Bennett Pretender que nada pasa cuando estoy frente a ella, es algo que tengo que repetirme para no caer en el abismo que amenaza con crecer y venir hacia a mí, cuando me rehuso a ser yo quien vaya a este.Odio admitir estas cosas porque es darle paso a pensamientos que me recuerdan su cuerpo, con esas curvas que ponen a muchos a sus pies, pero que quiero lanzar al mismo infierno para abrirme paso y tomarla. Es una jodida tortura y ver como alguien más la toca, me pone de peor ánimo porque la odio y me odia pero le tengo ganas. Le tengo ganas, no acepto que me gusta pero si me atrae… como todas claro. El enfado solo incrementa, el hastío ya es parte de mí y creo que solo trabajar es lo que necesito para acabar en Londres e irme de una vez. Lo peor de todo es que es una pista que puede llevarme a capturar a los grandes por lo que tengo que hablar con ella directamente para saber si puedo recabar información que me sea de utilidad. —Gracias cariño. La mujer se arregla la ropa gui
Bennett. La mañana comienza y los cuatro salimos en el mismo auto con la lista que George recabó para poder ir directamente a los lugares y no merodear por la ciudad sin rumbo fijo. El primero no es lo suficientemente grande, el segundo está arriba de un restaurante de comida coreana, el tercero está en estado deplorable y el siguiente no cuenta con las medidas de seguridad adecuadas que todos tenemos claro que sí o sí debe tener. —Solo queda uno. —Adam muestra la lista con los taches y solo una dirección. No queda muy lejos por lo que no tardamos en llegar. Está en un muy buen puesto, en zona muy transitada, con el espacio suficiente, un circuito de seguridad de los mejores y no hay olores a comida todo el tiempo. Además de estar dividido en cinco salas, dos oficinas y un cuarto de habitación del que pretendo hacer uso.—A ver el precio. —oigo a Adam en lo que detallo el lugar. Tiene ventanas seguras y el tipo que se enviado por la inmobiliaria me enseña los papeles verificand
Zarya Me muevo, esquivo y evado los golpes que mi contrincante lanza en mi dirección. Mientras analizo cada uno de sus movimientos. Retrocedo esperando el momento preciso en el que se canse y tenga mi oportunidad. Esa es mi estrategia esta vez. Tira los puños que me desquito sin mucho esfuerzo, pues estoy preparada para esto y más, contra cualquiera. Casi. Aún no logro derribar a Dante Mikhailov y sí que lo he intentado en nuestros entrenamientos. No por nada es quien es. Incluso con técnicas nuevas, no puedo hacerlo que toque el suelo. Gira queriendo golpear con el codo y me agacho enredando su pierna con mi pie, para que se vaya de bruces al piso y se levanta embravecido, donde es mi pie el que lo recibe lanzándolo de nuevo. Lucha por pararse pero me deslizo y atrapo su cuello. Siento un golpe en mis costillas y con las piernas lo aprisiono ejerciendo presión en cada una de mis extremidades, sin darle espacio de escapar. Mis manos lo aprisionan. Le cortan el paso del aire y rea
Zarya.Si hace unos meses me hubiesen dicho que estaría investigando sobre un sujeto representante de la autoridad por mí misma, les hubiera dado una peluca de payaso para que siguiera con sus chistes.Pero verme frente al computador con un tazón de papas y leyendo cada uno de los artículos que han sacado sobre el comandante Evans y su equipo, unos alabando y otros señalando sus hazañas como "ataques", me reitera que no debo volver a decir “no” a nada porque me puedo ir de bruces contra el futuro. Uno llama mi atención y es que parece hecho por fans enamoradas de él por la manera en que lo describen. “Comandante Bennett Evans Foster, 1.98 metros de letalidad pura. Con una carrera impresionante, que ha hecho temblar de tal manera a los clanes criminales, desde los más pequeños hasta los más grandes, que admirarlo es lo mínimo que podemos hacer.Temerario y de actitud galante.”—¿Actitud galante? —me río al seguir leyendo. “Ganador de diversas medallas que lo catalogan como la élite
Zarya.—¿Qué te pasa, imbécil? —reclamo. El comandante Evans hace a un lado el vehículo y baja tirando un billete al taxi.—Agradezca que le pague. Largo sino quiere ir de nuevo como un huésped al infierno. —espeta colérico. El conductor me mira y luego arranca. Cobarde. —¿Quién te crees para hacer esto? —Solo me observa un segundo como si comprobara algo. No responde y no lo quiero cerca, por lo que me doy la vuelta para ir en dirección contraria, pero sostiene mi brazo frenando mis pasos. —Sube. —dice con voz autoritaria y me río. —No soy su subordinado para obedecer. Hágase un favor y suelteme. —forcejeo y no 0cede. —¡Que se aleje!—¿Ahora nos hablamos de "usted"? —inquiere. —¿Después de comernos la otra noche?—¿Que crees? ¿Que me voy a lanzar a tus brazos cual damisela enamorada por eso? —retomo mi actitud. —Nos besamos, eso lo hacen 20 millones de personas cada segundo. No te sientas importante, Bennett. Por primera vez lo llamo por su nombre de pila y no por su cargo, y
Bennett Lo que siento al tenerla frente a mí sin nadie viendo o jodiendome la existencia, es incomparable. Cada vez que parpadea me sume más y más en esa tormenta azulada que tiene, no sé si es la impresión de un azul casi irreal, pero posee el poder de doblegar a muchos por lo que he notado. Me muevo para dejar de estar frente a ella como un idiota. Quedamos cara a cara frente a la mesa. Ella a unos pasos, pero con solo verme como lo hace siento que ardo con necesidad. Quiero romper su confianza o volver a tenerla sobre mí, follándome con roces y besos que quiero arrancar de su boca hinchada por lo que pasó antes. Después de que Kelly se fue molesta porque no seguí el protocolo como es debido al traer alguien a interrogar, tuve que hacerlo yo mismo. No estoy para que me reprochen que no hice el proceso debido cuando todo se me borró de la cabeza al verla tan…cerca de ese tipejo. Me desafía con sus gestos. Y la escena de nosotros dos en la camioneta me llena la cabeza. La durez
Damien Inmerso en documentos que debo organizar para que haya el orden que me gusta en todo, con dos pilas de papeles divididos en resueltos y no resueltos, me he mantenido desde que llegué a la oficina en horas de mañana. Solo tuve un descanso cuando Markov pasó a saludar y es que los dos tenemos tantas obligaciones que nos faltan horas al día. Deseo que el bendito día tenga 40 ó más horas para poder hacer más. Tengo más de una semana en que un descanso no lo he podido obtener y solo he dormido 8 horas en total. El cuello me duele, y solo me detengo para tomar agua regresando a mi silla. Esto era un completo desorden con los números. No por falta de trabajo, sino que es demasiado. Hay muchas cosas que rondan en mi cabeza pero solo una me abruma y no es el trabajo, más bien algo que no puedo apartar por más que quiera hacerlo. Es un puto descontrol que me lleva a reír en medio de todo como desquiciado. Me está afectando más de lo que quisiera y solo tengo algo claro, si lo t
Damien.Dos días pasan en un abrir y cerrar de ojos, el incidente queda solo en especulaciones que no pasan de ser. Mientras mi cabeza solo máquina como dejar de lado lo que no quiero admitir. Pero encontrarla en un lugar transitado no es buena idea cuando finjo que no es a ella a quien veo en el grupo de cuatro que se junta frente a una tienda. Sonríe por algo y aparto la cara con lo que ese simple gesto hace. Las revoluciones que resquebrajan mi caja torácica me vuelven uno más de los imbéciles que se dejan llevar por las emociones que me prometí enterrar. No siempre se necesita un motivo para querer hacerlo, a veces solo se quiere evitar situaciones que nos pongan al límite como me está sucediendo. Me doy la vuelta para caminar lejos olvidando el bendito asunto que debía resolver. Prefiero enviar a alguien más.—¡Damien! Detengo mis pasos al escuchar mi nombre por primera vez de su boca. Solo lo he dicho en una ocasión en su presencia y no creí que lo memorizara. Siento sus pa