Zarya La cantidad de cuerpos y sangre derramada me confirma que no me equivoque de lugar, el auto de Damien está abierto, la llamada a mi teléfono sigue activa, pero mi hermano no está por ningún lado. Camino apresurada hasta la cabaña donde la cantidad de cadáveres es casi el triple de lo que hay en la carretera. Las armas que reconozco quedan a la vista y la sensación que tengo en el pecho me atosiga cortando el paso del aire. No hay ninguno vivo, los que se veía estaban agonizando les dieron el tiro de gracia, dejando solo inservibles en el suelo. La opresión que tengo es desesperante. —Boss, encontramos esto. —habla un voiny trayendo algo en su mano extendida. Mi mundo se detiene al ver el dispositivo de rastreo lleno de sangre goteante que agarro con el corazón a punto de explotar por las revoluciones tan certeras. Se lo sacaron.—¿Dónde lo encontraste? —pregunto. —En el asfalto. Un mareo me toma de repente. Los latidos de mi corazón puedo escucharlos lentamente, pero m
Zarya.La puerta se abre dándole paso a Gina quien sale seguida de su padre, el viento fuerte que provocan las aspas mueven sus ropas, pero todo se detiene para mí cuando veo al hombre a quien me había negado a darle la cara, saliendo del helicóptero con ese aspecto sombrío y atemorizante que mira a todos lados hasta que sus ojos recaen en mí. Levanto la cara porque es lo que un Mikhailov debe representar, templanza de acero. Lo veo acercarse sobrepasando a Gina y el tío Dmitry que deja atrás para venirse contra mí. Dejo que me envuelva en sus brazos con el corazón retumbando a más no poder. Puedo escuchar el suyo del mismo modo. Paso la mano por mi nariz y este me acuna el rostro. —Lo vamos a encontrar. —dice serio pero puedo ver cómo le afecta el que su hijo esté desaparecido y yo no sé cómo pararme o qué explicarle porque no tengo mucho. Evito preguntar por Enzo o mi madre porque estoy segura que a ella no le dijeron nada. Sino, Alana estaría aquí y de seguro no fuese tan calm
BrianaLa desesperanza me mantiene con los nervios a mil, nada me sosiega, el aire me falta y por si fuera poco los platos que intento poner en la isla de la mesa en la cocina caen rompiéndose en pedazos que chocan contra mis tobillos. Me pongo de cuclillas para juntarlo pero soy detenida por Maite que me levanta. —Desde que regresaste estás así. —me mira como lo hacía mamá y las ganas de llorar vuelven. —¿Me dirás que pasa? Carraspeo con esa quemazón en la garganta que no se quita. —Estoy bien, estoy bien. —repito más para mí. —Solo es un accidente, ahorita voy por algo para recogerlo. Sorbo la nariz para que no vea las lágrimas que me nublan la vista. Debo ser fuerte. Me recuerdo que debo hacerlo, pero no puedo cuando estoy con él corazón lleno de un caos absoluto. —No señorita, te puedes cortar. —baja la vista a mi tobillo y suelta un jadeo asustado —Tienes un cristal en la piel, hija. Miro a donde ella y hago mala cara al ver la sangre que pende del corte donde continúa un
Briana.El auto no tarda mucho en llegar, el cual me deja frente al comando al que entro buscando al comandante Evans que no está en su oficina. Llego a otra sala en donde se oyen voces que reconozco bien, toco la puerta esperando que den el pase, pero es Adam quien abre. Me repara de arriba abajo extrañado. —¿Se encuentra el comandante? —pregunto en mi puesto. —¿Cuál de los dos? —contesta sacando la cabeza. —Porque está el amargado y el burlón. Verás el amargado es... —Déjate de pendejadas y coge seriedad. —lo aparta Bennett con su humor como si tuviera hiel en la boca. —Termina tu trabajo. —Adiosito. —se despide Adam mirando mal al comandante Evans que parece que quiere matar a todos. Sale cerrando la puerta detrás suyo como si fuera a delatar lo que sea que esté haciendo, me interesa poco si es un complot. Tengo muchas cosas más en que pensar que su estúpida riña por ser parte de la humanidad.—¿Qué quieres? —suelta con enojo sin dejar de caminar. Cada paso suyo son casi tr
ZaryaCalcular el trayecto de un sujeto nunca ha sido un problema con el sistema de rastreo que SMEY posee, no es más que capturar su imagen, subirla a su base y el trabajo se hace solo.Los autos siguen la ruta de sujeto que se encontró como seguidor de la corporación, el mismo que nos llevó al casino y que Damien atrapó hace semanas. Mi padre es quien maneja el vehículo donde ambos vamos seguido de los otros tres, la ubicación es verdaderamente fácil de encontrar y la locación alejada de todo permite que la facilidad con la que se encuentre sea grande. Son dos sitios de las rutas que encontré en el casino las que se han revisado este día y no será la última, aunque el palpitar en mis músculos sea demasiado. Hay una parte que me hace falta, una que complementa mi alma entera. Con setenta horas desaparecido me estoy volviendo más propensa al ataque de ansiedad o pánico que quiere tomarme, pero trato de mantener la calma, aún cuando cada fibra está enredándose con las demás volviéndo
Bennett Las imágenes esparcidas por todos lados me deja muy en claro lo sanguinaria que puede ser la mafia, la tortura es sinónimo de esa organización que juré derribar, eso está claro. La destrucción de Grasse, la demolición del edificio hace unas horas y las diversas masacres a lo largo de Europa se están convirtiendo en parte del día a día. El cual tiene aterrorizado a todo el mundo con diversas protestas sobre la anulación de la guerra contra la mafia de parte del ejército, o en su defecto que acaben de una vez con ella. Como si las cosas fueran tan fáciles.Me harta la estupidez de la gente. La manera en la que el teniente Ávila murió es de lo que se habla por todos los medios. El terror invade a todos creyendo que vienen por sus cabezas. Quizá tengan razón pero no quienes suponen. Levanto una fotografía mirando los cortes que reconozco sin mucho esfuerzo. Ya la vi actuando la vez en el casino donde la volví a ver. No tiene miedo a sacar los intestinos de quien la ataque. L
Bennett. Paso a la siguiente hoja que contiene la demanda firmada y sellada por el ministro con la orden irrefutable que la unidad nueve y el comando alfa se ciñan ante su mano. El aviso de una reunión en cuanto se presente al auditorio a dar las entrevistas, en dos días para mantenernos como unidad. La dejo de lado. Cree que me importa lo que envíe en un papel, queriendo que con esto tome conciencia de los peligros cuando quizá los tenga más claros que él. Aún sigue pensando que con palabras bonitas llegaremos a buenos términos, con sujetos como el benefactor que crea masacres solo por el gusto de hacerlo o como la mafia roja, que no se piensan dos veces para hacer lo mismo que al teniente. La sospecha está latente, pero mientras no sea confirmada, seguirá siendo solo sospecha y con eso no puedo hacer nada. Odio esto. Permanecer bajo el ala hipócrita del ministro pero debo soportarlo. Espero no falle y sí logremos algo. Porque aguantar la actitud nefasta de tipos que han mentido
Bennett. Por un momento todo desaparece a mi alrededor. No veo nada. No huelo más que el humo. No escucho nada. No siento más que todo de mí rompiéndose o quemándose. Solo sé que es insoportable. Siento los brazos arder, la cabeza me pulsa dolorosamente y tengo que cubrirme los oídos por el sonido ensordecedor que surge dentro de estos.Me arrastro sintiendo el ardor en un brazo, en lo que voy recuperando poco a poco la audición. Me alejo lo más que puedo sobre el concreto para intentar ponerme en pie, lo cual me cuesta un poco. El mareo me toma, pero sacudo la cabeza para evitar que me afecte más. El dolor en la espalda se hace más fuerte e insoportable. Presiono los párpados una y otra vez, toser es inevitable con el humo que inhalo. Por fin puedo escuchar bien. Busco el móvil, encontrándolo cerca de donde caí. Llego hasta el aparato que todavía tiene comunicación con un Adam alterado y gritón que empeora el dolor en mis oídos. —...si me escuchas, ya estoy ubicándote. —Ven a m