Estaba muy sumido en mis pensamientos, había estado trabajando tanto durante todo este tiempo. Estos meses fueron devastadores, mi padre se había tomado muy enserio lo de meterme en los negocios familiares que me tenía yendo para todos lados en representación suya o mismo, acompañándolo. Lo único que me motivaba era saber que Filippo estaba a mi lado ya que cuando mi padre decida pasar su puesto, el suyo también lo hará y ambos estaremos juntos en esto.
¿Me aterraba esto? Por supuesto que sí, pero lo debía de aceptar con gusto. Había sabido desde muy pequeño que este era mi lugar y que tarde o temprano heredaría la silla de mi padre y su título. Me convertiría en el nuevo Don.
— Permiso señor, lamento molestarlo. Creí que el despacho estaba vacío.
Desperté de mi ensoñación cuando una de las mucamas de la casa ingresa al despacho, cuando veo lo que traía en sus manos mi respiración se detuvo por un momento. Un recuerdo lejano se precipitó en mi mente y me arrancó una pequeña sonrisa.
— No te preocupes Camilla, pasa. ¿Y esa flor?
— Su madre, señor. Me pidió que buscara una planta que no sea muy llamativa pero que sea hermosa para colocarla dentro de su despacho. Me ha dicho que cree que a este lugar le falta más vida.
Sonreí, esas palabras sin lugar a dudas eran de mi madre, aunque debía de admitir que tenía mucha razón.
— Gran elección Camilla, esta planta me trae recuerdos.
— Gracias señor, la dejaré sobre la mesita ¿Quiere alguna cosa?
— No es necesario, muchas gracias puedes retirarte.
La mujer sonrió y se marchó silenciosamente, no pude evitar levantarme de mi silla y acercarme a la nueva planta que adornaba mi despacho. Una orquídea de un color violeta muy intenso. No era parecida a la de aquella noche, pero me recordaba a esa bella mujer.
Aún dolía su rechazo, jamás me había imaginado que una mujer me rechazaría de esa forma. Pero ella era especial sin lugar a dudas, luego de aquella noche la había ido a ver en dos oportunidades más, aprovechando en una de esas de llevar a mi madre quien se había quedado muy fascinada con su actuación. Pero en esas veces no intenté acercarme nuevamente, había sido suficiente que una sola vez me rechazara.
Luego de eso no he podido volver al teatro, mi tiempo libre era limitado y mi padre consumía todo mi espacio. Aunque se lo agradecía ya que gracias a eso mi madre ha cesado con su búsqueda de una novia para mi.
Respiré profundo y tocando suavemente una última vez la bella flor que me recordaba a ella decidí que el momento de descanso y reflexión había acabado ya que dentro de unas pocas horas debíamos viajar a una reunión muy importante donde un gran negocio marcaría un antes y después en la organización. El último trato que mi padre cerrará para luego jubilarse y dedicarse enteramente a mi madre. Había trabajado por este trato desde hace un año y finalmente podría cumplir su sueño, un negocio seguro con los rusos que mi padre había estado planeando desde que el nuevo Pakhan de la mafia rusa ha tomado su lugar hace 7 años.
El negocio por supuesto no se llevaría directamente con él, ya que hasta el momento muy pocos conocen al nuevo jefe por lo que los tratos serán vistos con un capitán de la organización. Para poder ganar aún más la confianza de estos posibles socios la reunión se llevará a cabo en suelo ruso, ¿Nos exponemos mucho? Así es pero será un gran paso y además, nosotros iremos listos.
Fui hasta mi habitación para alistarme, una incursión a una reunión bastante peligrosa amerita una ropa cómoda por si algo sale mal, pero la realidad es que no podría vestir casual cuando el mismo Don y su heredero van a esta. Debía mostrarme elegante, seguro, fuerte y poderoso casi imposible de alcanzar. Un traje a la medida era la mejor opción. Desde que comencé a involucrarme más en el negocio he tenido que solicitar una buena cantidad al sastre de la familia.
— ¿Listo hijo? — pregunta mi padre sonriente frente a mi.
Nos encontrábamos en nuestro jet privado de camino a Rusia, teníamos aproximadamente tres horas y media de viaje mientras tanto debíamos ir repasando los puntos a tocar en dicha reunión. Los consigliere eran nuestro gran apoyo en todo esto y eran quienes nos daban la tranquilidad de que todo saldría como queríamos.
— Sí padre y ¿Tú?
— Por supuesto que sí. Estoy muy emocionado de poder cumplir con este negocio y poder dejarte una carga menos a ti.
— Sabes que todo esto no es una carga para mi, es familia y a la familia hay que cuidarla.
— Así es muchacho — expresó su aprobación el padre de mi mejor amigo, el señor Ferrara. — Pronto aterrizaremos señores, por favor aseguren sus cinturones.
Tras obedecer lo que Ferrara nos dijo y recibir segundos después el anuncio del piloto, nos aseguramos los cinturones y comenzamos a descender. Mi corazón palpitaba a un ritmo insano, estaba muy nervioso pero no lo estaba demostrando en mi exterior.
Veía a mi padre muy feliz hablando con Ferrara, ambos muy relajados. Filippo de igual forma también se mostraba muy tranquilo por lo que yo no podía verme sudando de los nervios como una princesita. Al llegar a la pista nuestros hombres ya habían aterrizado en un vuelo anterior y esperaban en nuestros coches.
El lugar de la reunión había sido pactado en un puerto donde no habría oficiales de la ley ni mucho menos público no deseado. Un lugar tranquilo pero un tanto inseguro por los infinitos lugares escurridizos donde cualquiera podría armar una emboscada, algo que Ferrara pensó y por eso horas antes había mandado un equipo a revisar todo el lugar asegurándose de no encontrar francotiradores preparados o alguna que otra sorpresa.
— Escuchen ustedes dos — nos dice el padre de Filippo, su rostro serio y sus ojos negros como la noche en la que nos encontrábamos nos miraba a ambos, su hijo y a mí. — Pase lo que pase deben mostrarse sin emociones, que los socios no vean nerviosismo o alguna otra debilidad, deben verse como los mismos dueños del mundo o podrían verlos como hormigas a los que aplastar.
— Algo más, algo muy importante de lo que no hemos hablado pero debemos hacerlo ahora por si esto sale mal.
— ¿Qué estás queriendo decir padre? Nada saldrá mal.
— Puede que sí como puede que no, los rusos son personas frías mucho peores que nosotros y son sumamente cambiantes. Si esta reunión sale mal deben tratar como sea de salvarse, ustedes dos son el futuro de la familia y nosotros dos ya somos como peones sacrificables. Si algo llegara a sucederles sería devastador, por eso Filippo — fija sus ojos en él, mi padre podía ser muy aterrador cuando se ponía serio como en estos momentos — Tú muchacho, debes cuidar de Alessio, debes hacer lo que esté en tu alcance de salvarlo y luego darle los mejores consejos tal y como lo hace tu padre. Ustedes dos son el futuro, recuerdenlo.
— Sí señor, como usted diga. — contesta Filippo con la voz cargada de emociones.
— Padre no me asustes con esas palabras, no vayas con la idea de que algo podría salir mal. Tranquilo.
— Una última lección hijo — dice su padre cuando todos ya estaban fuera del auto viendo a unos metros de distancia a sus futuros socios — Siempre debes estar listo para lo peor, lo bueno es una recompensa.
Los rusos eran personas de negocios pero muy frívolos sin compasión de nadie, personas de quien debes temer y desconfiar. Al bajar del auto y encontrarnos con algunos de ellos allí esperando nos demostró que son personas muy puntuales y que jamás serán los segundos en nada. Mi padre preguntó a Ferrara acerca del informe previo de los guardias que habían revisado el lugar previamente y que en estos momentos se encontraban ocultos vigilando el perímetro en caso de que las cosas salgan mal. Para la paz de todos Ferrara nos confirmó cero sorpresas hasta el momento. Mi padre nos instó a acercarnos a nuestros futuros socios quienes esperaban por nosotros. El capitán de la bratva con quien mi padre haría negocios aguardaba en el auto rodeado de sus matones quienes eran unos tipos gigantes sin expresiones en sus rostros. Nosotros los italianos seremos más relajados físicamente, pero si creían que no podríamos ser aterradores cuando era necesario entonces no sabían nada. No debería de subes
Tras lo ocurrido tuvimos que mantenernos quietos por un día buscando apaciguar un poco las cosas, tras el alboroto que se armó todos los oficiales de policía rusos estaban en busca de algún sobreviviente, por que sabían que algunos pudimos salir librados de allí, con la intención de ponernos tras las rejas. Supieron que los italianos estábamos involucrados cuando pudieron identificar a mi padre como una de las víctimas, también cuando identificaron a los miembros de la bratva se percataron que esta riña sería aún peor. Buscaban averiguar quienes fueron los vencedores al final y pudieron escapar por suerte no habían logrado identificarnos. Nuestro jet privado había logrado mantenerse oculto de los oficiales rusos y así jamás se enteraron cuando partimos de allí y regresamos a nuestro país. Cuando pisamos suelo italiano nuevamente mi vida había cambiado y ya la noticia se había esparcido por todas partes. A mi madre la encontré devastada, de la misma forma estaba la madre de Filippo
Mi mañana tranquila fue interrumpida por un total alboroto en la puerta de mi casa ya que estaban tocando como si lo fueran a tirar en cualquier momento. Sabía que si estaban así de desesperados se trataría de los hombres de mi hermano. — Ya voy — grité totalmente frustrada porque sus nudillos dejarían marca en mi puerta si lo seguía golpeando — Maldita sea. Cuando lo abrí no solo me encontré con unos matones de primera sino con mi propio hermano con un rostro que me decía que había comenzado bastante mal. — Hermanito ¿Qué haces aquí? — Lo saludo dándole un beso en su mejilla con un corto abrazo. — ¿Me dejarás entrar? — me pregunta con ese tono poco amigable, su ceño fruncido me indica que no está teniendo un buen día. — Pasa, pasa. — digo haciéndome a un lado. Yuri entró en mi departamento mirando todo como siempre, observando que todo estuviera prolijamente. Era un ser que le encantaba el orden y siempre nos peleábamos por eso mismo porque buscaba la forma de controlarme, algo
Con todas mis cosas listas eché una última mirada a mi departamento despidiéndome de la tranquilidad de mi casa y mi soledad para ir a parar a la casa familiar que era un completo desastre, bastante parecido a un gallinero lleno de gallinas turulecas. En especial mi madre, la amo pero la conozco mejor que nadie y sé que apenas pongo un pie dentro de esa casa comenzará a imponer cosas y a criticar algunas otras. Cuando abrí la puerta de mi departamento me encontré con los monos que mi hermano había dejado para que me cuidaran, apenas me vieron con las maletas las tomaron para luego seguirme hasta el coche que ya me estaba esperando fuera del edificio. — No se ofusque señorita Kozlova, solo seremos tres su hermano indicó que no quería que fuéramos muchos lo que estuviéramos a su disposición para no incomodarla. — Agradezco saber eso. Llévenme a la casa. — Sí señorita, como usted diga. El camino a la casa era un trayecto largo ya que la casa familiar queda a las afueras y justam
De tantos gritos y pataleos que había dado de un momento a otro uno de los matones me había dado un golpe tan fuerte que me hizo ver estrellas y luego una oscuridad me invadió por completo. Caí en un pozo de oscuridad total en donde perdí todas mis fuerzas y ya no pude moverme. Mis sueños eran tan extrañas que de un momento a otro cambiaban sin sentido alguno, por momentos oía gritos y por otros momentos simplemente silencio y una oscuridad que ni siquiera podía ver mi propia sombra. Hasta que unos gritos que resultaban más reales que sueños comenzaron a despertarme de mis sueños tan extraños. — ¡Despierta maldita zorra! — un grito y una sacudida bien fuerte logró finalmente que abriera los ojos para encontrarme con un hombre supremamente aterrador. — ¿Quién diablos es usted? ¿Qué quieren conmigo? — Mejor te callas y no te me pongas brava porque tendrás muchos problemas. — Ustedes no saben con quién se están metiendo, a mi hermano no le temblará el pulso en acabar con todos uste
Me estaba volviendo loca, me encontraba encerrada en una porquería de agujero donde las ratas caminan sin temer de mi presencia. Lo único que me daban como alimento eran unas malditas migajas de pan un tanto duras y agua, estaba segura de que habían transcurrido tres días desde que me raptaron y aún estaba sin saber de mi hermano. Ese maldito hombre, el mismo que aún me daba mucho miedo por ese rostro tan frío y lleno de maldad, había venido en reiteradas oportunidades a decirme que mi hermano seguía pistas y pistas y que aún no había logrado dar con mi paradero. Disfrutaba de saber que él estaba como un loco buscándome, pero creo que más disfrutaba ver cómo seguía rastros falsos que él los dejaba a propósito. Una sola vez creo que estuvimos a punto de ser encontrados porque me tuvieron que trasladar de donde me encontraba lo más rápido posible. Fue el primer día y entonces creí que sería rescatada pero no, fueron mucho más hábiles ya que al parecer recibieron una alerta que ayudó
— No entiendo, ¿Qué me estás diciendo? — pregunta mi madre colérica. — ¿En serio lo piensas recibir? Es el causante de la muerte de tu padre, aún no ha transcurrido el tiempo prudente ¡Que falta de honor de su parte! — Para nada es como lo piensas madre. El pakhan me ha llamado personalmente para comentarme cómo está el asunto y en algo fue muy contundente, él no tuvo nada que ver con la muerte de mi padre porque esa noche también murieron sus mejores hombres. Es más, quiere venir para hablar sobre el asunto, tiene noticias y necesita hablarlo personalmente. Es que mi madre podía ser la mujer más terca del mundo cuando se lo proponía, pero nada podía hacer ya había tomado mi decisión y le había asegurado a Yuri Kozlov que lo escucharía y recibiría en mi casa con mucho gusto. Cumplí con mi deber de avisar a mi madre porque ella deberá de encargarse de preparar una buena cena donde recibir a nuestro invitado, y por supuesto poner de sobre aviso a los habitantes de la casa de que deber
— ¿Cómo dijo? — pregunté muy intrigado. ¿Acaso escuché bien? — Tal y como escuchó Alessio. Esos mismos hombres que han ido detrás de su familia en aquel día con la intención de liquidarlos a todos, fueron detrás de mi familia. No podía creer lo que estaba escuchando. — Acaso han… asesinado a su hermana. — digo algo dudoso, podía darme cuenta que el tema era algo bastante sensible para él. — Hasta el momento no, pero puede ocurrir en cualquier momento. La tienen secuestrada. Me recosté por completo en el respaldo de mi silla no dando crédito a lo que estaba escuchando. Ahora comprendía su desesperación, comprendía porqué notaba cierta tristeza y luego una rabia incontrolable en esos ojos fríos. No podía creer que estuviera tan calmado en estos momentos, yo si hubiera sido él estaría arrancando cabezas hasta encontrar a mi ser querido. Aunque era probable que ya lo hubiera hecho y ahora estaba así porque ya se encontraba sin saber qué más hacer y a que métodos recurrir. — L