más que inconveniente, por no decir desastroso.— Sí, creo que será lo mejor — respondió la rubia torpemente, pasan