Damien .Me río viendo los documentos que salen en la pantalla. Me están investigando, lo supuse desde que vi a ese sujeto en el club. Salí a la vista y ahora también soy un blanco para él.—No van a encontrar nada más de lo que usted ordenó señor. —informa el voiny que me trajo todo. —Nos dijeron que debía ser en completo silencio porque solo era algo de rutina pero tenía que decirlo. No subestimo los alcances del comando alfa pero esto solo me causa gracia. No importa cuanto busque, no hay nada que indique quién soy en realidad. Estamos preparados para esto desde que somos adolescentes. —Déjalo, que la investigación siga su curso. No intervengas, pero mantente atento. Asiente frenéticamente. —El ministro dio la orden de que ninguno de los integrantes del comando alfa podrá salir del país, al menos no sin su autorización. Después de lo que pasó hace días en Plyos, ha estado muy nervioso con las imágenes que andan circulando por los medios. Desde que volvimos de Rusia de alguna
Damien..—¿Quien lo viera ministro? —manifiesto, sosteniendo su mano sin aflojar mi agarre ni disminuir la fuerza. —Frente a las cámaras un padre ejemplar, atrás de ellas un hijo de puta como el resto de sus invitados. Lo suelto y luego me limpio viéndolo con desagrado. —Esto no es lo que parece. —se excusa nervioso. —Solo fue un impulso que no...Hago un sonido con la lengua dejándole ver que está demás que se justifique. —No me venga con negativas cuando presencié todo. Veo de reojo a la hija que se recompone. —Un representante de la justicia siendo un maltratador ¿Que dirá la prensa? Caerá en picada su reputación. —exclamo sabiendo que este no es mi asunto, porque de serlo ni siquiera tuviera la mano para este momento. —Quedará en el piso su credibilidad, será imposible que vuelva a recuperarse de algo como esto. —está sudando. Pestañea más rápido y sus ojos se alternan entre su hija y yo.Mira a quienes vienen acercándose y me hace un gesto para que espere mientras él los s
ZaryaConseguir llegar hasta la pista fue un completo fastidio. El tráfico estaba horrible. Pero el avión aún no aparece. Me quedo junto a Cerbero, frente al vehículo esperando a que los minutos pasen. —Sino llegas te voy a cortar las pelotas —reniego viendo que van 10 minutos de retraso. Mi mellizo niega al escucharme.Un sonido de una aeronave nos pone a alerta cuando aparece a lo lejos y sonrío cuando empiezan el aterrizaje. —Ahí está. —dice Damien cruzado de brazos.El avión hace el recorrido por la larga pista hasta que se detiene a varios metros de donde nos estacionamos. La compuerta es abierta y espero unos segundos, antes de caminar hacia este cuando el tipo con rasgos parecidos a mi padre, traje a su medida y altura predominante asoma por la puerta.—¡Gavrel! Me vale mierda como me veo corriendo como niña pequeña hacia mi hermano menor, sus brazos me reciben y me levantan en el aire. No puedo describir la alegría que me causa el tenerlo frente a mí después de semanas. E
Zarya.Camino entre las parejas que se manosean olvidando a las chicas que siguen bailando a un lado yendo hacia la mesa donde está vez solo está Damien. Estos tontos parece que se turnan. Subo los tres escalones que me llevan a la mesa y me siento. Tengo el aroma del tipo ese encima, pero no me molesta. —No me preguntes por Gavrel, porque no sé —digo recostandome en el espaldar del mueble. —Se fue con una chiquilla por ahí. —comenta bebiendo su vaso con whisky. —¿Tú donde estabas? —interrogo achicando los ojos, tiene una risa que no tenía cuando llegamos. Lo conozco lo suficiente para saber que algo pasó. Niega con la misma sonrisa.—No es nada importante. Solo una fiera insoportable que me encontré por casualidad. —Sin embargo, estás riendo. —acuso.Le resta importancia y vemos por el pasillo que llega Gavrel arreglando su saco, la camisa blanca la tiene un tanto desarreglada y se limpia la boca confirmando mis sospechas. Se sienta en medio de ambos y lo miramos. Alterna su
Bennett Cada bala que suelto impacta en el centro del blanco al que apunto y no paro hasta que el cargador queda vacío. Saco mi segunda arma de la funda y doy unos pasos hacia atrás apuntando de nuevo. Cada cosa que pasa me tiene rabioso.Estos meses pretenden ser más largos que los años que he pasado con la intención de salir del mando del ministro. Detesto saber que tiene el poder de limitarme cosas, entre ellas salir del país. Remojar mis labios solo me lleva a recordar la mordida que aún no se me quita del todo, la marca sigue ahí y me enerva saber quien la hizo. Me enfada haber peleado con esa mujer que se escapó y causó que el jefe del clan se me fuera de las manos. Pero lo que más conflicto me provoca es que Adam aún sigue recuperándose de la caída. Ya puede caminar pero no puede hacer esfuerzos para trabajar. Se llevó con él a quien lo lanzó del tercer piso pero la ira me corroe al recordar que no fueron las únicas bajas. Es inaudito que haya pasado si se supone están en u
Bennett Pretender que nada pasa cuando estoy frente a ella, es algo que tengo que repetirme para no caer en el abismo que amenaza con crecer y venir hacia a mí, cuando me rehuso a ser yo quien vaya a este.Odio admitir estas cosas porque es darle paso a pensamientos que me recuerdan su cuerpo, con esas curvas que ponen a muchos a sus pies, pero que quiero lanzar al mismo infierno para abrirme paso y tomarla. Es una jodida tortura y ver como alguien más la toca, me pone de peor ánimo porque la odio y me odia pero le tengo ganas. Le tengo ganas, no acepto que me gusta pero si me atrae… como todas claro. El enfado solo incrementa, el hastío ya es parte de mí y creo que solo trabajar es lo que necesito para acabar en Londres e irme de una vez. Lo peor de todo es que es una pista que puede llevarme a capturar a los grandes por lo que tengo que hablar con ella directamente para saber si puedo recabar información que me sea de utilidad. —Gracias cariño. La mujer se arregla la ropa gui
Bennett. La mañana comienza y los cuatro salimos en el mismo auto con la lista que George recabó para poder ir directamente a los lugares y no merodear por la ciudad sin rumbo fijo. El primero no es lo suficientemente grande, el segundo está arriba de un restaurante de comida coreana, el tercero está en estado deplorable y el siguiente no cuenta con las medidas de seguridad adecuadas que todos tenemos claro que sí o sí debe tener. —Solo queda uno. —Adam muestra la lista con los taches y solo una dirección. No queda muy lejos por lo que no tardamos en llegar. Está en un muy buen puesto, en zona muy transitada, con el espacio suficiente, un circuito de seguridad de los mejores y no hay olores a comida todo el tiempo. Además de estar dividido en cinco salas, dos oficinas y un cuarto de habitación del que pretendo hacer uso.—A ver el precio. —oigo a Adam en lo que detallo el lugar. Tiene ventanas seguras y el tipo que se enviado por la inmobiliaria me enseña los papeles verificand
Zarya Me muevo, esquivo y evado los golpes que mi contrincante lanza en mi dirección. Mientras analizo cada uno de sus movimientos. Retrocedo esperando el momento preciso en el que se canse y tenga mi oportunidad. Esa es mi estrategia esta vez. Tira los puños que me desquito sin mucho esfuerzo, pues estoy preparada para esto y más, contra cualquiera. Casi. Aún no logro derribar a Dante Mikhailov y sí que lo he intentado en nuestros entrenamientos. No por nada es quien es. Incluso con técnicas nuevas, no puedo hacerlo que toque el suelo. Gira queriendo golpear con el codo y me agacho enredando su pierna con mi pie, para que se vaya de bruces al piso y se levanta embravecido, donde es mi pie el que lo recibe lanzándolo de nuevo. Lucha por pararse pero me deslizo y atrapo su cuello. Siento un golpe en mis costillas y con las piernas lo aprisiono ejerciendo presión en cada una de mis extremidades, sin darle espacio de escapar. Mis manos lo aprisionan. Le cortan el paso del aire y rea