Los días se fueron pasando con cierta lentitud, pero al fin era fin de semana.Charlize había quedado con su amiga Ava, irían al mismo lugar en donde se vieron el día que ella llegó de Boston y luego tenían planeado irse a la casa de los Finnick.Baja la escalera con un atuendo cómoda y muy informal, uno que la hacía ver de su edad. Gerard la ve llegar a la primera planta y frunce el ceño.—¿A dónde crees que vas?—Voy a salir con Ava y luego nos vendremos a dormir aquí, porque mañana pasaremos el día juntas.—Charlize, estás restringida, no puedes…—¿Disculpa? —le dice ella sin poder creer lo que su padre le dice. Cuando lo dijo hace unos días atrás, pensaba que estaba bromeando.—Eso, no puedes salir, así que dile a tu amiga que venga directo aquí.—¿Y por qué se supone que no puedo salir?—Porque el otro día llegaste tarde y no dijiste dónde estabas —Luz llega con ellos y Charlize deja salir un bufido.—Bien… esto es lo que pasará. Yo iré a mi cita con Ava y mañana, en lugar de pas
Charlize sigue a Matías hasta su auto, él le abre la puerta del copiloto y ella le dedica una mirada antes de subir. Cuando Matías cierra la puerta, camina hasta la otra pensando en qué es lo que puede pasar esa noche. Tal vez es un error, tal vez es lo mejor para terminar con todo eso de una vez o simplemente nada pasará más que una buena conversación. —¿Quieres pasar a comprar algo antes de llevarte a mi casa? —Sí, puede ser algo para comer y unas cosas personales. —Pasaremos por una tienda que está abierta las veinticuatro horas y venden todo lo que puedas necesitar a esta hora —Charlize le regala una sonrisa débil y Matías toma el rumbo hacia el lugar. No hablan porque no saben qué decir, Charlize, a pesar de que en su mente se imaginó estar así con Matías, a solas y tranquilos, no puedo articular ni una palabra. En cambio él, está pensando qué decir, porque esa chiquilla le quita todo el poder de elocuencia. Si fuera una mujer desconocida, seguro ya la tendría más que lista
Es suave, sencillo, no busca nada más que reconfortarla y decirle que sí le importó, siempre y que ahora mucho más. Separa sus labios de ella y la vuelve a abrazar. —No me hagas esto, Matías… me das esperanzas y los dos sabemos que no las tengo. —No puedo evitarlo… me siento terrible, haciendo esto a la persona que más me importa hoy y no tener idea de lo que quiero contigo, es una tortura que no me deja dormir. —Creo que no fue buena idea venir —lo separa de ella con suavidad y se limpia el rostro, con la mirada en el piso —. Será mejor que busque dónde irme. —No quiero dejarte ir sola por ahí… te prometo mantener la distancia, pero no te vayas. Ella lo ve tan asustado, desesperado y esperando que ella acepte, que al final asiente. Matías la toma de la mano y ella no entiende cómo eso es mantener la distancia, pero al menos se siente bien. Mucho mejor que bailar con Jackson o hablar con Allan. Le deja sentada en el sofá, va a la cocina por algo de beber y platos para colocar la
Cuando Charlize abre los ojos, se despierta con la sensación de haber sido observada, mira hacia la puerta y está tan cerrada como la dejó por la noche, así que solo es su imaginación.Probablemente el pasar la noche en la casa del hombre que ha amado desde siempre, puede que la tenga un poco sensible.Se levanta para ir por una taza de café, siente aquel cansancio que se quita solo con el líquido oscuro y algo dulce, por lo que ir por algo se hace muy necesario. Luego de eso, podrá decidir qué hacer de su vida.Al abrir la puerta, le llega el olor de café recién hecho, camina hasta la cocina, encontrándose con la figura de aquel hombre como para provocar un cucardio…Lleva el cabello mojado, el torso desnudo y solo una toalla lo cubre desde la cadera hasta un poco sobre las rodillas. Es un maldito dios que cubre sus atributos con un uniforme, pero ahora solo está con aquella toalla que se ve muy fácil de quitar o caer.Matías se gira y se encuentra a Charlize con la boca abierta, mir
En la cama todas las sensaciones se vuelven peores.Cuando Matías deja a su princesa en ella, se aparta para quitarse la playera y deja que ella se deleite con el roce de sus manos contra su piel. Su mano vuelve a meterse bajo la tela que la cubre, pero esta vez se la lleva consigo, dejando al descubierto aquel pezón.Charlize se retuerce bajo su cuerpo, es tan inexperta su princesa, que el mínimo roce la enloquece. Pero lo que más le gusta es que sea él quien lo hace por primera vez.—¿Puedo seguir? —le pregunta Matías con la duda en su voz y ella asiente sin atreverse a abrir los ojos, porque tiene miedo de darse cuenta que él no está seguro de aquello.La boca de Matías atrapa aquel pezón, Charlize gime y sus manos se van al cabello de Matías.—Maldición… eso se siente tan bien, Matías.—Y espera a que toque en otro lugar —le dice con la voz ronca y a Charlize no se le ocurre dónde más puede tocarla ese hombre para volverla loca.Una mano de Matías baja por su vientre y se cuela en
—Hija, que bueno que estás bien —le dice estrechándola entre sus brazos, para luego mirarla a los ojos —. ¿Cómo estás?—Mejor, creo que el regaño de Matías y dormir me ayudó bastante con el enojo.—Tu padre está muy arrepentido de su comportamiento, me rogó que hablara contigo para que regreses.—Y lo haré, pero solo por unos días, hasta que consiga a alguien que limpie el departamento, no entiendo cómo llegó a ese estado.—Porque solo hay una copia y la tienes tú —Luz la abraza otra vez y Charlize cierra los ojos, pensando en que lo que acaba de ocurrir entre ella y Matías, no se puede saber o eso le daría mucha pena —. ¿Tomaron desayuno?—Sí.—No —responden al mismo tiempo, siendo Charlize la que dijo no y baja la mirada—. Es que al final no quise, porque extrañaba tus panqueques.—Eres una consentida, pero ya te los haré…—No, ustedes siéntense, que yo los haré —dice Matías caminando a la cocina.—¿Sabes hacer panqueques y no me dijiste? —le dice Charlize achicando los ojos.—No me
Matías llega junto a las mujeres que permanecen sonrientes y hablando de lo que harán en el día, se demoró más de lo que pensaba porque necesitaba una buena ducha fría, porque aquella chiquilla lo había dejado demasiado encendido.—¿Qué harán ahora? —les pregunta tomando asiento al lado de su hermana, como si nada.—Iremos a casa y pasaremos un día alrededor de la piscina —le dice Luz y sin que su hermano se percate, le guiña un ojo a Charlize —. ¿Quieres ir con nosotras?—Claro, yo me ofrezco para la barbacoa, porque supongo que un día de piscina no está completo sin una…—Eso es correcto, hermanito, vámonos entonces, los espero en el auto, necesito llamar a alguien urgente —camina a la puerta y antes de salir los mira con esas cara de psicópata que solo ella puede poner —. No se tarden.—No mami, dame diez o quince minutos, para recoger mis cosas y limpiar mi desastre.—Bien…En cuanto la puerta se cierra, Charlize apura el paso a la habitación, pero Matías corre tras ella y la apri
Tras una efusiva despedida en el estacionamiento y con Matías estrangulando el volante de su auto, Charlize bate las manos y le sonríe a Jerry.Se sube al auto y Luz suelta la carcajada, ella mira a su madre con el ceño fruncido y Luz le señala el espejo retrovisor.—¿Tienes idea de lo furioso que está?—No me interesa, Jerry era un buen amigo en la escuela y no sabía nada de él, ahora intercambiamos teléfonos y todo.—Ok, me parece perfecto, debes socializar con gente además de los abogados de la oficina, pero… me pidió su nombre completo.—No me digas que…—Ya le tiene hasta el número del calzado.—No tiene remedio… —Luz sale hacia la calle y Charlize suspira —. ¿Te dijo algo más?—Solo que no verás de donde viene el golpe.Eso puede parecer una amenaza, pero para Charlize es una dulce promesa.Cuando llegan a la casa, Gerard sale del despacho y la abraza más que aquel día que regresó de Boston, para luego pedirle perdón.—Lo siento, hija, pero me cuesta recordar que eres grande, ma