El desayuno de los Finnick es tranquilo aquel sábado, solo el anuncio de que al almuerzo recibirían a los amigos más cercanos causó algarabía entre ellos.Charlize se pone de pie, le da un beso a sus padres y se va directo al gimnasio de la casa, tiene un par de cosas que sacarse del cuerpo y el saco de arena que le regaló su tío Dan hace años es perfecto para eso.Se coloca un pantalón para ejercitarse que le cae desde la cintura, un top que solo le cubre los senos y se hace un moño alto. Camina con toda la actitud de querer matar a alguien, se lleva los audífonos para no desconcentrarse y comienza a saltar un poco para entrar en calor.Tras colocarse los guantes, comienza a darle duro al saco, pensando que es el cuerpo de cierto sargento que no quiere admitir que la ve de otra manera, que por eso la cela, la sigue, la molesta, la pega contra la pared y se pone muy cerca de ella.—¡¡Te odio!! —grita con frustración, pero sabe que es solo de dientes para afuera.Mantiene ese ritmo, ha
Charlize estaba enterrada en su escritorio, con el expediente del caso de Crissie Baxter. Lo suyo era más político, por algo se estaba especializando en derechos humanos, pero esto iba más allá de la curiosidad o del reto personal. Era una chica de dieciocho años desaparecida. Sus padres estaban desesperados, las declaraciones eran crudas y ella había llorado de principio a fin. Se ponía en el lugar de ellos y por supuesto que el primer sospechoso era su novio. Pero tras analizar el perfil de Jonathan Taylor, sus declaraciones y las pruebas que no había en su contra, ella estaba más que convencida de que alguien más había desaparecido a Crissie. —¿Muy concentrada? —levanta la mirada y ve a Allan, que le lleva un capuchino y una barra de cereal natural. —Este caso me tiene muy mal, sé que Jonathan es inocente, pero no tenemos cómo demostrarlo. —Cuando la película se termina y quieres volver a verla ¿qué haces? —La rebobino… —se pone de pie, toma el expediente y abraza a Allan —.
Tras quedar de acuerdo con Matías y Dalton en que no dirían nada sobre lo que hablaron, Charlize se regresó a la oficina. Su padre estaba en el recibidor, esperando por ella supuestamente para saber si le pasó algo al auto, pero ella sabe que no fue por eso. Ahora estaba allí, esperando a que su madre terminara de hablar con un cliente, para entrar a contarle todo lo que Matías y su compañera le dijeron. En cuanto sale el hombre, ella se mete a la oficina, cierra la puerta y lleva a su madre casi corriendo a su escritorio. Le cuenta todo demasiado rápido y Luz le pide que hable de nuevo, esta vez Charlize le dice todo lo que descubrió, pero también lo que Matías y su compañera piensan. —Bien… haremos lo siguiente —dice Luz sentenciando con un dedo—, vas a ayudarme a preparar ese juicio, vamos a dejar en evidencia todos los procedimientos, vamos a llamar a todos los oficiales involucrados, vamos a presentar la ausencia de pruebas en contra del chico y todo lo que se te ocurra. —¿Lo
Cuando consiguen separarse, Matías estrecha a Charlize y ella aprovecha para inundarse de esa calidez y ese aroma que le encantan. Puede que hasta ahora no fueran muchas las veces que él la abrazó de esa manera, pero le encantaría que no fuera la última.—No sé qué me estás haciendo, princesa.—Nada que otra no te hiciera —ella se aparta, porque no quiere ponérselo en bandeja de plata. Si lo hace estará perdida, porque sabe que Matías no se va a comprometer así como así.—¿De qué hablas?—Mira —lo aparta de ella y Matías se queda con la boca abierta —. Fue… interesante, es algo nuevo para mí. Creo que me gustó besar a alguien…—¿Alguien? ¿No se supone que era el amor de tu vida desde que me conoces? —le pregunta dolido.—Pues… sí… pero dime algo, Matías —le dice ella acercándose a él con una mirada que lo hace retroceder —. Luego de besarme, ¿qué piensas de mí? ¿Cómo me quieres en tu vida? ¿Voy a seguir siendo un chiquilla que te ama y te ha perseguido por los últimos catorce o quince
Charlize camina con un archivo a la oficina de uno de los abogados, pensando en lo ocurrida la noche anterior con Matías y sonriendo como boba. Así se la encuentra Allan y sonríe al verla tan contenta.—¿Y esa sonrisa?—Cosas mías… ya sabes, la satisfacción de tener la razón.—Oh, esa es la mejor de las sonrisas, definitivamente… —se queda callado unos segundos y se arma de valor—. Charlize, ya que el fin de semana no pudimos salir por tus compromisos familiares, ¿qué te parece que lo hagamos hoy?—Me parece una excelente idea… es más. En lugar de ir a un lugar elegante, deberías ir a uno casual, así nos vamos desde la oficina.—Me… me parece una excelente idea.—Bien… ahora me iré a entregar estos archivos.Para Charlize es una oportunidad para compartir con un colega, pero para Allan es la oportunidad de conocer a aquella chica tan inteligente. Después de todo, puede que encontrara a una buena mujer que al fin caliente su frío corazón.Cuando Charlize termina de entregar los documen
Los días se fueron pasando con cierta lentitud, pero al fin era fin de semana.Charlize había quedado con su amiga Ava, irían al mismo lugar en donde se vieron el día que ella llegó de Boston y luego tenían planeado irse a la casa de los Finnick.Baja la escalera con un atuendo cómoda y muy informal, uno que la hacía ver de su edad. Gerard la ve llegar a la primera planta y frunce el ceño.—¿A dónde crees que vas?—Voy a salir con Ava y luego nos vendremos a dormir aquí, porque mañana pasaremos el día juntas.—Charlize, estás restringida, no puedes…—¿Disculpa? —le dice ella sin poder creer lo que su padre le dice. Cuando lo dijo hace unos días atrás, pensaba que estaba bromeando.—Eso, no puedes salir, así que dile a tu amiga que venga directo aquí.—¿Y por qué se supone que no puedo salir?—Porque el otro día llegaste tarde y no dijiste dónde estabas —Luz llega con ellos y Charlize deja salir un bufido.—Bien… esto es lo que pasará. Yo iré a mi cita con Ava y mañana, en lugar de pas
Charlize sigue a Matías hasta su auto, él le abre la puerta del copiloto y ella le dedica una mirada antes de subir. Cuando Matías cierra la puerta, camina hasta la otra pensando en qué es lo que puede pasar esa noche. Tal vez es un error, tal vez es lo mejor para terminar con todo eso de una vez o simplemente nada pasará más que una buena conversación. —¿Quieres pasar a comprar algo antes de llevarte a mi casa? —Sí, puede ser algo para comer y unas cosas personales. —Pasaremos por una tienda que está abierta las veinticuatro horas y venden todo lo que puedas necesitar a esta hora —Charlize le regala una sonrisa débil y Matías toma el rumbo hacia el lugar. No hablan porque no saben qué decir, Charlize, a pesar de que en su mente se imaginó estar así con Matías, a solas y tranquilos, no puedo articular ni una palabra. En cambio él, está pensando qué decir, porque esa chiquilla le quita todo el poder de elocuencia. Si fuera una mujer desconocida, seguro ya la tendría más que lista
Es suave, sencillo, no busca nada más que reconfortarla y decirle que sí le importó, siempre y que ahora mucho más. Separa sus labios de ella y la vuelve a abrazar. —No me hagas esto, Matías… me das esperanzas y los dos sabemos que no las tengo. —No puedo evitarlo… me siento terrible, haciendo esto a la persona que más me importa hoy y no tener idea de lo que quiero contigo, es una tortura que no me deja dormir. —Creo que no fue buena idea venir —lo separa de ella con suavidad y se limpia el rostro, con la mirada en el piso —. Será mejor que busque dónde irme. —No quiero dejarte ir sola por ahí… te prometo mantener la distancia, pero no te vayas. Ella lo ve tan asustado, desesperado y esperando que ella acepte, que al final asiente. Matías la toma de la mano y ella no entiende cómo eso es mantener la distancia, pero al menos se siente bien. Mucho mejor que bailar con Jackson o hablar con Allan. Le deja sentada en el sofá, va a la cocina por algo de beber y platos para colocar la