Inicio / Romántica / Contrato Entre Mafías / Capítulo 4. Dolor, promesas y venganza.
Capítulo 4. Dolor, promesas y venganza.

Tras lo ocurrido tuvimos que mantenernos quietos por un día buscando apaciguar un poco las cosas, tras el alboroto que se armó todos los oficiales de policía rusos estaban en busca de algún sobreviviente, por que sabían que algunos pudimos salir librados de allí, con la intención de ponernos tras las rejas. 

Supieron que los italianos estábamos involucrados cuando pudieron identificar a mi padre como una de las víctimas, también cuando identificaron a los miembros de la bratva se percataron que esta riña sería aún peor. Buscaban averiguar quienes fueron los vencedores al final y pudieron escapar por suerte no habían logrado identificarnos. 

Nuestro jet privado había logrado mantenerse oculto de los oficiales rusos y así jamás se enteraron cuando partimos de allí y regresamos a nuestro país. Cuando pisamos suelo italiano nuevamente mi vida había cambiado y ya la noticia se había esparcido por todas partes. 

A mi madre la encontré devastada, de la misma forma estaba la madre de Filippo quien también había perdido a su esposo. Ambas querían una respuesta, pero yo no sabía qué mierdas decirles. Las cosas se habían ido al mismísimo infierno en cuestión de segundos y nadie se esperaba la terrible emboscada que destruyó nuestras vidas por completo. 

La única cosa que pude decirles a estas dos mujeres fue la certeza que tenía de que me vengaría por la muerte de sus esposos. El maldito bastardo que organizó todo esto las pagaría y su muerte no sería algo rápido y sencillo, sufriría y rogaría por su vida. Es una promesa. 

Tras las noticias muchos de los capos de la familia vinieron a darme el pésame y volver a jurar fidelidad conmigo esta vez. Aseguraron que me darían unos días para mi duelo y que luego me pondrían al corriente con los negocios y las nuevas estratégias a tener en cuenta ahora que el trato con los rusos se fue al carajo. 

No pude negarme a ese ofrecimiento porque a pesar de que estaba consciente que toda mi vida había cambiado y que todo comenzaría desde cero, desde un nuevo ángulo. No podía asumir aún que no tendría a mi padre a mi lado dándome consejos y apoyándome como tantas veces lo habíamos hablado. A pesar de que sabía que este estilo de vida no te aseguraba que pudieras regresar a casa todos los días, nunca creí que un día mi padre no lo hiciera. 

Dolía la realidad. 

Sentía una gran pena invadirme y una oscuridad cernirse sobre mí. Podía estar muy seguro que esto que sentía era una sed de sangre que jamás creí poder sentir antes, lo encontraría así tuviera que perseguirlo hasta el mismo infierno lo haría, pero de que encontraría al bastardo que organizó todo ese caos y mató a mi padre, lo haría. 

— ¿Puedo pasar? — La voz de Filippo me regresó a la realidad, o a la poca que era capaz de comprender. 

— Adelante, cierra la puerta pero no grites. 

— Estás bebiendo mucho ¿No lo crees? 

— ¿Por qué crees? Perdí a mi padre y tú perdiste al tuyo, no crees que tenemos razones para ponernos ebrios. 

— Te he dejado llorar y beber por dos días enteros, pero ya no más. Debes salir de aquí amigo, bañarte y comer algo sustancioso. Luego poner el pecho ante tu madre y estar a su lado ya que ella perdió al amor de su vida. Ya has tenido tu tiempo para llorar, ahora debes asumir que eres el nuevo dueño y señor de todo esto y que siempre debes estar entero. 

— Lo dices como si fuera muy fácil. 

— Alessio, te haré una pregunta y piensa muy bien en ella. ¿Cuándo has visto llorar a tu padre? ¿Cuándo lo has visto perder el control y perderse en el alcohol por los problemas? Piénsalo y dime si tu padre estaría contento si te viera en el estado en el que estás. Te esperaré afuera. 

Las palabras de mi consigliere fueron como cachetadas múltiples para mí. El maldito imbécil tenía razón y a pesar de que él también perdió a su padre lo pude ver bastante sereno y con los pies bien puestos sobre la tierra haciendo lo que su padre le dijo que hiciera, cumpliendo con su deber y no perdido en un agujero de la casa perdiendo la cabeza con alcohol. 

¿Qué diablos comen los Ferrara que nacen con una sabiduría extrema? 

¿Qué sería de mí sin mi mejor amigo? ¿Qué hubiera sido de mi padre sin su amigo? Pensando en lo que acaba de decirme supe que mi padre jamás lloró frente a nosotros, jamás perdió el control y demostró debilidad porque siempre estuvo acompañado y recibiendo el apoyo incondicional de quien fue su mano derecha, su  mejor amigo y su confidente en todo. Gracias a él fue el mejor hombre del mundo, un hombre capaz de cargar con todos los problemas de la familia sobre sus hombros y que no le pesara y así lograr darnos todo lo mejor de la vida. 

Salí de mi despacho y lo encontré recostado en la pared observando su celular, cuando me vio sonrió y luego guardó lo que tenía en sus manos en los bolsillos y ayudándome me llevó hasta mi habitación para que pudiera darme esa bendita ducha y ponerme presentable. 

— Gracias amigo, mi padre ha sido quien ha sido gracias al tuyo. Si tú no estás a mi lado sé que no podría ser ni la cuarta parte de lo que fue mi padre. Te necesito siempre a mi derecha, siendo ese punto de apoyo y esa cabeza pensante que siempre tiene algo para decir, desde pequeño has sido el más inteligente de los dos. Gracias por eso. 

— No debes agradecer amigo, esto es lo que somos. Esto es el legado de nuestros padres y debemos lograr que estén orgullosos de nosotros. 

Me había costado comprender, pero finalmente con ayuda lo logré. Llorar no sirve de nada porque el dolor en el pecho se acentúa cada vez más, sin embargo buscar la forma de que ese dolor disminuyera resultó ser un poco menos complicado. Las promesas de venganza ayudan a calmar un poco esa sensación de vacío, las promesas de que no descansaré hasta poder concretar mi venganza y dejar en la misma nada a aquel que destruyó el sueño de mi padre y acabó con su vida. 

Había sido duro entender, pero ahora era yo quien mandaba. Ahora soy el nuevo amo y señor de todo esto y de todos y cada unos de los negocios de mi padre. Ya no era solo una simple empresa y algunos pequeños negocios, ahora pertenecía a las grandes ligas, debía asumir ese puesto para el que me prepararon toda mi vida. 

Llegó finalmente el momento de decirle adiós  a ese estilo de vida que disfruté por mucho tiempo, llegó el momento de decirle adiós a las aventuras y la falta de seriedad. Ahora debo preocuparme en hacer todo lo mejor para mi familia y darle todo lo que necesiten. 

Ahora era mi turno de cuidar de ellos y brindarles la protección que se merecían. Era el momento de demostrarles de qué estaba hecho Alessio D’Angelo el nuevo Don de la mafia italiana. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo