En la cama todas las sensaciones se vuelven peores.Cuando Matías deja a su princesa en ella, se aparta para quitarse la playera y deja que ella se deleite con el roce de sus manos contra su piel. Su mano vuelve a meterse bajo la tela que la cubre, pero esta vez se la lleva consigo, dejando al descubierto aquel pezón.Charlize se retuerce bajo su cuerpo, es tan inexperta su princesa, que el mínimo roce la enloquece. Pero lo que más le gusta es que sea él quien lo hace por primera vez.—¿Puedo seguir? —le pregunta Matías con la duda en su voz y ella asiente sin atreverse a abrir los ojos, porque tiene miedo de darse cuenta que él no está seguro de aquello.La boca de Matías atrapa aquel pezón, Charlize gime y sus manos se van al cabello de Matías.—Maldición… eso se siente tan bien, Matías.—Y espera a que toque en otro lugar —le dice con la voz ronca y a Charlize no se le ocurre dónde más puede tocarla ese hombre para volverla loca.Una mano de Matías baja por su vientre y se cuela en
—Hija, que bueno que estás bien —le dice estrechándola entre sus brazos, para luego mirarla a los ojos —. ¿Cómo estás?—Mejor, creo que el regaño de Matías y dormir me ayudó bastante con el enojo.—Tu padre está muy arrepentido de su comportamiento, me rogó que hablara contigo para que regreses.—Y lo haré, pero solo por unos días, hasta que consiga a alguien que limpie el departamento, no entiendo cómo llegó a ese estado.—Porque solo hay una copia y la tienes tú —Luz la abraza otra vez y Charlize cierra los ojos, pensando en que lo que acaba de ocurrir entre ella y Matías, no se puede saber o eso le daría mucha pena —. ¿Tomaron desayuno?—Sí.—No —responden al mismo tiempo, siendo Charlize la que dijo no y baja la mirada—. Es que al final no quise, porque extrañaba tus panqueques.—Eres una consentida, pero ya te los haré…—No, ustedes siéntense, que yo los haré —dice Matías caminando a la cocina.—¿Sabes hacer panqueques y no me dijiste? —le dice Charlize achicando los ojos.—No me
Matías llega junto a las mujeres que permanecen sonrientes y hablando de lo que harán en el día, se demoró más de lo que pensaba porque necesitaba una buena ducha fría, porque aquella chiquilla lo había dejado demasiado encendido.—¿Qué harán ahora? —les pregunta tomando asiento al lado de su hermana, como si nada.—Iremos a casa y pasaremos un día alrededor de la piscina —le dice Luz y sin que su hermano se percate, le guiña un ojo a Charlize —. ¿Quieres ir con nosotras?—Claro, yo me ofrezco para la barbacoa, porque supongo que un día de piscina no está completo sin una…—Eso es correcto, hermanito, vámonos entonces, los espero en el auto, necesito llamar a alguien urgente —camina a la puerta y antes de salir los mira con esas cara de psicópata que solo ella puede poner —. No se tarden.—No mami, dame diez o quince minutos, para recoger mis cosas y limpiar mi desastre.—Bien…En cuanto la puerta se cierra, Charlize apura el paso a la habitación, pero Matías corre tras ella y la apri
Tras una efusiva despedida en el estacionamiento y con Matías estrangulando el volante de su auto, Charlize bate las manos y le sonríe a Jerry.Se sube al auto y Luz suelta la carcajada, ella mira a su madre con el ceño fruncido y Luz le señala el espejo retrovisor.—¿Tienes idea de lo furioso que está?—No me interesa, Jerry era un buen amigo en la escuela y no sabía nada de él, ahora intercambiamos teléfonos y todo.—Ok, me parece perfecto, debes socializar con gente además de los abogados de la oficina, pero… me pidió su nombre completo.—No me digas que…—Ya le tiene hasta el número del calzado.—No tiene remedio… —Luz sale hacia la calle y Charlize suspira —. ¿Te dijo algo más?—Solo que no verás de donde viene el golpe.Eso puede parecer una amenaza, pero para Charlize es una dulce promesa.Cuando llegan a la casa, Gerard sale del despacho y la abraza más que aquel día que regresó de Boston, para luego pedirle perdón.—Lo siento, hija, pero me cuesta recordar que eres grande, ma
Charlize está aburrida, metida en el despacho de su casa, trabajando en algunas cosas que quiere avanzar. Ve la hora, con pesar ve que apenas son las nueve la noche.Mira el alto de papeles que tiene delante de ella y decide que es hora de moverse. Luego del accidente en la piscina, Gerard no se ha quedado tranquilo y se volvió peor cuando le dijo que se iría a vivir sola.Lo aceptó de mala gana, pero eso no lo detuvo para estar pendiente de ella toda la semana. Sin embargo, es viernes y todo lo que puede hacer ahora es salir.Ava no está en la ciudad, se fue a visitar a sus abuelos a Baltimore y los chicos de la oficina tampoco están disponibles, así que no le queda más remedio que salir sola.—Pero si voy a salir… será mejor que vaya a un lugar que tenga sentido.Sube a su habitación a cambiarse, elije unos tenis cómodos, de esos que usaba de adolescente, y se coloca una chaqueta negra. Cuando sale, se encuentra con Luz que lleva un peluche de Lianna en la mano.—¿Otro damnificado?
La semana de Matías había sido nefasta, en especial luego del accidente de Charlize en la piscina. Su corazón se debatía entre decirle lo que sentía o no, pero él mismo minimizaba lo que la chica sentía y seguía creyendo que él era un capricho nada más.Esa semana le había tocado el turno de noche junto a Dalton, aquella era la última y decidieron quedarse solo para los llamados.Casi a las once, reciben un llamado por disturbios en un bar cercano a donde ellos se encuentran apostados, así que salen enseguida hasta el lugar.—Una pelea entre borrachos, que entretenido —dicen de mala gana.Al llegar, Matías se recuerda que ese es el lugar donde encontró a su princesa bailando con un amigo, sonríe al recordar la manera en que lo redujo y le advirtió.«Mi chiquilla no le tiene miedo a nada», piensa con orgullo, caminando con esa expresión de malhumor y las manos en el cinturón. Ve una aglomeración cerca del pasillo en donde ocurrió el incidente con su princesa y se va hasta el punto ense
Cuando Charlize entra a la estación de policía, se da cuenta que todo está más calmado, debe ser porque es de noche. Pero frente a ella va caminando un animal, una bestia a punto de destrozar a dos hombres que cometieron el error de meterse con ella.No pudo ocultar su sorpresa al ver al hombre que la golpeó con la cara destrozada, pero no dijo nada acerca de aquello.—Toma asiento allí, pronto tomarán tu declaración.Charlize hace lo que Matías le dice y no se atreve a levantar la mirada en ni un momento, será por eso que no se percata de que él marca un número en su teléfono ni tampoco se da cuenta cuando Dalton tira de él a uno de los cuartos donde guardan los artículos de limpieza.—¿Estás loco? Esos tipos amenazaron con destrozar tu carrera y esa niña ni siquiera te ve a los ojos.—No me importa, yo sé lo que siento y con eso me basta, es mi problema.—Me vas a meter en problemas.—Me echaré la culpa de todo, pero déjame hacer las cosas a mi manera.Lo que Matías no sabía que, co
Luego del susto que Charlize se llevó aquella noche, Gerard pensó que sería suficiente para que ella dejara de salir y frecuentar lugares nocturnos, pero se equivocó. Pero, ya que no había manera de detenerla, decidió invitar a sus suegros a una cena, eso seguro la detendría.Y para hacerlo más interesante y saber qué tramaba Matías con su niña, también lo invitó.A los amigos cerca, pero a los enemigos a un lado.No es que Matías fuera su enemigo, en verdad lo estima mucho, pero ya que le dijo abiertamente que le interesa su hija, no puede quedarse sin dar la batalla. Se esforzó para mantenerlo alejado casi toda la vida de su princesa y no dará su brazo a torcer justo ahora.Por su parte, Charlize estaba en una disyuntiva, por una parte estaba molesta con él por la manera de terminar esos encuentros tan fogosos, pero por otra sentía un agradecimiento enorme de que le salvara la vida.Aunque en su carácter, primaba ese lado belicoso.Termina de maquillarse, se deja el cabello suelto y