Charlize está aburrida, metida en el despacho de su casa, trabajando en algunas cosas que quiere avanzar. Ve la hora, con pesar ve que apenas son las nueve la noche.Mira el alto de papeles que tiene delante de ella y decide que es hora de moverse. Luego del accidente en la piscina, Gerard no se ha quedado tranquilo y se volvió peor cuando le dijo que se iría a vivir sola.Lo aceptó de mala gana, pero eso no lo detuvo para estar pendiente de ella toda la semana. Sin embargo, es viernes y todo lo que puede hacer ahora es salir.Ava no está en la ciudad, se fue a visitar a sus abuelos a Baltimore y los chicos de la oficina tampoco están disponibles, así que no le queda más remedio que salir sola.—Pero si voy a salir… será mejor que vaya a un lugar que tenga sentido.Sube a su habitación a cambiarse, elije unos tenis cómodos, de esos que usaba de adolescente, y se coloca una chaqueta negra. Cuando sale, se encuentra con Luz que lleva un peluche de Lianna en la mano.—¿Otro damnificado?
La semana de Matías había sido nefasta, en especial luego del accidente de Charlize en la piscina. Su corazón se debatía entre decirle lo que sentía o no, pero él mismo minimizaba lo que la chica sentía y seguía creyendo que él era un capricho nada más.Esa semana le había tocado el turno de noche junto a Dalton, aquella era la última y decidieron quedarse solo para los llamados.Casi a las once, reciben un llamado por disturbios en un bar cercano a donde ellos se encuentran apostados, así que salen enseguida hasta el lugar.—Una pelea entre borrachos, que entretenido —dicen de mala gana.Al llegar, Matías se recuerda que ese es el lugar donde encontró a su princesa bailando con un amigo, sonríe al recordar la manera en que lo redujo y le advirtió.«Mi chiquilla no le tiene miedo a nada», piensa con orgullo, caminando con esa expresión de malhumor y las manos en el cinturón. Ve una aglomeración cerca del pasillo en donde ocurrió el incidente con su princesa y se va hasta el punto ense
Cuando Charlize entra a la estación de policía, se da cuenta que todo está más calmado, debe ser porque es de noche. Pero frente a ella va caminando un animal, una bestia a punto de destrozar a dos hombres que cometieron el error de meterse con ella.No pudo ocultar su sorpresa al ver al hombre que la golpeó con la cara destrozada, pero no dijo nada acerca de aquello.—Toma asiento allí, pronto tomarán tu declaración.Charlize hace lo que Matías le dice y no se atreve a levantar la mirada en ni un momento, será por eso que no se percata de que él marca un número en su teléfono ni tampoco se da cuenta cuando Dalton tira de él a uno de los cuartos donde guardan los artículos de limpieza.—¿Estás loco? Esos tipos amenazaron con destrozar tu carrera y esa niña ni siquiera te ve a los ojos.—No me importa, yo sé lo que siento y con eso me basta, es mi problema.—Me vas a meter en problemas.—Me echaré la culpa de todo, pero déjame hacer las cosas a mi manera.Lo que Matías no sabía que, co
Luego del susto que Charlize se llevó aquella noche, Gerard pensó que sería suficiente para que ella dejara de salir y frecuentar lugares nocturnos, pero se equivocó. Pero, ya que no había manera de detenerla, decidió invitar a sus suegros a una cena, eso seguro la detendría.Y para hacerlo más interesante y saber qué tramaba Matías con su niña, también lo invitó.A los amigos cerca, pero a los enemigos a un lado.No es que Matías fuera su enemigo, en verdad lo estima mucho, pero ya que le dijo abiertamente que le interesa su hija, no puede quedarse sin dar la batalla. Se esforzó para mantenerlo alejado casi toda la vida de su princesa y no dará su brazo a torcer justo ahora.Por su parte, Charlize estaba en una disyuntiva, por una parte estaba molesta con él por la manera de terminar esos encuentros tan fogosos, pero por otra sentía un agradecimiento enorme de que le salvara la vida.Aunque en su carácter, primaba ese lado belicoso.Termina de maquillarse, se deja el cabello suelto y
Ella se pone de pie, con una mezcla de sorpresa, rabia y ganas de matar a quien se le cruce.—Brandon… qué sorpresa —dice con los dientes apretados, aparentando una sonrisa—. ¿Qué haces aquí?—Vine de visita por el fin de semana, quise pasar a verte… espero no te moleste.—No, claro que no… —sin mirar a Matías, que sabe debe estar ardiendo en celos, se acerca a darle un abrazo, como si hubiesen sido los mejores amigos en la universidad.Por supuesto, lo aprieta más de la cuenta, pero solo el chico se da cuenta. Luz se pone de pie para pedir que pongan otro lugar en la mesa y le pide a Michael que se cambie de lugar, para que Brandon se siente al lado de la princesa.Gerard no deja de mirar al chico recién llegado, quiere meterlo en su despacho y taparlo a preguntas, pero sabe que no puede, porque su mujer lo mataría. Así que solo le queda lo único que puede, aguantar…—Brandon, bienvenido, toma asiento por favor.—¡Oh, tamales! Mi nana me los preparaba de pequeño.—Los míos son una de
Cuando Matías regresa al comedor, Charlize no está, según su madre se fue a cambiar para salir con el muchacho.Le llega la notificación a su teléfono y sonríe cuando ve que es la vida y obra de Brandon Wisse. Se lo reenvía a Gerard, con el texto «Para que veas que te sirvo de amigo». Él lo mira unos segundos y responde «Te habías tardado, Méndez».Luz se levanta de la mesa para acostar a Julie y Lianna, Michael se despide de sus abuelos y por último, Ethan dice que debe ir por Victoria.Charlize llega con un jean demasiado ajustado, un abrigo corto y una blusa con un escote demasiado descarado. Cuando ve que Matías la mira enojado, se cubre y sonríe a sus abuelos.—Los quiero mucho, se me cuidan —les da un beso amoroso y luego se va con Gerard—. Prometo llegar temprano, aquí o a mi departamento, no lo sé aún.—P-pero —dice él y mira a Matías.—Gerard —dice poniéndose de pie, sin despegar la mirada del teléfono—, puedes enviar a mis padres con uno de tus choferes, tengo que ir a la es
Charlize se despereza con una sonrisa de satisfacción, seguro los hombres de su vida deben estar echando humo por las orejas, pensando que no llegó a dormir, que tal vez pasó la noche con Brandon y que ahora estaba despertando entre los brazos de aquel chico que llegó como anillo al dedo.Mira a su lado, cierra los ojos y trata de pensar en el aroma, el calor, el cuerpo de Matías y todo en ella se despierta.A su mente viene lo ocurrido en el departamento del policía, la manera de tocarla, de hacerla sentir esas sensaciones…Una de sus manos baja a su centro, que está húmedo de solo pensar en él, y comienza a tocarse, gimiendo sin cohibirse, porque allí está sola. Pero luego se detiene abruptamente y se levanta.—¿Por qué estoy haciendo algo con la mano si puedo hacerlo con mi juguete nuevo?Aunque es grande aquel amigo de silicona rosa, lo eligió por la vibración, porque para lo otro sigue esperando que sea el policía quien la estrene, como en todo hasta el momento.Media hora despué
Los días siguieron pasando, Charlize hablaba con Brandon todos los días luego del trabajo, mientras que en la oficina Allan la seguía cortejando.Ese día quería irse temprano a casa, porque al día siguiente era el juicio contra Jonathan Taylor y necesitaba descansar, estar fresca, para así llegar con todo al estrado. Su meta era sacar al chico, pero además hablar con el fiscal, ese hombre tenía que abrir los ojos, iniciar la investigación por los secuestros masivos de las chicas.—¿Quieres ir a cenar? —le pregunta la voz amable de Allan, sacándola de su organización mental.—No lo creo, mañana tenemos el juicio de Jonathan y quiero dormirme temprano.—Es tu primer juicio, ¿cierto? —ella asiente y él le sonríe mientras le extiende la mano—. No dormirás bien, estarás tan ansiosa, que pasará la medianoche sin que pegues un ojo… mejor sales un poco, te distraes, te relajas y luego te vas a dormir.—¿Eso es lo que te pasó?—Sí… y si le preguntas a tus padres, probablemente te dirán lo mism