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Capítulo 2. Lección.

Estaba muy sumido en mis pensamientos, había estado trabajando tanto durante todo este tiempo. Estos meses fueron devastadores, mi padre se había tomado muy enserio lo de meterme en los negocios familiares que me tenía yendo para todos lados en representación suya o mismo, acompañándolo. Lo único que me  motivaba era saber que Filippo estaba a mi lado ya que cuando mi padre decida pasar su puesto, el suyo también lo hará y ambos estaremos juntos en esto.

¿Me aterraba esto? Por supuesto que sí, pero lo debía de aceptar con gusto. Había sabido desde muy pequeño que este era mi lugar y que tarde o temprano heredaría la silla de mi padre y su título. Me convertiría en el nuevo Don. 

— Permiso señor, lamento molestarlo. Creí que el despacho estaba vacío. 

Desperté de mi ensoñación cuando una de las mucamas de la casa ingresa al despacho, cuando veo lo que traía en sus manos mi respiración se detuvo por un momento. Un recuerdo lejano se precipitó en mi mente y me arrancó una pequeña sonrisa. 

— No te preocupes Camilla, pasa. ¿Y esa flor? 

— Su madre, señor. Me pidió que buscara una planta que no sea muy llamativa pero que sea hermosa para colocarla dentro de su despacho. Me ha dicho que cree que a este lugar le falta más vida. 

Sonreí, esas palabras sin lugar a dudas eran de mi madre, aunque debía de admitir que tenía mucha razón. 

— Gran elección Camilla, esta planta me trae recuerdos. 

— Gracias señor, la dejaré sobre la mesita ¿Quiere alguna cosa? 

— No es necesario, muchas gracias puedes retirarte. 

La mujer sonrió y se marchó silenciosamente, no pude evitar levantarme de mi silla y acercarme a la nueva planta que adornaba mi despacho. Una orquídea de un color violeta muy intenso. No era parecida a la de aquella noche, pero me recordaba a esa bella mujer. 

Aún dolía su rechazo, jamás me había imaginado que una mujer me rechazaría de esa forma. Pero ella era especial sin lugar a dudas, luego de aquella noche la había ido a ver en dos oportunidades más, aprovechando en una de esas de llevar a mi madre quien se había quedado muy fascinada con su actuación. Pero en esas veces no intenté acercarme nuevamente, había sido suficiente que una sola vez me rechazara. 

Luego de eso no he podido volver al teatro, mi tiempo libre era limitado y mi padre consumía todo mi espacio. Aunque se lo agradecía ya que gracias a eso mi madre ha cesado con su búsqueda de una novia para mi. 

Respiré profundo y tocando suavemente una última vez la bella flor que me recordaba a ella decidí que el momento de descanso y reflexión había acabado ya que dentro de unas pocas horas debíamos viajar a una reunión muy importante donde un gran negocio marcaría un antes y después en la organización. El último trato que mi padre cerrará para luego jubilarse y dedicarse enteramente a mi madre. Había trabajado por este trato desde hace un año y finalmente podría cumplir su sueño, un negocio seguro con los rusos que mi padre había estado planeando desde que el nuevo Pakhan de la mafia rusa ha tomado su lugar hace 7 años. 

El negocio por supuesto no se llevaría directamente con él, ya que hasta el momento muy pocos conocen al nuevo jefe por lo que los tratos serán vistos con un capitán de la organización. Para poder ganar aún más la confianza de estos posibles socios la reunión se llevará a cabo en suelo ruso, ¿Nos exponemos mucho? Así es pero será un gran paso y además, nosotros iremos listos. 

Fui hasta mi habitación para alistarme, una incursión a una reunión bastante peligrosa amerita una ropa cómoda por si algo sale mal, pero la realidad es que no podría vestir casual cuando el mismo Don y su heredero van a esta. Debía mostrarme elegante, seguro, fuerte y poderoso casi imposible de alcanzar. Un traje a la medida era la mejor opción. Desde que comencé a involucrarme más en el negocio he tenido que solicitar una buena cantidad al sastre de la familia. 

— ¿Listo hijo? — pregunta mi padre sonriente frente a mi. 

Nos encontrábamos en nuestro jet privado de camino a Rusia, teníamos aproximadamente tres horas y media de viaje mientras tanto debíamos ir repasando los puntos a tocar en dicha reunión. Los consigliere eran nuestro gran apoyo en todo esto y eran quienes nos daban la tranquilidad de que todo saldría como queríamos. 

— Sí padre y ¿Tú? 

— Por supuesto que sí. Estoy muy emocionado de poder cumplir con este negocio y poder dejarte una carga menos a ti. 

— Sabes que todo esto no es una carga para mi, es familia y a la familia hay que cuidarla. 

— Así es muchacho — expresó su aprobación el padre de mi mejor amigo, el señor Ferrara. — Pronto aterrizaremos señores, por favor aseguren sus cinturones. 

Tras obedecer lo que Ferrara nos dijo y recibir segundos después el anuncio del piloto, nos aseguramos los cinturones y comenzamos a descender. Mi corazón palpitaba a un ritmo insano, estaba muy nervioso pero no lo estaba demostrando en mi exterior. 

Veía a mi padre muy feliz hablando con Ferrara, ambos muy relajados. Filippo de igual forma también se mostraba muy tranquilo por lo que yo no podía verme sudando de los nervios como una princesita. Al llegar a la pista nuestros hombres ya habían aterrizado en un vuelo anterior y esperaban en nuestros coches. 

El lugar de la reunión había sido pactado en un puerto donde no habría oficiales de la ley ni mucho menos público no deseado. Un lugar tranquilo pero un tanto inseguro por los infinitos lugares escurridizos donde cualquiera podría armar una emboscada, algo que Ferrara pensó y por eso horas antes había mandado un equipo a revisar todo el lugar asegurándose de no encontrar francotiradores preparados o alguna que otra sorpresa. 

— Escuchen ustedes dos — nos dice el padre de Filippo, su rostro serio  y sus ojos negros como la noche en la que nos encontrábamos nos miraba a ambos, su hijo y a mí. — Pase lo que pase deben mostrarse sin emociones, que los socios no vean nerviosismo o alguna otra debilidad, deben verse como los mismos dueños del mundo o podrían verlos como hormigas a los que aplastar. 

— Algo más, algo muy importante de lo que no hemos hablado pero debemos hacerlo ahora por si esto sale mal. 

— ¿Qué estás queriendo decir padre? Nada saldrá mal. 

— Puede que sí como puede que no, los rusos son personas frías mucho peores que nosotros y son sumamente cambiantes. Si esta reunión sale mal deben tratar como sea de salvarse, ustedes dos son el futuro de la familia y nosotros dos ya somos como peones sacrificables. Si algo llegara a sucederles sería devastador, por eso Filippo — fija sus ojos en él, mi padre podía ser muy aterrador cuando se ponía serio como en estos momentos — Tú muchacho, debes cuidar de Alessio, debes hacer lo que esté en tu alcance de salvarlo y luego darle los mejores consejos tal y como lo hace tu padre. Ustedes dos son el futuro, recuerdenlo. 

— Sí señor, como usted diga. — contesta Filippo con la voz cargada de emociones. 

— Padre no me asustes con esas palabras, no vayas con la idea de que algo podría salir mal. Tranquilo. 

— Una última lección hijo — dice su padre cuando todos ya estaban fuera del auto viendo a unos metros de distancia a sus futuros socios — Siempre debes estar listo para lo peor, lo bueno es una recompensa. 

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