Sabrina La emoción que sentí cuando el Dr. Brockmann me dijo que Mauricio finalmente había despertado fue sorprendente. Tenía días esperando a que eso sucediera, pero no voy a negar que sentí un poco de miedo al pensar que iba a quedarse de esa manera por el resto de su vida. Tenía los nervios a flor de piel y no dejaba de pensar cómo sería su reacción una vez nos encontráramos frente a frente. Miles de escenarios pasaron por mi mente, pero algo en mi interior gritaba que debía enfrentar la situación y ponerle fin a ese ciclo. Debía contarle la verdad sobre la pérdida de nuestro hijo y no voy a negar que temía por su reacción. Por un instante sentí el gran impulso de regresar sobre mis pasos y dejar eso para otro momento. «—Vamos no seas cobarde y termina de poner punto final a todo esto que no tiene futuro.». La voz de mi conciencia reprocha y por primera vez estoy de acuerdo con ella. Por eso me armo de valor y doy el gran paso. Estando al otro lado de la ventana de vidrio, pue
Mauricio Abro los ojos con desesperación al no saber en donde me encuentro. Una fuerte puntada en la cabeza hace que lleve mis manos a mis sienes para tratar de contrarrestar el dolor. Cuando el dolor va bajando de intensidad puedo caer en cuenta de que me encuentro conectado a varias vías en mis brazos y me encuentro conectado a varios aparatos. Al ser consciente de que estoy en un hospital, el cual reconozco. «¿Qué ha pasado? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde está todos? ¿Qué día es hoy? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?», son preguntas que hago tratando de recordar lo que ha pasado». Imágenes esporádicas llegan a mi mente, me encuentro sentado en un bar tomando una copa, luego despertando con una mujer que al parecer conozco en una cama de hotel y por último un fuerte impacto para luego o recordar nada más. De repente la puerta se abre para darle paso a una enfermera. La mujer al darse cuenta de que estoy despierto se sorprende e inmediatamente ale de la habitación sin decir una sola palabra. Al
Sabrina «Amo a Rodrigo Evans» Esas fueron las últimas palabras que pronuncié ates de salir de la habitación donde se encontraba Mauricio, ¿Fue fácil? La respuesta es NO, sobre todo el haberle confesado que estaba esperando un hijo suyo, pero que no pudo nacer. Recordarlo cada día es un suplicio, duele cada vez que recuerdo a mi pequeño tesoro, pero sé que desde el cielo mi ángel va a estar bien. Decir que lo he asimilado seria mentir porque la pérdida de un hijo es una gran cicatriz que nunca se va a borrar. Los detalles de la perdida me los reservé, o quise que supiera. El tiempo siguió pasando y al haberme dado cuenta de que no había almorzado me hizo caer en cuenta de que Rodrigo no me ha llamado ni mucho menos enviado un mensaje. «Seguro ha de tener mucho trabajo» Termino de revisar las historias medicas de los pacientes dejando las respectivas anotaciones en cada una y me dirijo hasta la cafetería para comer algo mientras termino turno. Hora y media después ya me encuentro
Rodrigo Me despierto con un dolor de cabeza del demonio. Esta vez se me pasó la mano con el alcohol y todo por querer borrar la imagen de mi mujer besando a ese imbécil. —¿Cómo te sientes? —escucho la voz de mi mujer cerca de mi oído mientras acariciaba mi cabello. —No muy bien que digamos amor. —giro para quedar frente a ella dejando un pequeño beso en medio de sus pechos—. ¿Quién me trajo? —Aníbal. —aprieta mi mentón—. También venía un poco pasado de copas. ¿Puedo saber a qué se debe el haber tomado de esa manera? —Eso no tiene importancia, mejor vamos a darnos una deliciosa ducha y consentirnos. —en un ágil movimiento me posiciono sobre ella para llenarla de besos—, disfrutemos de nuestro fin de semana. La veo dudar un instante y cuando me da luz verde me paro de la cama para levantarla en brazos e ir a darnos esa rica ducha. Una hora después nos encontramos sentados en el jardín de la casa degustando un delicioso desayuno nutritivo. Mientras lo hacemos me cuenta sobre como
Estando a pocos minutos para terminar la jornada laboral recibo una llamada en mi celular. Al ver el número me doy cuenta que se trata de mi esposa. Lo más seguro es que llame para recordarme la comida en casa de su padre y por ello respondo inmediatamente.—¿Cómo se encuentra mi tesoro?—Un poco cansada, pero bien amor. —responde con dulzura—. Llamaba para recordarte la comida con mi padre. Espero no se te haya olvidado.—Claro que no mi reina hermosa, nunca se me va a olvidar algo que es tan importante para ti. —soy sincero porque verla feliz me llena de regocijo—, ya estaba por terminar.—Ok, entonces nos vemos en casa de mi padre. Sonia quiere que la ayude con algo.—Está bien amor, nos vemos en casa de tu padre.Antes de colgar la llamada le recuerdo cuanto la amo y lo mucho que la extraño. Termino de revisar los contratos y cuando tengo todo listo le informo a Francia que venga por los documentos.Al darle las últimas instrucciones salgo de la oficina para dirigirme a casa del a
La cena en casa de mi suegro fue maravillosa. Finalmente, dio a conocer la tan maravillosa noticia de que se iba a casar con Sonia. Ese fue un secreto que me hizo guardar y que me costó mucho disimular frente a mi mujer.La felicidad que le dio a Sabrina fue tanta que no pudo evitar derramar lágrimas de felicidad al enterarse. Terminamos la noche con un gran brindis para celebrar la nueva boda que se llevaría a cabo dentro de pocos días.Mi mujer y yo quedamos asombrados ante la rapidez con que ellos llevaban esto. Según palabras textuales de mi suegro no quería seguir perdiendo el tiempo, ambos querían vivir a plenitud los años que les quedaban de vida y como siempre no dejaban de preguntar para cuándo lo íbamos a hacer abuelo.Sabrina al escuchar sus palabras no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran y cuando su padre se había dado cuenta de que había cometido una imprudencia, inmediatamente cambio de tema, pero ya era un poco tarde para retractarse.Me asombró la manera en que m
Las semanas pasaron y afortunadamente todo estaba marchando bien. Luego de que la doctora pudiera comprobar que todo se encontraba perfectamente con nuestro pequeño y con Sabrina pudimos respirar. Ya no debíamos preocuparnos porque le pasara algo a ninguno de los dos siempre y cuando ella siguiera al pie de la letra sus indicaciones. En todo este tiempo he tenido que traer trabajo a casa porque no quiero salir tarde y dejarla que haga lo que quiere. Aunque no lo quiera reconocer, el medicucho ha ayudado mucho. Por más que quiera disimular mis celos es totalmente fallido. Cada vez que los veo juntos cuando voy a la clínica por ella, la sangre me hierve y he estado a punto de partirle la cara en más de una ocasión. Pero esa parte racional de mi mente me recrimina lo que he pensado. Hoy se cumplen cinco meses del incidente donde estuvimos a punto de perder a nuestros retoños, porque si vienen en partida doble y eso me ha llenado de dicha. Por más que quiera negarlo, le estoy agradecid
SabrinaLos siguientes meses que pasaron se fueron en un abrir y cerrar de ojos. Hace una semana celebramos la boda de mi padre con Sonia. Fue una ceremonia sencilla, pero llena de mucha felicidad y amor.Ver a mi padre tan feliz me hizo estrujar el corazón. Ya era hora de que se diera esa oportunidad en el amor. Creo que el rumbo de nuestras vidas, finalmente, ha tomado su camino.Rodrigo no ha dejado de consentirme, mimarme y satisfacer cada uno de mis antojos y eso incluyen los apapachos a causa de las hormonas. Por obvias razones no seguí trabajando y más cuando tenía a mi esposo detrás de mí llamando y apareciendo como un fantasma en la clínica. Otra cosa que les puede causar curiosidad, al igual que a mí, es la gran amistad que ha surgido entre mi esposo y Mauricio. No voy a negar que eso me sorprendió mucho, pero me tranquiliza al saber que se llevan tan bien y que Mauricio al parecer encontró a alguien que le corresponda en el amor.«—Aunque no lo creas mi linda, de alguna man