Sabrina
Reponerme de la devastadora perdida de mi bebe fue terrible, estuve a punto de caer en un estado depresivo tan profundo que casi pierdo la razón. En un principio no quise terapias ni medicinas, solo quería ser consumida por el dolor hasta terminar al lado de mi pequeño.
Con el pasar de los días entre el doctor y sus asistentes me ayudaban a afrontar esta cruel realidad. Fueron días de agonía donde me la pasaba la mayor parte del tiempo llorando sin descanso o hasta que los somníferos hacían su efecto.
Con el tiempo comprendí que no serviría de nada echarme a morir, tenía que seguir viviendo por él, mi pequeño tesoro que me había dado la felicidad más grande del mundo. El no merecía que su partida terminara con la mía, debía seguir luchando y es por ello que en un día como otro me levante con la esperanza de seguir adelante y vivir por los dos.
Todas las noches le pedía que de d
Rodrigo «¿Mauricio apareció?», cierro los ojos para tranquilizar el terrible miedo a que ella quiera regresar nuevamente junto a él. No creo que a estas alturas del partido todo lo que hemos construido con tanto esfuerzo se vaya al carajo en un abrir y cerrar de ojos. Lucho con mi yo interior para tranquilizar todas las cosas negativas que pasan por mi cabeza y que se encuentran a punto de estallar. —Tranquila amor. —digo esas palabras mas para mi que para ella—. ¿Quién te llamo para darte la noticia? —Fue el doctor Brockmann. —dice con voz temblorosa—. Me dijo que lo habían trasladado desde otro lugar y que necesitaba de mi presencia, pero… —Yo te acompaño amor, sabes que estamos juntos en las buenas y en las malas —ofrezco para que se sienta mas tranquila—. Así que vamos. —Pero la familia. —pregunta con la preocupación retratada en la mirada. —Luego le escribo a mama para que les informe. —aprieto su mano pa
SabrinaEstando al lado de la cama de Mauricio siento que una gran tristeza me embarga, verlo así me parte el corazón en pedazos. En las tantas veces que imaginé nuestro reencuentro nunca pensé que sería de esta manera.Volteo para ver a través de la ventana de vidrio que se encuentra a mi espalda para verificar si Rodrigo sigue parado, pero siento un gran alivio al darme cuenta de que no está y lo más seguro es que se fue con el Dr. Brockmann.Seguro ha de estar imaginando que con la llegada de Mauricio las cosas entre nosotros van a cambiar. Claro que habrán cambios, pero no los que él se ha de estar imaginando.Con el pasar de estos meses me di cuenta de que lo que sentía por Mauricio no era realmente amor, más bien creo que era una gran admiración por todo el apoyo que me brindó en su momento y eso a la falta de amor que te puede dar una pareja fue lo que tal vez llegó a confundirme. Con esto no quiero decir que no lo amo, estaría de más decir que existen muchos tipos de amor y el
RodrigoLos días siguieron pasando y con ello muchas experiencias. Desde que estuve por primera vez con mi hermosa reina me siento como en las nubes. Es tanta mi felicidad que no he podido concentrarme en mi trabajo, hasta mi secretaria se burla de mi por ser un tonto enamora do y trajo a colación aquellas palabras que n día me dijo.FlashbackLuego de que Vanessa se retirara de mi oficina me ha quedado un vacío terrible, no lo digo por extrañar su compañía si no por el hecho de que nunca voy a tener ese sentimiento que tanto pregonan las personas que conozco.—¿Por qué tan pensativo joven? —irrumpe Francia en mi oficina con unas carpetas en la mano—, o me diga que ya extraña a la señorita si apenas acaba de irse.—Nada de eso Francia, yo no creo en eso del amor. —me recuesto a la silla para estar más cómodo.—Solo le voy a decir unas palabras que mi madre siempre decía. —camina hasta sentarse al otro lado del escritorio—. “Nunca digas de esta agua no beberé” y espero seguir trabajand
Sabrina La emoción que sentí cuando el Dr. Brockmann me dijo que Mauricio finalmente había despertado fue sorprendente. Tenía días esperando a que eso sucediera, pero no voy a negar que sentí un poco de miedo al pensar que iba a quedarse de esa manera por el resto de su vida. Tenía los nervios a flor de piel y no dejaba de pensar cómo sería su reacción una vez nos encontráramos frente a frente. Miles de escenarios pasaron por mi mente, pero algo en mi interior gritaba que debía enfrentar la situación y ponerle fin a ese ciclo. Debía contarle la verdad sobre la pérdida de nuestro hijo y no voy a negar que temía por su reacción. Por un instante sentí el gran impulso de regresar sobre mis pasos y dejar eso para otro momento. «—Vamos no seas cobarde y termina de poner punto final a todo esto que no tiene futuro.». La voz de mi conciencia reprocha y por primera vez estoy de acuerdo con ella. Por eso me armo de valor y doy el gran paso. Estando al otro lado de la ventana de vidrio, pue
Mauricio Abro los ojos con desesperación al no saber en donde me encuentro. Una fuerte puntada en la cabeza hace que lleve mis manos a mis sienes para tratar de contrarrestar el dolor. Cuando el dolor va bajando de intensidad puedo caer en cuenta de que me encuentro conectado a varias vías en mis brazos y me encuentro conectado a varios aparatos. Al ser consciente de que estoy en un hospital, el cual reconozco. «¿Qué ha pasado? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde está todos? ¿Qué día es hoy? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?», son preguntas que hago tratando de recordar lo que ha pasado». Imágenes esporádicas llegan a mi mente, me encuentro sentado en un bar tomando una copa, luego despertando con una mujer que al parecer conozco en una cama de hotel y por último un fuerte impacto para luego o recordar nada más. De repente la puerta se abre para darle paso a una enfermera. La mujer al darse cuenta de que estoy despierto se sorprende e inmediatamente ale de la habitación sin decir una sola palabra. Al
Sabrina «Amo a Rodrigo Evans» Esas fueron las últimas palabras que pronuncié ates de salir de la habitación donde se encontraba Mauricio, ¿Fue fácil? La respuesta es NO, sobre todo el haberle confesado que estaba esperando un hijo suyo, pero que no pudo nacer. Recordarlo cada día es un suplicio, duele cada vez que recuerdo a mi pequeño tesoro, pero sé que desde el cielo mi ángel va a estar bien. Decir que lo he asimilado seria mentir porque la pérdida de un hijo es una gran cicatriz que nunca se va a borrar. Los detalles de la perdida me los reservé, o quise que supiera. El tiempo siguió pasando y al haberme dado cuenta de que no había almorzado me hizo caer en cuenta de que Rodrigo no me ha llamado ni mucho menos enviado un mensaje. «Seguro ha de tener mucho trabajo» Termino de revisar las historias medicas de los pacientes dejando las respectivas anotaciones en cada una y me dirijo hasta la cafetería para comer algo mientras termino turno. Hora y media después ya me encuentro
Rodrigo Me despierto con un dolor de cabeza del demonio. Esta vez se me pasó la mano con el alcohol y todo por querer borrar la imagen de mi mujer besando a ese imbécil. —¿Cómo te sientes? —escucho la voz de mi mujer cerca de mi oído mientras acariciaba mi cabello. —No muy bien que digamos amor. —giro para quedar frente a ella dejando un pequeño beso en medio de sus pechos—. ¿Quién me trajo? —Aníbal. —aprieta mi mentón—. También venía un poco pasado de copas. ¿Puedo saber a qué se debe el haber tomado de esa manera? —Eso no tiene importancia, mejor vamos a darnos una deliciosa ducha y consentirnos. —en un ágil movimiento me posiciono sobre ella para llenarla de besos—, disfrutemos de nuestro fin de semana. La veo dudar un instante y cuando me da luz verde me paro de la cama para levantarla en brazos e ir a darnos esa rica ducha. Una hora después nos encontramos sentados en el jardín de la casa degustando un delicioso desayuno nutritivo. Mientras lo hacemos me cuenta sobre como
Estando a pocos minutos para terminar la jornada laboral recibo una llamada en mi celular. Al ver el número me doy cuenta que se trata de mi esposa. Lo más seguro es que llame para recordarme la comida en casa de su padre y por ello respondo inmediatamente.—¿Cómo se encuentra mi tesoro?—Un poco cansada, pero bien amor. —responde con dulzura—. Llamaba para recordarte la comida con mi padre. Espero no se te haya olvidado.—Claro que no mi reina hermosa, nunca se me va a olvidar algo que es tan importante para ti. —soy sincero porque verla feliz me llena de regocijo—, ya estaba por terminar.—Ok, entonces nos vemos en casa de mi padre. Sonia quiere que la ayude con algo.—Está bien amor, nos vemos en casa de tu padre.Antes de colgar la llamada le recuerdo cuanto la amo y lo mucho que la extraño. Termino de revisar los contratos y cuando tengo todo listo le informo a Francia que venga por los documentos.Al darle las últimas instrucciones salgo de la oficina para dirigirme a casa del a