Narrador Omnisciente.—¡Pon el nombre de Amelia! —dice Kelly. Enzo lo hace sin pensar colocando Thompson en lugar de Harper o Rinna debido a la presión, hasta que el proceso se detiene, regresando a su estado anterior donde pide digite la primera clave esta vez. Ambos se miran descifrando el patrón que el sujeto creó para la seguridad que tiene sobre el ordenador. La pantalla principal es la que ilumina esta vez con un collage de fotografías de sus dos hijos junto a las dos mujeres que fueron parte de su vida. Minerva y Amelia a lado de Laurence y Leonard, dejando ver su amor enfermizo por tener ambas familias. —Eso es lo más raro que he visto. —murmura Kelly. —Creo que no. —difiere Enzo cuando sale a la vista fotografías de varias mujeres jóvenes en el ordenador. Entre ellas Kelly, Vera y las hermanas Jones. Incluso Zarya figura en esas imágenes que tiene marcadas con una x sobre el nombre. —Eran blanco de él, por motivos diferentes, pero sus objetivos al fin. —¿Esta otra carpet
Narrador Omnisciente.—¿Quieres que te perdone por tantos años de desprecio? Lleva a mi hija con su padre. —determinó decidida a que no aceptaría un no como respuesta. —No llegaré sola, no sé donde está y yo no...—Tendrás que averiguarlo. Busca en Rusia, es más seguro que haya alguien de su familia en cualquier rincón. O al menos saben quiénes son y cuando le digas quien es ella, te lleve directamente con el padre de Damien o él mismo. —explicó sin dejar de ver a su hija. —Támara necesita que la pongamos en un sitio donde nadie la toque y tú me vas a prometer que lo harás. —Briana, no...—Briana nada, Bonnie. —cortó su alegato. —No dejaré que se lleven a mi hija como su entrada a la mafia y a tí. —mira a Leonard. —Te prometí que te sacaría de ahí. Diles mi promesa y ellos lo cumplirán. Sabe que Damien no se negara si sabe que es de su parte. —¿No irás? —cuestiona el chico. —Lo primero es que salgan ustedes de la vista del coronel. Si no me mata, les juro que voy a resistir para
Bennett.“—¿Cuándo lo llevarás a su entrenamiento militar? —pregunta Isaac Evans mirando su vaso. Me dedica un gesto hastiado como si lo conociera, aunque no es así. Si no es por mi madre no me grabo ni su nombre, pero él ya me odia o no soporta mi presencia. —Ya tiene seis, comenzaste a los cuatro, lo hice a la misma edad. ¿No crees que es tiempo de que Bennett ya lo haga? Joseph se mueve en la oficina sin mirarlo. —Es mi hijo, no el tuyo. —escucho a Joseph al sentarse de nuevo, con un papel que lee sin mirar a nadie más. —Cuando tengas los tuyos decides que hacer con ellos, mientras tanto deja de meterte con él. —Te ablandan las emociones. —se burla. —Que patético, Joseph. Un hijo es tu límite. Un crío se lleva tu riguroso enfoque. En verdad es patético. —Patetico es que sigas buscando a una mujer que se te perdió hace años. —repele mi padre. —Patético es que hayas creado una obsesión extraña con una mesera que desapareció porque te vio con otra. Patético es que te quieras desh
Bennett.La vi en esa ocasión. La vi en la fiesta de Laurence sin saber que era la misma y la volví a ver cuando me desafió en ese club, como la altanera que siempre ha sido. No creo en el destino, pero Zarya ha estado presente en varios aspectos y momentos de mi vida que confirmó que debía suceder de algún modo. Debíamos congeniar algún día. Por eso es que me niego a soltarla. No quiero hacerlo y mucho menos permitir que ese veneno que ahora me mantiene con vida ya no esté. Pueden poner tres mil maldit@s torturas y puedo resistirlas, pero no cuando lo único que veo es a ella siendo atrapada por mis manos, sin dolor, sin gestos de lucha ni siquiera un poco de guerra en sus ojos. Asemejándose a un ser que no tiene demonios en su cabeza, dilemas que resolver y que no teme a morir. Una persona que no piensa en seguir luchando por seguir vivo, ni un motivo para hacerlo. Quema entenderlo y saber que debo perderla también como a todos me reduce a odio por la humanidad. Me jode no tenerla
Bennett.—Tu padre fue parte de la corporación desde años memorables. —relato. —Uno de los primeros en servir al coronel Thompson, como los lamebotas que siempre han sido. La familia Smith siempre sigue las tradiciones ¿no, Dima? El cabello le da por las orejas, la chaqueta de cuero y la camisa desencajada más los anillos es siempre el estilo que carga fuera de la central y ahora es lo que lleva puesto siendo más que un simple capitán. —Tú caes, yo me alzo. —Mi mirada de burla no la cambio. —Fui exiliado de su grupo por no cumplir con los requisitos de ser tan bestia como tú, tan animal como Taddeo o tan sádico como Aarón, pero me convertí en alguien mejor que los tres. —Si, claro. —ironizo. —Por eso el tatuaje que te marca como el ganado del coronel. No muevo un músculo, pero presiento que tendré el gusto de arrancar su tráquea o abrirle el pecho para sacarle el corazón un día de estos. El solo pensarlo me da más ánimo. Desarrollar ese instinto en mí no costó mucho y disfrutarlo
Bennett Poco después soy dirigido de nuevo a la celda, en donde Adam está con los ojos cerrados recostado en la pared frente a los barrotes, me mira con una interrogante que no contesto. Me quedo de pie mirando al guardia que no se atreve a tomar el grillete para colocarlo de nuevo en mi pie. —Ni sueñes. —pateo la argolla lejos. —Atrévete solo a pensarlo y será lo que tengas que tragar antes de morir.Mira a Adam y este solo abre un ojo a modo de burla. El gato sin cojones sale del lugar cerrando con rapidez, tomando quizá la mejor decisión de toda su vida. —De seguro va al baño. —me dice Adam con una risa antes de ver de nuevo por donde salió el tipo. —Me estoy cansando de tomar el papel de prisionero, soy un agente no una mierd@ como esta. —se pone en pie —Próximo paso, comandante. Y no me digas que no hay un próximo, porque puedo creer que eres impotente antes que pensar que te resignas al encierro. Una risa se me escapa con la confianza que deposita. Solo a alguien que nunca h
Bennett.Sacudo la cabeza. La frente la tengo bañada de sudor. La vena de mi cuello pulsa fuerte, como espinas clavadas en el sitio que amenazan con ahogarme con sangre, la cual ya tengo en la boca.—Segunda ronda. Antes de que pueda ver al hijo de perra, vuelvo a sentir cada parte de mi cuerpo ser azotado por latigazos de electricidad los cuales al esparcirse, causan el dolor más fuerte y con mayor intensidad y duración que he probado. Pierdo la noción de lo que sucede, por lo que creo es el tiempo más largo de toda mi vida, pues al poder respirar con normalidad de nuevo, parece como si me hubiera caído agua por todo el cuerpo de tanto sudor que corre por la piel. Las rondas siguen hasta que se completan diez que me dejan con dificultad para mantener el aire por mucho tiempo en mis pulmones. Trago en seco con la sed que me agrieta las paredes de la garganta, tornando un dolor similar a las quemaduras de fuego. —Tu aguante en el agua era impresionante —me dice cuando me recuestan
Narrador omnisciente La naturaleza humana siempre se ha tratado de conquistar. Conquista al más asombroso nivel, sin darse cuenta que el mayor dominio que se puede tener es el propio. Pocos lo entienden y son quienes toman parte del bando que tiene claro lo que en verdad deben hacer.La nieve empieza a endurecerse causando el frío extremo al que ahora se exponen aquellos que huyen de lo que aún no dejan atrás del todo. En los límites de Moscú dos personas se mantienen ocultas después de pasar por lugares en los que nadie creyó que iban a sobrevivirHurtando comida, ropa y pañales han tenido un gran recorrido en el cual han atravesado ciudades enteras con bajo perfil, para no llamar la atención de quien los busca por cada sitio en el que sospecha se han resguardado. Una sentencia de muerte recayó sobre sus cabezas y ahora, estando solos deben luchar contra ella y cada situación que se les presente. La mujer carga a una bebé envuelta en sábanas, logrando así protegerse del frío, mi