Luego de que mi madre terminara de explicar todo lo que sabía referente a mi tío y desde cuando se habían enterado, finalmente, me encuentro tomando un trago de whisky al lado de mi mujer. —¿Te encuentras bien? —interroga queriendo saber el motivo de mi molestia. —Claro que si amor, no pasa nada. —dejo un tierno beso en su frente—. Es que estoy muy cansado por tanto trabajo, ya sabes. —Voy a hacer que te creo, no quiero discutir contigo por cosas que no tienen sentido para nosotros en este momento. —Así me gusta amor. —acaricio su vientre con cariño—. Nuestro campeón crece cada día más. No veo el momento de tenerlo entre mis brazos. —Falta poco para eso querido primo. —Joel palmea mi espalda—. Quien iba a pensar que mi primo estaría dominado por una pequeñez. —Cosas de la vida, primo. —me encojo de hombros—. ¿Será que podemos hablar un momento?
Joel Luego de charlar con mi primo me siento un poco mejor, tal vez necesitaba desahogarme con alguien. La sola idea de que su hijo también sea mío me llena de una felicidad extraña, no voy a negar que en un principio quise utilizarlo para poder cobrar la herencia de mi abuelo, pero después de escuchar los planes que tenia mi supuesta prometida, la idea no me convenció del todo. Nunca le quitaría un hijo a su madre y o por tener el control de la empresa familiar iba a cometer semejante bajeza. Ahora mas que nunca debo luchar por ellos y sobre todo por este amor que había querido negarme tantas veces. Quería agradecer a mi primo por sus consejos y por eso estaba a punto de advertirle sobre lo que Vanessa estaba planeando, pero no pude y fui interrumpido por un bullicio que tenia lugar en el interior de la casa. Ese en donde se estaba celebrando el aniversario de mis padres, uno que esta
RodrigoEscucho el ¡bang! de tres disparos sintiendo que la vida se detiene, me cuesta respirar, siento una fuerte presión en el pecho y un nudo se forma en mi garganta, la vista se me nubla. Caigo al suelo con Sabrina entre mis brazos, como puedo lucho para que su abultado vientre no golpee contra mi o el suelo y termine lastimando a nuestro campeón en el impacto.Gritos de desesperación se escuchan alrededor, intento ponerme de pie, pero el aturdimiento me lo impide.—¡Los mataste desgraciada! —escucho la voz histérica de mi madre—. Llamen a una maldita ambulancia, no se queden ahí parados.Hago nuevamente el intento de levantarme, pero mi madre me advierte con la mirada que no lo haga.Veo como un paramédico se acerca a Sabrina para prestarle los primeros auxilios.—Pulso muy débil, impacto
Las horas siguieron pasando y esta zozobra acababa con la paciencia de cada uno de nosotros. Cuando el médico se dio cuenta de que no me encontraba en mi habitación hizo un llamado por el parlante alertando a toda la seguridad de la clínica.Eso me costó un fuerte regaño por parte de mi madre, pero todo eso pasó a otro plano cuando mi abuelo la reprendió.Cuando el primer galeno salió del quirófano todos nos pusimos de pie a la expectativa de lo que esté diría.—El paciente se encuentra estable, las siguientes horas son muy importantes. —se retira la cofia que tenía en la cabeza—. Por ahora solo queda ser pacientes y ver como va evolucionando con el pasar de las
Antes de ira quedarme con mi reina lo primero que hago al salir de la clínica es legar a la casa para darme una ducha. Mientras el agua recorre cada parte de mi cuerpo no puedo evitar llorar. Las lagrimas se mezclan con el agua. Lo que más deseo que, así como se lleva la suciedad también lo haga con el inmenso y profundo dolor que siento.Esto es algo que no voy a superar nunca en la vida, sabia que era perder un ser querido, pero no lo que era perder a un hijo.«Duele como la mierda»Doy un fuerte golpe a la pared gritando en el proceso, quiero hacerlo hasta quedarme sin voz, este dolor que siento es destructivo y no tengo idea si pueda salir bien de esto.«—Debes ser fuerte por ti, pero sobre todo por ella. —reprende la voz de mi conciencia—, te va a necesitar fuerte para que la ayudes a salir de este inmenso dolor.»Me quedo otro rato más bajo la regadera y cuando sient
Escucharla gritar de manera desesperada me parte el alma en mil pedazos. Me acerco a ella para estrecharla entre mis brazos y tratar de contener su dolor.«Nuestro dolor»—Sé que duele mucho amor, pero debemos ser fuertes. —acaricio su espalda con ternura sin poder evitar llorar junto a ella—. Todo va a estar bien.—No va a estar bien, ¿Cómo voy a seguir adelante sin mi pequeño? ¿Cómo hago para soportar el dolor de esta pérdida Rodrigo? —de un momento a otro comienza a gritar con tanta desesperación perdiendo por completo la razón. El doctor tuvo que intervenir y llamar a una enfermera para que le aplicara un sedante.—Es mejor que duerma, no es fácil poder asimilar una pérdida como esta. —dice el doctor con voz entrecortada—. De seguir así vamos a tener que internarla, probablemente pueda atentar contra su vida.—Eso no lo podemos permitir.—Ella está en buenas manos, no se preocupe.Finalmente, se quedó profundamente dormida y aprovecho el momento para hablar con el doctor, este me
(3 meses después) Noventa días llenos de cambios y muchos de ellos han sido positivos por así decirlo. La empresa ha evolucionado a grandes escalas, sigue siendo la número uno a nivel mundial. Trabajar sin descanso por todo este tiempo va a pasar factura en cualquier momento, pero la satisfacción es incomparable cuando logras todas las metas propuestas. Justo ahora que estamos recibiendo un gran reconocimiento es que me doy cuenta que todo el esfuerzo y sacrificio se lo debo en gran parte al apoyo que he tenido de mis padres, abuelo, primos y hasta la madre de estos. Referente a Vanessa y mi tío se puede decir que están pagando con creces por todas sus fechorías. No esperaba menos del sistema de justicia. Mi suegro se encuentra en excelente estado de salud y ahora se encuentra viviendo en una pequeña casa que compre cerca de nosotros. No quise que estuviera tan aleado de mi reina, su presencia le hace bien y estoy gratamente agradecido por la gran ayuda que le dieron en el centro
Sabrina Reponerme de la devastadora perdida de mi bebe fue terrible, estuve a punto de caer en un estado depresivo tan profundo que casi pierdo la razón. En un principio no quise terapias ni medicinas, solo quería ser consumida por el dolor hasta terminar al lado de mi pequeño. Con el pasar de los días entre el doctor y sus asistentes me ayudaban a afrontar esta cruel realidad. Fueron días de agonía donde me la pasaba la mayor parte del tiempo llorando sin descanso o hasta que los somníferos hacían su efecto. Con el tiempo comprendí que no serviría de nada echarme a morir, tenía que seguir viviendo por él, mi pequeño tesoro que me había dado la felicidad más grande del mundo. El no merecía que su partida terminara con la mía, debía seguir luchando y es por ello que en un día como otro me levante con la esperanza de seguir adelante y vivir por los dos. Todas las noches le pedía que de d