Bennett. Me asomo para ver que George intenta alejarse con el vehículo, pero una granada levanta la parte trasera impidiendo que lo haga. —¡Armas listas! —dispongo y Adam ya está preparando lo que le digo, empuñando el fusil que cuelga de su cuello. Salto del auto viendo a Kelly dirigirse al bosque tupido en el que se cubre cuando varios autos se dirigen, disparando desde la distancia. Bajo llevando lo más que puedo, en tanto George sale con el celular en la mano y un bolso colgando de su hombro, accionando el arma que dispara hacia el primero de los carros que no se detienen.—¡Maniobra defensiva y ataque! —demando y todo asienten. Todos corremos en diferentes puntos, dejando que los tipos se bajen de los autos, pues las armas y la cantidad de hombres nos supera. Dejar que nos sigan es la mejor forma de neutralizarlos. Me meto entre el matorral en el que me escondo, esperando al primero que sorprendo con un arma con silenciador que disparo en su cabeza, dejándolo en el suelo par
Damien Lidiar con todo lo que está sucediendo me ha quitado el sueño, el hambre y hasta la calma que traté de mantener por todo el tiempo que pudiera, pero por lo visto es una misión imposible. Mi cuerpo debe ser alimentado y aún de eso me he olvidado, algo que siento me comienza a pasar factura. La casa está vacía desde la madrugada, nadie llegó y lo que más me fastidia es tener que estar al frente de todo cuando quiero saber si mi hermana está herida. Gina solo contesta para decir que no puede hablar por lo de Enzo, quien apenas tenía pulso cuando lo encontraron. Todos estamos en la mira de alguien, incluido el comandante Evans que fue el objetivo esta vez.Escucho voces afuera por lo que salgo de la oficina encontrando a Zarya con sangre seca en la frente, llena de suciedad. Imagen que me revuelve todo lo que tengo en el interior. —¿Estás herida? —niega en repetidas ocasiones. —Se debe aumentar la seguridad en la empresa, en la casa, un convoy cada vez que salga un cargamento.
Damien.Una vez mi madre dijo algo de su vida junto al korol, “A veces solo necesitas a alguien con quien se pueda dejar fluir la locura que se esconde detrás de la cordura.” Ahora creo que tiene razón.Solo Briana derribó los muros que creé para protegerme de eso. Solo ella logró lo inimaginable conmigo. La veo aparecer con el álbum de hojas que me mostró hace semanas entre sus brazos, muy contenta. Hay algo que la vuelve más atractiva esta vez, no logro descubrir qué, pero la rodea como una luz extremadamente luminosa que me mantiene absorto con la vista clavada en su figura pequeña. ¿Sus caderas están más anchas? No lo sé. La cintura se encuentra más acentuada, me gusta. —El que mi padre no esté en casa no quiere decir que voy a dejar que un hombre pase a mi alcoba, estimado caballero. —pasa su peso de un pie a otro, sonriendo. Muevo la cabeza de lado a lado. —Eso no te detuvo la otra noche cuando gemías sobre mí. Cubre mi boca con la palma de su mano. —Cállate, los vigila
Damien. Recorro los kilómetros en la autopista que me lleva casi 30 minutos llegar al sitio donde no veo una sola señal de su vehículo o voiny ada custodiando. Giro por la carretera de tierra donde está la casa, pero nada. Tomo el móvil marcando el número en lo que giro el volante, viendo el sitio abandonado rodeado de boscosidad—Cuando dije que contabas conmigo para lo que sea, excluía las horas de dormir, D. —una Zarya adormilada es la que habla cuando contesta. —Pues yo no te dije que me citaras en un sitio como este. —reprocho.Escucho su risa.—La que está dormida y soñando soy yo. —escucho su risa desvanecerse. —No te he citado en... Entro al auto rápido. No espero a qué termine de hablar. —¡Damien sal de ahí! —grita mi hermana pero ya estoy acelerando para salir. —¡Damien!Dejo de escuchar viendo el mensaje y no puedo creer que haya caído en esta mierd@. Es un número sin registrar con solo el nombre de mi melliza al final. Estar con la cabeza pulsando y el repudio a un ol
Zarya La cantidad de cuerpos y sangre derramada me confirma que no me equivoque de lugar, el auto de Damien está abierto, la llamada a mi teléfono sigue activa, pero mi hermano no está por ningún lado. Camino apresurada hasta la cabaña donde la cantidad de cadáveres es casi el triple de lo que hay en la carretera. Las armas que reconozco quedan a la vista y la sensación que tengo en el pecho me atosiga cortando el paso del aire. No hay ninguno vivo, los que se veía estaban agonizando les dieron el tiro de gracia, dejando solo inservibles en el suelo. La opresión que tengo es desesperante. —Boss, encontramos esto. —habla un voiny trayendo algo en su mano extendida. Mi mundo se detiene al ver el dispositivo de rastreo lleno de sangre goteante que agarro con el corazón a punto de explotar por las revoluciones tan certeras. Se lo sacaron.—¿Dónde lo encontraste? —pregunto. —En el asfalto. Un mareo me toma de repente. Los latidos de mi corazón puedo escucharlos lentamente, pero m
Zarya.La puerta se abre dándole paso a Gina quien sale seguida de su padre, el viento fuerte que provocan las aspas mueven sus ropas, pero todo se detiene para mí cuando veo al hombre a quien me había negado a darle la cara, saliendo del helicóptero con ese aspecto sombrío y atemorizante que mira a todos lados hasta que sus ojos recaen en mí. Levanto la cara porque es lo que un Mikhailov debe representar, templanza de acero. Lo veo acercarse sobrepasando a Gina y el tío Dmitry que deja atrás para venirse contra mí. Dejo que me envuelva en sus brazos con el corazón retumbando a más no poder. Puedo escuchar el suyo del mismo modo. Paso la mano por mi nariz y este me acuna el rostro. —Lo vamos a encontrar. —dice serio pero puedo ver cómo le afecta el que su hijo esté desaparecido y yo no sé cómo pararme o qué explicarle porque no tengo mucho. Evito preguntar por Enzo o mi madre porque estoy segura que a ella no le dijeron nada. Sino, Alana estaría aquí y de seguro no fuese tan calm
BrianaLa desesperanza me mantiene con los nervios a mil, nada me sosiega, el aire me falta y por si fuera poco los platos que intento poner en la isla de la mesa en la cocina caen rompiéndose en pedazos que chocan contra mis tobillos. Me pongo de cuclillas para juntarlo pero soy detenida por Maite que me levanta. —Desde que regresaste estás así. —me mira como lo hacía mamá y las ganas de llorar vuelven. —¿Me dirás que pasa? Carraspeo con esa quemazón en la garganta que no se quita. —Estoy bien, estoy bien. —repito más para mí. —Solo es un accidente, ahorita voy por algo para recogerlo. Sorbo la nariz para que no vea las lágrimas que me nublan la vista. Debo ser fuerte. Me recuerdo que debo hacerlo, pero no puedo cuando estoy con él corazón lleno de un caos absoluto. —No señorita, te puedes cortar. —baja la vista a mi tobillo y suelta un jadeo asustado —Tienes un cristal en la piel, hija. Miro a donde ella y hago mala cara al ver la sangre que pende del corte donde continúa un
Briana.El auto no tarda mucho en llegar, el cual me deja frente al comando al que entro buscando al comandante Evans que no está en su oficina. Llego a otra sala en donde se oyen voces que reconozco bien, toco la puerta esperando que den el pase, pero es Adam quien abre. Me repara de arriba abajo extrañado. —¿Se encuentra el comandante? —pregunto en mi puesto. —¿Cuál de los dos? —contesta sacando la cabeza. —Porque está el amargado y el burlón. Verás el amargado es... —Déjate de pendejadas y coge seriedad. —lo aparta Bennett con su humor como si tuviera hiel en la boca. —Termina tu trabajo. —Adiosito. —se despide Adam mirando mal al comandante Evans que parece que quiere matar a todos. Sale cerrando la puerta detrás suyo como si fuera a delatar lo que sea que esté haciendo, me interesa poco si es un complot. Tengo muchas cosas más en que pensar que su estúpida riña por ser parte de la humanidad.—¿Qué quieres? —suelta con enojo sin dejar de caminar. Cada paso suyo son casi tr