Capítulo 5. Yuri.

Mi mañana tranquila fue interrumpida por un total alboroto en la puerta de mi casa ya que estaban tocando como si lo fueran a tirar en cualquier momento. Sabía que si estaban así de desesperados se trataría de los hombres de mi hermano. 

— Ya voy — grité totalmente frustrada porque sus nudillos dejarían marca en mi puerta si lo seguía golpeando — M*****a sea.

Cuando lo abrí no solo me encontré con unos matones de primera sino con mi propio hermano con un rostro que me decía que había comenzado bastante mal. 

— Hermanito ¿Qué haces aquí? — Lo saludo dándole un beso en su mejilla con un corto abrazo. 

— ¿Me dejarás entrar? — me pregunta con ese tono poco amigable, su ceño fruncido me indica que no está teniendo un buen día. 

— Pasa, pasa. — digo haciéndome a un lado. 

Yuri entró en mi departamento mirando todo como siempre, observando que todo estuviera prolijamente. Era un ser que le encantaba el orden y siempre nos peleábamos por eso mismo porque buscaba la forma de controlarme, algo que odiaba con todo mi ser. 

Ya soy mayor de edad, elegí no involucrarme en los negocios de la familia para no depender de las órdenes de mi hermano. Pero éste no aceptaba que yo eligiera trabajar y hacer algo que enserio me gustaba y que no estuviera relacionado con los Kozlov. Por eso siempre estaba detrás buscando que me equivocara o que no tuviera oportunidades laborales para no cobrar y de esa forma estar recriminando y luego volver a decirme que me involucre con los negocios. 

Lo odiaba porque siempre buscaba la forma de controlar mi vida, pero es mi hermano mayor y siempre tratará de protegerme, por lo que siempre estaría detrás de mí viendo lo que estaba haciendo o no. Y no me quedaba de otra que acostumbrarme a eso. 

— ¿Qué sucede Yuri? 

— ¿Por qué lo preguntas? ¿Un hermano no puede venir a ver cómo está su hermanita pequeña? 

Lo miro porque sé que sabe perfectamente cómo estoy porque siempre tiene personas siguiéndome a todas partes. Lo sé y sé que él lo sabe. Es más el supuesto chofer que tengo se que siempre está informando acerca de donde me encuentro y con quién me veo. 

— Claro que puedes venir, pero seamos sinceros. Nunca vienes entre semana porque siempre estás ocupado y casi tiras mi puerta abajo eso solo me dice que vienes porque te preocupa algo. 

— Eres muy astuta y muy inteligente para que solo te dediques a bailar en teatros. 

— No comiences Yuri. ¿Quieres algo de beber? 

— Un café, salí de casa en la madrugada y aún no he podido volver para desayunar algo. 

Aquello llamó mi atención, le indiqué que tomara asiento en el desayunador de la cocina mientras colocaba la taza y servía el café para los dos, había puesto a cocinar un omelette por lo que lo partí en medio para compartirlo con él junto con unas tostadas dulces que los tenía siempre en un frasco. 

— Aquí tienes, come. 

— Gracias. — dijo mientras veía como improvisé un desayuno para dos en un segundo. — No sabes el hambre que tenía. 

— Ahora dime qué ocurre y porqué tuviste que salir tan temprano. 

— Anoche uno de mis capitanes fue en nombre de la Bratva a firmar un acuerdo con los italianos, pero apareció un grupo que no identificamos quienes son pero que acabaron con todos en el lugar excepto con el hijo del Don y del Consigliere de la familia D’Angelo porque hasta ellos dos fallecieron, los de la mafia italiana están de luto. 

Me quedé atónita con lo que estaba escuchando, mi hermano nunca me contaba esas cosas y si lo estaba haciendo es porque era muy importante y quizás algo que traería muchos problemas por estar involucrados los italianos también. 

— Yuri pero… entonces… ¿Tú no tuviste nada que ver? 

Él me miró un poco dolido, pero debía preguntar. Porque sé que quizás las cosas se pudieron complicar de alguna forma y él dar la orden de acabar con quienes serían sus socios. Ha ocurrido antes y entonces por eso preguntaba, aunque esta sería la primera vez que querían hacer un acuerdo con los italianos. 

— Ese acuerdo nos beneficiaba a ambas familias, era un gran acuerdo que proponía el antiguo Don. Un negocio que no dejaría pasar ni por nada del mundo, además de un gran avance el hacerse socio de una familia como ellos, pero este grupo que apareció todo indica que eran rusos pero que tenían un fuerte armamento y que además contaban con un buen manejo militar porque pudieron exterminar a ambos grupos, los únicos dos sobrevivientes del ataque fueron el hijo del Don y del Consigliere que fueron vistos acabando con un grupo que quisieron seguirlos. 

— ¿Sabes lo que eso significa para nuestra familia Yuri? Nos tienen en la mira, querrán  venganza porque han de estar seguros que fuiste tú quien dio la orden. 

— Lo sé  ¿Por qué crees que estoy aquí? Porque sé que vendrán contra nosotros e incluso tú estás en peligro. Te pondré unos guardias  que te seguirán y no me pongas esa cara es por tu protección. 

— Yuri por favor, no quiero a un grupo de matones siguiéndome por todas partes, se verá muy raro. 

— No puedo dejarte sin protección, no es negociable. 

— ¿Dos matones? ¿Qué me dices? Por favor hermano.      

Yuri lo pensó por un momento, pero viendo mi completa negativa a tener niñeras todo el día y que encima sean horribles y den miedo a todo aquel que se cruce conmigo, lo terminó de convencer. 

— Esta bien serán dos, pero por favor envíame mensajes por lo menos tres veces al día para saber que estás bien. 

— Por supuesto que sí, tranquilo. 

— Igualmente no creo que los italianos hagan algo estos días, despedirán a sus muertos primero.

— Pero si no fueron tus hombres y tampoco los de ellos, quizás los que lo hicieron vengan detrás de nuestra familia y la de ellos, no creo que estemos muy a salvo por lo menos no tú. Por favor cuidate mucho hermano.

— Lo haré hermana, de todas formas la que me preocupa eres tú. ¿Sabes lo expuesta que estás en un escenario? Deberías pensar en descansar por unos días, y antes que me ataques no te estoy pidiendo que lo dejes solo que descanses mientras soluciono esto. 

Pensé en las palabras de mi hermano, su pedido tenía cierto sentido. La verdad es que aunque no tenga que ver con los negocios de mi familia el simple hecho de llevar el apellido me ponía en la mira de cualquier enemigo, ahora sabiendo que hay una organización que teme enfrentar a Yuri y a la mafia italiana despierta en mí un poco de miedo porque podrían buscarme, también  podrían hacerlo los D’Angelo buscando venganza. ¡Dios mío! ¡Qué lío terrible! 

— Está bien hermano, descansaré por unos días pero iré de todas formas a ensayar. No puedo quedarme en casa encerrada todo el día, me volvería loca.     

— ¿Qué me dirías si te digo que vengas unos días a casa? Hace mucho tiempo que no compartimos un tiempo en familia y me gustaría tenerte cerca. 

— Yuri… ¿No crees que estás abusando? 

Mi hermano gruñe y frunce el ceño, ya se ha molestado conmigo. De todas formas me apiado de él, su preocupación es real y con mucho sentido, puedo notarlo porque mi hermano no es de los que ruegan a las personas y mucho menos a mí. 

— Está bien, podría pasar unos días en la casa. Pero… solo unos días y por favor que nadie me atosigue porque saldré corriendo de allí. 

Pude ver la sonrisa victoriosa de mi hermano formándose en su rostro porque había conseguido una pequeña victoria. Le había dado el gusto solo esta vez, solo porque sé muy bien que el tema es bastante delicado. Tampoco soy una kamikaze que quieren que la maten, puedo estar muy consciente de eso.  

Luego de unos minutos más donde mi hermano aprovechó para masticar a una velocidad exorbitante su desayuno y beberse de un tirón el café para luego salir corriendo porque debía de reunirse con más personas. Nuevamente me quedé sola pero avisada de que los hombres se quedarían custodiando mi puerta, algo exagerado creo yo pero bueno, no discutiría en este caso con mi hermano.  

Llamé al conservatorio avisando que me ausentaré por unos días por unos problemas familiares, si tal cosa ocurrió podía jurar que todas las noticias hablaban solo de la dichosa matanza por lo que sabrían que se debería a eso, no es un secreto que mi apellido justamente es la misma que tiene la familia cabeza de la mafia rusa. No lo iba admitir pero descansar por unos días lejos de todos ellos ayudaría porque no tendría que escuchar los cuchicheos y las miradas de aquellos que se creen santos. Lo malo, mi queridísima madre y sus continuos planteos de que ya es hora de que me busque un esposo. 

Estaba harta de escuchar ese mismo reclamo de parte de mi madre, no comprendo cual es la necesidad de conseguir un marido, no es como si lo necesitara para vivir ya nos encontrábamos en otro siglo, uno donde la mujer podía ser libre de elegir qué quiere para la vida y su futuro. Lo único reconfortable es saber que a mi hermano también lo vuelve loco con lo mismo, simplemente mi hermano gracias a su autoridad en la casa tiene la posibilidad de callarla cuando lo exaspera lo suficiente a pesar de que siempre trata de mantener la compostura para no ofenderla. 

— ¡Ay Dios lo que me espera en esa casa! Bendita sea la hora en que sucedió esto. 

Hice mi maleta, aproveché y cargué mi maleta con cosas que necesitaría para practicar mis coreografías ya que mi receso será solo del escenario, no puedo descansar ni un solo día o perderé tonificación y habilidad. 

Por un momento mientras acomodaba mis cosas una cosa apareció en mi cabeza de repente. Mi hermano había mencionado que los únicos sobrevivientes fueron los hijos del Don y su mano derecha, me era imposible no pensar en ellos. Sentía una pena terrible por ellos, conocía muy bien el sentimiento ya lo habíamos vivido, pero nosotros no sobrevivimos una matanza terrible nos enteramos horas después de la muerte de mi padre, pero el perderlo nos destrozó.

Sé que a quien más afectó fue a mi hermano, su deber en hacerse cargo del negocio y demás lo convirtió en lo que es ahora. Solo podía imaginar al heredero de los D’Angelo siendo una versión de Yuri. Lamento mucho por lo que estará pasando solo espero que tenga buenos amigos y más familiares a quienes tener a su lado y así ayudarlo a salir adelante. 

Este estilo de vida jamás te aseguraba volver a casa, lo supe desde que era una niña. Vivía constantemente preocupada por mi padre hasta que mi más terrible pesadilla se hizo realidad. No querer pertenecer a los negocios no impide que no me preocupe de mi hermano y de los demás miembros de mi familia, conozco los riesgos y conozco el dolor de la pérdida. Sé lo difícil que es pertenecer a una familia como la mía.                                 

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