Simon se despertó con una mezcla de impaciencia y ansiedad. Sabía que su audiencia estaba esperando su próximo lanzamiento con gran expectación. Se levantó de la cama, sintiendo la tensión acumulada en sus músculos, y se dirigió directamente a su computadora. La pantalla brillante lo saludó, esperando sus comandos. Con dedos ágiles, comenzó a redactar la actualización para sus seguidores.
"¡Atención, seguidores! Les traigo noticias emocionantes sobre mi próximo video. Estén atentos, porque la espera está por terminar. Estoy trabajando arduamente para llevarles contenido de calidad. Pronto revelaré la fecha de lanzamiento. ¡Estén preparados para emocionarse!"
La mayoría de sus seguidores, al verlo en línea, sintieron una oleada de emoción. Estaban convencidos de que este sería el día en que Simon sorprendería una vez más con uno de sus videos tan esperados. Sin embargo, sus expectativas se vieron frustradas cuando vieron que era solo una actualización sobre la próxima publicación.
"Maldición", pensó Simon para sí mismo. Sabía que debía mantener a su audiencia interesada, pero también necesitaba tiempo para perfeccionar su próximo proyecto. La presión comenzaba a acumularse, pero Simon sabía cómo manejarla.
Después de publicar la actualización, Simon se levantó de su escritorio y se dirigió a la cocina. El hambre le golpeó como un puñetazo en el estómago, recordándole que no había comido desde la noche anterior. Mientras preparaba su desayuno, su mente vagaba por los detalles de su próximo video. Necesitaba algo fresco, algo que desafiara los límites y mantuviera a su audiencia cautiva.
Terminado su desayuno, Simon consideró sus opciones para la noche. Sabía que necesitaba un nuevo sujeto de prueba para su próximo proyecto. La última vez había sido un desastre, pero Simon estaba decidido a no cometer los mismos errores. Esta vez, necesitaba alguien más resistente, alguien que pudiera soportar lo que tenía planeado.
"Quizás deba salir esta noche y buscar a alguien", pensó para sí mismo mientras se ponía los zapatos. "Debe ser alguien especial, alguien que pueda desafiar mis habilidades".
Con esa idea en mente, Simon se dirigió a su auto y se dirigió al supermercado más cercano. Sabía que necesitaba abastecerse de suministros antes de embarcarse en su próxima empresa. Mientras caminaba por los pasillos del supermercado, el sonido de las carretillas y el suave murmullo de los clientes llenaba el aire.
Fue entonces cuando ocurrió el encuentro fortuito. Mientras Simon estaba distraído buscando algo en los estantes, chocó con una joven pelirroja que pasaba por su lado. Ambos dejaron caer sus cosas al suelo, creando un pequeño caos en el pasillo.
—Lo siento mucho. No te vi —se disculpó la joven mientras se agachaba para recoger sus pertenencias.
—Tranquila, fue mi culpa. Debería haber estado más atento —respondió Simon, un poco molesto por la interrupción.
La joven parecía nerviosa, como si estuviera abrumada por la presencia de Simon. Balbuceó unas disculpas mientras él la ayudaba a recoger sus cosas, sus mejillas coloreadas por la vergüenza.
—Gracias por ayudarme —dijo ella, evitando su mirada.
—No hay de qué. Como dije antes, fue mi culpa —respondió Simon con calma, tratando de tranquilizarla.
Después de recoger sus cosas, la joven se despidió apresuradamente y se alejó por el pasillo. Simon la observó mientras se iba, una chispa de interés brillando en sus ojos.
"Interesante", pensó para sí mismo. "Quizás ella sea la indicada".
Con esa idea en mente, Simon terminó sus compras y se dirigió de regreso a casa, su mente ya maquinando los detalles de su próximo proyecto. Sabía que necesitaba planificar cuidadosamente cada paso, pero estaba seguro de que valdría la pena.
"Mi próximo sujeto de prueba", murmuró para sí mismo con una sonrisa siniestra. "Será algo que nunca olvidará".
Adentrémonos aún más en las sombrías profundidades de la mente de Simon, un laberinto oscuro y retorcido donde la figura enigmática de la pelirroja había tomado residencia permanente desde aquel fatídico encuentro en el supermercado. Desde entonces, su obsesión por ella había crecido exponencialmente, como una enredadera implacable que se aferraba a su conciencia con una fuerza irresistible.A pesar de haber logrado contener su ira en el momento del incidente, una creciente animosidad comenzó a brotar en lo más profundo de su ser. Para Simon, los hábitos monótonos y predecibles de la mujer no solo carecían de emoción, sino que también le parecían patéticamente mundanos, rozando lo ridículo. Cada vez que la veía absorta en sus rutinas diarias, una mezcla de desprecio y fascinación se apoderaba de él, alimentando la llama de su obsesión con una intensidad casi palpable.Sin embargo, lo que realmente lo inquietaba era la extraña sensación de que el destino mismo había intervenido en sus
En ese preciso instante, mientras Alice, la jefa del departamento de policía, se encontraba inmersa en el análisis de una de las últimas publicaciones en la página web creada por el autodenominado Mess, una cascada de pensamientos se desencadenaba en su mente. Una sola palabra resonaba con fuerza: "enfermo". Era difícil no sentir una mezcla de repugnancia y horror al contemplar las grotescas escenas que se desplegaban ante sus ojos, testimonios sádicos de una mente retorcida y perturbada.Habían transcurrido ya varios meses desde que Alice y su equipo se embarcaron en la búsqueda frenética de la persona responsable de tales atrocidades. Una afición depravada, tan macabra como misteriosa, motivaba a este individuo a torturar a sus víctimas con un propósito que escapaba a todo entendimiento. A pesar de los incansables esfuerzos, ni siquiera los más hábiles expertos informáticos de la policía habían logrado rastrear la dirección IP desde la cual se subían esos vídeos y entradas a interne
Simon estaba completamente absorto en sus pensamientos, obsesionado con el inminente encuentro con la policía. Era consciente de que ella no tenía ni la más mínima sospecha de que él era el individuo que buscaban en todo el departamento. Su mente maquinaba estrategias para actuar de manera impecable, evitando cualquier indicio que pudiera despertar la más mínima sospecha. Una vez seguro de su inocencia aparente, planeaba someterla a un interrogatorio meticuloso, revelándole detalladamente el motivo detrás de cada uno de sus actos. Por supuesto, todo el encuentro estaría meticulosamente grabado y posteriormente sería difundido en su página web, la cual ganaba notoriedad día a día.Mientras tanto, en su mente se desplegaban un sinfín de posibilidades y escenarios, cada uno más retorcido que el anterior. Visualizaba el momento en que ella, confundida y vulnerable, caería en sus garras, sin siquiera sospechar el destino que le aguardaba. La anticipación de ese momento lo consumía por comp
Cuando Simon llegó a su departamento, la inmensurable dicha que lo embargaba era indescriptible con simples palabras. Por fin, tendría la libertad de dedicarse a sus experimentos sin que nadie pudiera interponerse. Al poner un pie en su hogar, Simon supuso que sus sujetos debían de estar despiertos, hambrientos, asustados y en alerta. Justo como a él le complacía. Deposita su chaqueta sobre la encimera de la cocina y se encamina hacia el sótano, con una sonrisa macabra plasmada en su rostro.El desagradable olor que impregnaba las paredes descascaradas y el suelo cubierto de moho provocaba en Simon una aversión casi física. Mientras se adentraba en sus pensamientos, se daba cuenta de la urgencia de llevar a cabo una limpieza meticulosa una vez que terminara con los dos individuos que mantenía amarrados a sillas de dentista. Si tenía la más mínima intención de algún día invitar a la policía a su morada, tendría que realizar una limpieza mucho más que profunda para eliminar cualquier ra
Era la tercera vez que Alice se sumergía en el meticuloso análisis del video que Simon había compartido. Su atención se concentraba en cada fotograma, en cada detalle, en busca de alguna pista que pudiera arrojar luz sobre el paradero de él. ¿Acaso estaría oculto en algún oscuro almacén, o tal vez resguardado en un discreto apartamento, o quizás deambulando por los pasillos de algún edificio abandonado? A pesar de sus incansables esfuerzos, la incógnita persistía en su mente, como un enigma impenetrable que se negaba a desvelarse. Un torbellino de interrogantes se agolpaba en su pensamiento: ¿Quién es este enigmático personaje que desafía todas las normas? ¿Qué motivaciones lo conducen a perpetrar tales acciones? ¿Acaso cuenta con la complicidad de otros? Y así, en una sucesión interminable, las preguntas se multiplicaban, alimentando la intriga y el misterio que rodeaba aquel enigmático suceso.Ella había sido agraciada con un día libre, una oportunidad para relajarse y liberar su me
Simon estaba obsesionado con Alice, pero no por amor genuino, sino por el deseo de manipularla a su antojo. Desde el momento en que la conoció, su mente maquinaba planes para ganar su atención y controlarla completamente. Cada acción que tomaba, cada palabra que pronunciaba, estaba meticulosamente calculada para alcanzar su objetivo: hacer que Alice cayera rendida a sus pies.Un día, Simon decidió que necesitaba hacer algo extraordinario para capturar la atención de Alice y consolidar su manipulación sobre ella. Aunque nunca se había considerado talentoso en la escritura, recordó que la poesía siempre había sido una herramienta efectiva para seducir a las personas. Sin dudarlo, se sentó frente a su escritorio y comenzó a redactar un poema.Para su sorpresa, las palabras fluían con facilidad. Cada verso que escribía parecía ser un anzuelo perfectamente diseñado para atrapar a su presa. Cuando terminó, Simon miró con satisfacción el poema que había creado, seguro de que Alice quedaría c
Voy a buscar algo de alcohol en el botiquín de primeros auxilios", dije mientras me dirigía hacia el armario designado para tales situaciones. Con cuidado, seleccioné el frasco de alcohol, desenroscando la tapa con un ligero chasquido. Un olor agudo llenó el aire cuando vertí unas cuantas gotas en el pequeño gotero, asegurándome de que estuviera suficientemente lleno para nuestros propósitos. Con el gotero listo, volví hacia mi compañero y con voz firme añadí: "Lo siguiente que vamos a usar será alcohol". Los ojos desesperados del hombre imploraban clemencia mientras se deslizaba hacia atrás por el suelo. "No, déjame, por favor", suplicaba en un tono desgarrador, sus palabras resonaban en la habitación. Sus manos temblaban mientras se extendían hacia mí, como si pudieran detener mi avance imparable. "No le diré nada a nadie, lo juro", gritaba con desesperación, su voz se quebraba con el peso de su angustia. Cada palabra estaba cargada de pánico y desesperación, mientras su mirada bus
Pasaron varias horas mientras yacía en la cama, tratando de conciliar el sueño en medio de la oscuridad de la noche. El reloj marcaba alrededor de las dos de la madrugada cuando finalmente me sumergí en un sueño intranquilo. Mis pensamientos vagaban por paisajes oníricos, donde la realidad se retorcía y se transformaba en imágenes surrealistas.En una de esas visiones, me encontraba en una playa, sintiendo la brisa marina acariciando mi rostro mientras contemplaba el horizonte. Pero de repente, la calma se convirtió en caos cuando una monstruosa ola se alzó en el horizonte, anunciando la llegada de un tsunami devastador. Observé impotente cómo la fuerza implacable del agua arrasaba todo a su paso, engullendo a aquellos que se encontraban en su camino, incluyéndome a mí mismo.El pánico y la desesperación se apoderaron de mí mientras luchaba por mantenerme a flote en medio de la furia del océano. Gritos de angustia resonaban a mi alrededor, mezclándose con el estruendo de las olas que