Bennett.“—¿Cuándo lo llevarás a su entrenamiento militar? —pregunta Isaac Evans mirando su vaso. Me dedica un gesto hastiado como si lo conociera, aunque no es así. Si no es por mi madre no me grabo ni su nombre, pero él ya me odia o no soporta mi presencia. —Ya tiene seis, comenzaste a los cuatro, lo hice a la misma edad. ¿No crees que es tiempo de que Bennett ya lo haga? Joseph se mueve en la oficina sin mirarlo. —Es mi hijo, no el tuyo. —escucho a Joseph al sentarse de nuevo, con un papel que lee sin mirar a nadie más. —Cuando tengas los tuyos decides que hacer con ellos, mientras tanto deja de meterte con él. —Te ablandan las emociones. —se burla. —Que patético, Joseph. Un hijo es tu límite. Un crío se lleva tu riguroso enfoque. En verdad es patético. —Patetico es que sigas buscando a una mujer que se te perdió hace años. —repele mi padre. —Patético es que hayas creado una obsesión extraña con una mesera que desapareció porque te vio con otra. Patético es que te quieras desh
Bennett.La vi en esa ocasión. La vi en la fiesta de Laurence sin saber que era la misma y la volví a ver cuando me desafió en ese club, como la altanera que siempre ha sido. No creo en el destino, pero Zarya ha estado presente en varios aspectos y momentos de mi vida que confirmó que debía suceder de algún modo. Debíamos congeniar algún día. Por eso es que me niego a soltarla. No quiero hacerlo y mucho menos permitir que ese veneno que ahora me mantiene con vida ya no esté. Pueden poner tres mil maldit@s torturas y puedo resistirlas, pero no cuando lo único que veo es a ella siendo atrapada por mis manos, sin dolor, sin gestos de lucha ni siquiera un poco de guerra en sus ojos. Asemejándose a un ser que no tiene demonios en su cabeza, dilemas que resolver y que no teme a morir. Una persona que no piensa en seguir luchando por seguir vivo, ni un motivo para hacerlo. Quema entenderlo y saber que debo perderla también como a todos me reduce a odio por la humanidad. Me jode no tenerla
Bennett.—Tu padre fue parte de la corporación desde años memorables. —relato. —Uno de los primeros en servir al coronel Thompson, como los lamebotas que siempre han sido. La familia Smith siempre sigue las tradiciones ¿no, Dima? El cabello le da por las orejas, la chaqueta de cuero y la camisa desencajada más los anillos es siempre el estilo que carga fuera de la central y ahora es lo que lleva puesto siendo más que un simple capitán. —Tú caes, yo me alzo. —Mi mirada de burla no la cambio. —Fui exiliado de su grupo por no cumplir con los requisitos de ser tan bestia como tú, tan animal como Taddeo o tan sádico como Aarón, pero me convertí en alguien mejor que los tres. —Si, claro. —ironizo. —Por eso el tatuaje que te marca como el ganado del coronel. No muevo un músculo, pero presiento que tendré el gusto de arrancar su tráquea o abrirle el pecho para sacarle el corazón un día de estos. El solo pensarlo me da más ánimo. Desarrollar ese instinto en mí no costó mucho y disfrutarlo
Bennett Poco después soy dirigido de nuevo a la celda, en donde Adam está con los ojos cerrados recostado en la pared frente a los barrotes, me mira con una interrogante que no contesto. Me quedo de pie mirando al guardia que no se atreve a tomar el grillete para colocarlo de nuevo en mi pie. —Ni sueñes. —pateo la argolla lejos. —Atrévete solo a pensarlo y será lo que tengas que tragar antes de morir.Mira a Adam y este solo abre un ojo a modo de burla. El gato sin cojones sale del lugar cerrando con rapidez, tomando quizá la mejor decisión de toda su vida. —De seguro va al baño. —me dice Adam con una risa antes de ver de nuevo por donde salió el tipo. —Me estoy cansando de tomar el papel de prisionero, soy un agente no una mierd@ como esta. —se pone en pie —Próximo paso, comandante. Y no me digas que no hay un próximo, porque puedo creer que eres impotente antes que pensar que te resignas al encierro. Una risa se me escapa con la confianza que deposita. Solo a alguien que nunca h
Bennett.Sacudo la cabeza. La frente la tengo bañada de sudor. La vena de mi cuello pulsa fuerte, como espinas clavadas en el sitio que amenazan con ahogarme con sangre, la cual ya tengo en la boca.—Segunda ronda. Antes de que pueda ver al hijo de perra, vuelvo a sentir cada parte de mi cuerpo ser azotado por latigazos de electricidad los cuales al esparcirse, causan el dolor más fuerte y con mayor intensidad y duración que he probado. Pierdo la noción de lo que sucede, por lo que creo es el tiempo más largo de toda mi vida, pues al poder respirar con normalidad de nuevo, parece como si me hubiera caído agua por todo el cuerpo de tanto sudor que corre por la piel. Las rondas siguen hasta que se completan diez que me dejan con dificultad para mantener el aire por mucho tiempo en mis pulmones. Trago en seco con la sed que me agrieta las paredes de la garganta, tornando un dolor similar a las quemaduras de fuego. —Tu aguante en el agua era impresionante —me dice cuando me recuestan
Narrador omnisciente La naturaleza humana siempre se ha tratado de conquistar. Conquista al más asombroso nivel, sin darse cuenta que el mayor dominio que se puede tener es el propio. Pocos lo entienden y son quienes toman parte del bando que tiene claro lo que en verdad deben hacer.La nieve empieza a endurecerse causando el frío extremo al que ahora se exponen aquellos que huyen de lo que aún no dejan atrás del todo. En los límites de Moscú dos personas se mantienen ocultas después de pasar por lugares en los que nadie creyó que iban a sobrevivirHurtando comida, ropa y pañales han tenido un gran recorrido en el cual han atravesado ciudades enteras con bajo perfil, para no llamar la atención de quien los busca por cada sitio en el que sospecha se han resguardado. Una sentencia de muerte recayó sobre sus cabezas y ahora, estando solos deben luchar contra ella y cada situación que se les presente. La mujer carga a una bebé envuelta en sábanas, logrando así protegerse del frío, mi
Narrador Omnisciente. Las horas transcurren y todos están en sus posiciones, el programa de vigilancia y monitoreo está activo, esperando el mínimo movimiento de las fronteras para dar luz verde de salir a su encuentro o captura. Damien obtiene un peso gigante que no lo deja quedarse en un solo lugar. La oscuridad está desapareciendo lentamente, aunque la suya no tiene ni un poco de la luz que la erradicaba. Pero es lo que quiere recuperar, por lo que no se pierde un solo detalle de todo el terreno que debe cubrir. Lo mismo sucede en los límites en varias direcciones. Dante se halla con los instintos muy activos. El escorpión se encuentra en la cabina de mando, mientras su gente vigila cámaras intervenidas, él lo hace con una sola hablando con la mujer que yace acostada y somnolienta en un dormitorio lejos suyo, agotada, debido a las náuseas que le causa su estado. No se quiere perder nada por eso, aunque está lejos trata de hacerle compañía. Aarón por su lado está ofuscado, intra
Narrador Omnisciente.Los autos se detienen, permitiendo que bajen los voiny ada y krieger que resguardan a su jefe, tomando la delantera, yendo por la calle con la vista periférica de cada sitio que sale al frente. Recorren unos metros más de camino que dejan a la vista a los sujetos que reconocen a sus enemigos. Miradas de desafíos antes que la primera bala desate la lluvia de muchas más, las cuales derriban a los primeros que caen tiñendo de rojo las calles que son testigos de cómo la mafia se encarga de ir por cabezas que les estorban. —¡Dispersión y apoyo! —grita el hombre por medio del celular, llamando a su gente. Mientras Damien solo se encarga de apuntar y eliminar a quien no está de su lado, sabiendo que no es necesario pedir refuerzos. Los suyos ya vienen en camino. No está equivocado, porque tres grupos se aproximan a tal velocidad que quienes ven lo que pasa por los cielos, temen y se esconden. El diablo anda suelto y salió a reclamar almas, y ninguno quiere que la suy