Cuando consiguen separarse, Matías estrecha a Charlize y ella aprovecha para inundarse de esa calidez y ese aroma que le encantan. Puede que hasta ahora no fueran muchas las veces que él la abrazó de esa manera, pero le encantaría que no fuera la última.—No sé qué me estás haciendo, princesa.—Nada que otra no te hiciera —ella se aparta, porque no quiere ponérselo en bandeja de plata. Si lo hace estará perdida, porque sabe que Matías no se va a comprometer así como así.—¿De qué hablas?—Mira —lo aparta de ella y Matías se queda con la boca abierta —. Fue… interesante, es algo nuevo para mí. Creo que me gustó besar a alguien…—¿Alguien? ¿No se supone que era el amor de tu vida desde que me conoces? —le pregunta dolido.—Pues… sí… pero dime algo, Matías —le dice ella acercándose a él con una mirada que lo hace retroceder —. Luego de besarme, ¿qué piensas de mí? ¿Cómo me quieres en tu vida? ¿Voy a seguir siendo un chiquilla que te ama y te ha perseguido por los últimos catorce o quince
Charlize camina con un archivo a la oficina de uno de los abogados, pensando en lo ocurrida la noche anterior con Matías y sonriendo como boba. Así se la encuentra Allan y sonríe al verla tan contenta.—¿Y esa sonrisa?—Cosas mías… ya sabes, la satisfacción de tener la razón.—Oh, esa es la mejor de las sonrisas, definitivamente… —se queda callado unos segundos y se arma de valor—. Charlize, ya que el fin de semana no pudimos salir por tus compromisos familiares, ¿qué te parece que lo hagamos hoy?—Me parece una excelente idea… es más. En lugar de ir a un lugar elegante, deberías ir a uno casual, así nos vamos desde la oficina.—Me… me parece una excelente idea.—Bien… ahora me iré a entregar estos archivos.Para Charlize es una oportunidad para compartir con un colega, pero para Allan es la oportunidad de conocer a aquella chica tan inteligente. Después de todo, puede que encontrara a una buena mujer que al fin caliente su frío corazón.Cuando Charlize termina de entregar los documen
Los días se fueron pasando con cierta lentitud, pero al fin era fin de semana.Charlize había quedado con su amiga Ava, irían al mismo lugar en donde se vieron el día que ella llegó de Boston y luego tenían planeado irse a la casa de los Finnick.Baja la escalera con un atuendo cómoda y muy informal, uno que la hacía ver de su edad. Gerard la ve llegar a la primera planta y frunce el ceño.—¿A dónde crees que vas?—Voy a salir con Ava y luego nos vendremos a dormir aquí, porque mañana pasaremos el día juntas.—Charlize, estás restringida, no puedes…—¿Disculpa? —le dice ella sin poder creer lo que su padre le dice. Cuando lo dijo hace unos días atrás, pensaba que estaba bromeando.—Eso, no puedes salir, así que dile a tu amiga que venga directo aquí.—¿Y por qué se supone que no puedo salir?—Porque el otro día llegaste tarde y no dijiste dónde estabas —Luz llega con ellos y Charlize deja salir un bufido.—Bien… esto es lo que pasará. Yo iré a mi cita con Ava y mañana, en lugar de pas
Charlize sigue a Matías hasta su auto, él le abre la puerta del copiloto y ella le dedica una mirada antes de subir. Cuando Matías cierra la puerta, camina hasta la otra pensando en qué es lo que puede pasar esa noche. Tal vez es un error, tal vez es lo mejor para terminar con todo eso de una vez o simplemente nada pasará más que una buena conversación. —¿Quieres pasar a comprar algo antes de llevarte a mi casa? —Sí, puede ser algo para comer y unas cosas personales. —Pasaremos por una tienda que está abierta las veinticuatro horas y venden todo lo que puedas necesitar a esta hora —Charlize le regala una sonrisa débil y Matías toma el rumbo hacia el lugar. No hablan porque no saben qué decir, Charlize, a pesar de que en su mente se imaginó estar así con Matías, a solas y tranquilos, no puedo articular ni una palabra. En cambio él, está pensando qué decir, porque esa chiquilla le quita todo el poder de elocuencia. Si fuera una mujer desconocida, seguro ya la tendría más que lista
Es suave, sencillo, no busca nada más que reconfortarla y decirle que sí le importó, siempre y que ahora mucho más. Separa sus labios de ella y la vuelve a abrazar. —No me hagas esto, Matías… me das esperanzas y los dos sabemos que no las tengo. —No puedo evitarlo… me siento terrible, haciendo esto a la persona que más me importa hoy y no tener idea de lo que quiero contigo, es una tortura que no me deja dormir. —Creo que no fue buena idea venir —lo separa de ella con suavidad y se limpia el rostro, con la mirada en el piso —. Será mejor que busque dónde irme. —No quiero dejarte ir sola por ahí… te prometo mantener la distancia, pero no te vayas. Ella lo ve tan asustado, desesperado y esperando que ella acepte, que al final asiente. Matías la toma de la mano y ella no entiende cómo eso es mantener la distancia, pero al menos se siente bien. Mucho mejor que bailar con Jackson o hablar con Allan. Le deja sentada en el sofá, va a la cocina por algo de beber y platos para colocar la
Cuando Charlize abre los ojos, se despierta con la sensación de haber sido observada, mira hacia la puerta y está tan cerrada como la dejó por la noche, así que solo es su imaginación.Probablemente el pasar la noche en la casa del hombre que ha amado desde siempre, puede que la tenga un poco sensible.Se levanta para ir por una taza de café, siente aquel cansancio que se quita solo con el líquido oscuro y algo dulce, por lo que ir por algo se hace muy necesario. Luego de eso, podrá decidir qué hacer de su vida.Al abrir la puerta, le llega el olor de café recién hecho, camina hasta la cocina, encontrándose con la figura de aquel hombre como para provocar un cucardio…Lleva el cabello mojado, el torso desnudo y solo una toalla lo cubre desde la cadera hasta un poco sobre las rodillas. Es un maldito dios que cubre sus atributos con un uniforme, pero ahora solo está con aquella toalla que se ve muy fácil de quitar o caer.Matías se gira y se encuentra a Charlize con la boca abierta, mir
En la cama todas las sensaciones se vuelven peores.Cuando Matías deja a su princesa en ella, se aparta para quitarse la playera y deja que ella se deleite con el roce de sus manos contra su piel. Su mano vuelve a meterse bajo la tela que la cubre, pero esta vez se la lleva consigo, dejando al descubierto aquel pezón.Charlize se retuerce bajo su cuerpo, es tan inexperta su princesa, que el mínimo roce la enloquece. Pero lo que más le gusta es que sea él quien lo hace por primera vez.—¿Puedo seguir? —le pregunta Matías con la duda en su voz y ella asiente sin atreverse a abrir los ojos, porque tiene miedo de darse cuenta que él no está seguro de aquello.La boca de Matías atrapa aquel pezón, Charlize gime y sus manos se van al cabello de Matías.—Maldición… eso se siente tan bien, Matías.—Y espera a que toque en otro lugar —le dice con la voz ronca y a Charlize no se le ocurre dónde más puede tocarla ese hombre para volverla loca.Una mano de Matías baja por su vientre y se cuela en
—Hija, que bueno que estás bien —le dice estrechándola entre sus brazos, para luego mirarla a los ojos —. ¿Cómo estás?—Mejor, creo que el regaño de Matías y dormir me ayudó bastante con el enojo.—Tu padre está muy arrepentido de su comportamiento, me rogó que hablara contigo para que regreses.—Y lo haré, pero solo por unos días, hasta que consiga a alguien que limpie el departamento, no entiendo cómo llegó a ese estado.—Porque solo hay una copia y la tienes tú —Luz la abraza otra vez y Charlize cierra los ojos, pensando en que lo que acaba de ocurrir entre ella y Matías, no se puede saber o eso le daría mucha pena —. ¿Tomaron desayuno?—Sí.—No —responden al mismo tiempo, siendo Charlize la que dijo no y baja la mirada—. Es que al final no quise, porque extrañaba tus panqueques.—Eres una consentida, pero ya te los haré…—No, ustedes siéntense, que yo los haré —dice Matías caminando a la cocina.—¿Sabes hacer panqueques y no me dijiste? —le dice Charlize achicando los ojos.—No me