ZaryaConseguir llegar hasta la pista fue un completo fastidio. El tráfico estaba horrible. Pero el avión aún no aparece. Me quedo junto a Cerbero, frente al vehículo esperando a que los minutos pasen. —Sino llegas te voy a cortar las pelotas —reniego viendo que van 10 minutos de retraso. Mi mellizo niega al escucharme.Un sonido de una aeronave nos pone a alerta cuando aparece a lo lejos y sonrío cuando empiezan el aterrizaje. —Ahí está. —dice Damien cruzado de brazos.El avión hace el recorrido por la larga pista hasta que se detiene a varios metros de donde nos estacionamos. La compuerta es abierta y espero unos segundos, antes de caminar hacia este cuando el tipo con rasgos parecidos a mi padre, traje a su medida y altura predominante asoma por la puerta.—¡Gavrel! Me vale mierda como me veo corriendo como niña pequeña hacia mi hermano menor, sus brazos me reciben y me levantan en el aire. No puedo describir la alegría que me causa el tenerlo frente a mí después de semanas. E
Zarya.Camino entre las parejas que se manosean olvidando a las chicas que siguen bailando a un lado yendo hacia la mesa donde está vez solo está Damien. Estos tontos parece que se turnan. Subo los tres escalones que me llevan a la mesa y me siento. Tengo el aroma del tipo ese encima, pero no me molesta. —No me preguntes por Gavrel, porque no sé —digo recostandome en el espaldar del mueble. —Se fue con una chiquilla por ahí. —comenta bebiendo su vaso con whisky. —¿Tú donde estabas? —interrogo achicando los ojos, tiene una risa que no tenía cuando llegamos. Lo conozco lo suficiente para saber que algo pasó. Niega con la misma sonrisa.—No es nada importante. Solo una fiera insoportable que me encontré por casualidad. —Sin embargo, estás riendo. —acuso.Le resta importancia y vemos por el pasillo que llega Gavrel arreglando su saco, la camisa blanca la tiene un tanto desarreglada y se limpia la boca confirmando mis sospechas. Se sienta en medio de ambos y lo miramos. Alterna su
Bennett Cada bala que suelto impacta en el centro del blanco al que apunto y no paro hasta que el cargador queda vacío. Saco mi segunda arma de la funda y doy unos pasos hacia atrás apuntando de nuevo. Cada cosa que pasa me tiene rabioso.Estos meses pretenden ser más largos que los años que he pasado con la intención de salir del mando del ministro. Detesto saber que tiene el poder de limitarme cosas, entre ellas salir del país. Remojar mis labios solo me lleva a recordar la mordida que aún no se me quita del todo, la marca sigue ahí y me enerva saber quien la hizo. Me enfada haber peleado con esa mujer que se escapó y causó que el jefe del clan se me fuera de las manos. Pero lo que más conflicto me provoca es que Adam aún sigue recuperándose de la caída. Ya puede caminar pero no puede hacer esfuerzos para trabajar. Se llevó con él a quien lo lanzó del tercer piso pero la ira me corroe al recordar que no fueron las únicas bajas. Es inaudito que haya pasado si se supone están en u
Bennett Pretender que nada pasa cuando estoy frente a ella, es algo que tengo que repetirme para no caer en el abismo que amenaza con crecer y venir hacia a mí, cuando me rehuso a ser yo quien vaya a este.Odio admitir estas cosas porque es darle paso a pensamientos que me recuerdan su cuerpo, con esas curvas que ponen a muchos a sus pies, pero que quiero lanzar al mismo infierno para abrirme paso y tomarla. Es una jodida tortura y ver como alguien más la toca, me pone de peor ánimo porque la odio y me odia pero le tengo ganas. Le tengo ganas, no acepto que me gusta pero si me atrae… como todas claro. El enfado solo incrementa, el hastío ya es parte de mí y creo que solo trabajar es lo que necesito para acabar en Londres e irme de una vez. Lo peor de todo es que es una pista que puede llevarme a capturar a los grandes por lo que tengo que hablar con ella directamente para saber si puedo recabar información que me sea de utilidad. —Gracias cariño. La mujer se arregla la ropa gui
Bennett. La mañana comienza y los cuatro salimos en el mismo auto con la lista que George recabó para poder ir directamente a los lugares y no merodear por la ciudad sin rumbo fijo. El primero no es lo suficientemente grande, el segundo está arriba de un restaurante de comida coreana, el tercero está en estado deplorable y el siguiente no cuenta con las medidas de seguridad adecuadas que todos tenemos claro que sí o sí debe tener. —Solo queda uno. —Adam muestra la lista con los taches y solo una dirección. No queda muy lejos por lo que no tardamos en llegar. Está en un muy buen puesto, en zona muy transitada, con el espacio suficiente, un circuito de seguridad de los mejores y no hay olores a comida todo el tiempo. Además de estar dividido en cinco salas, dos oficinas y un cuarto de habitación del que pretendo hacer uso.—A ver el precio. —oigo a Adam en lo que detallo el lugar. Tiene ventanas seguras y el tipo que se enviado por la inmobiliaria me enseña los papeles verificand
Zarya Me muevo, esquivo y evado los golpes que mi contrincante lanza en mi dirección. Mientras analizo cada uno de sus movimientos. Retrocedo esperando el momento preciso en el que se canse y tenga mi oportunidad. Esa es mi estrategia esta vez. Tira los puños que me desquito sin mucho esfuerzo, pues estoy preparada para esto y más, contra cualquiera. Casi. Aún no logro derribar a Dante Mikhailov y sí que lo he intentado en nuestros entrenamientos. No por nada es quien es. Incluso con técnicas nuevas, no puedo hacerlo que toque el suelo. Gira queriendo golpear con el codo y me agacho enredando su pierna con mi pie, para que se vaya de bruces al piso y se levanta embravecido, donde es mi pie el que lo recibe lanzándolo de nuevo. Lucha por pararse pero me deslizo y atrapo su cuello. Siento un golpe en mis costillas y con las piernas lo aprisiono ejerciendo presión en cada una de mis extremidades, sin darle espacio de escapar. Mis manos lo aprisionan. Le cortan el paso del aire y rea
Zarya.Si hace unos meses me hubiesen dicho que estaría investigando sobre un sujeto representante de la autoridad por mí misma, les hubiera dado una peluca de payaso para que siguiera con sus chistes.Pero verme frente al computador con un tazón de papas y leyendo cada uno de los artículos que han sacado sobre el comandante Evans y su equipo, unos alabando y otros señalando sus hazañas como "ataques", me reitera que no debo volver a decir “no” a nada porque me puedo ir de bruces contra el futuro. Uno llama mi atención y es que parece hecho por fans enamoradas de él por la manera en que lo describen. “Comandante Bennett Evans Foster, 1.98 metros de letalidad pura. Con una carrera impresionante, que ha hecho temblar de tal manera a los clanes criminales, desde los más pequeños hasta los más grandes, que admirarlo es lo mínimo que podemos hacer.Temerario y de actitud galante.”—¿Actitud galante? —me río al seguir leyendo. “Ganador de diversas medallas que lo catalogan como la élite
Zarya.—¿Qué te pasa, imbécil? —reclamo. El comandante Evans hace a un lado el vehículo y baja tirando un billete al taxi.—Agradezca que le pague. Largo sino quiere ir de nuevo como un huésped al infierno. —espeta colérico. El conductor me mira y luego arranca. Cobarde. —¿Quién te crees para hacer esto? —Solo me observa un segundo como si comprobara algo. No responde y no lo quiero cerca, por lo que me doy la vuelta para ir en dirección contraria, pero sostiene mi brazo frenando mis pasos. —Sube. —dice con voz autoritaria y me río. —No soy su subordinado para obedecer. Hágase un favor y suelteme. —forcejeo y no 0cede. —¡Que se aleje!—¿Ahora nos hablamos de "usted"? —inquiere. —¿Después de comernos la otra noche?—¿Que crees? ¿Que me voy a lanzar a tus brazos cual damisela enamorada por eso? —retomo mi actitud. —Nos besamos, eso lo hacen 20 millones de personas cada segundo. No te sientas importante, Bennett. Por primera vez lo llamo por su nombre de pila y no por su cargo, y