Zarya Nunca creí que algo podría llegar a doler tanto. Me enoja que exista algo que lo haya. Siempre me vi como alguien sin remordimientos, ni reproches hacia alguien. Jamás me importó el accionar de nadie. Pero me volví una estupida creyendo que por primera vez iba a tener un...Trago en seco. Todo arde y no es solo una cosa. Todo me está rebasando y metiéndome en una jaula que no quiero porque más rejas significan encierro para mí. Así hayan salidas.Me mentalizo que debo soltar la rabia y la decepción, porque muchas veces he hecho lo mismo y nunca me ha interesado regresar a donde no me ha gustado estar y esto cuenta más ahora.Casi ocho semanas han pasado desde esa noche. Cincuenta y ocho días de enojo, frustración e impotencia, mezclado con un ardor en el pecho que no se va por más que quiera dejarlo ir. Me trago lo que siento, porque me repito que no siempre es bueno dejar que salgan a flote y mucho menos, mostrar ese lado vulnerable al que me fui de boca exponiendo mi alma com
Zarya.—Yo no extraño mierd@s, Evans—, escupo. —Tengo lo que en verdad me importa y lo que no, pronto lo recuperaré así tenga que volarte la cabeza a tí también. No emite un solo sonido. Sigue observando. —¿Dolió? —camina hacia mí con el sonido de sus botas contra la madera siendo lo único que se oye entre los dos. —¿Qué dijiste hace tiempo? —mira hacia la luna de fondo fingiendo que piensa. —Eres un dilema que quiero resolver.—Hay cosas que se deben quedar como un nudo para que recuerde porque pasan. —rebato tranquila. —No me interesas, comandante. Un buen polvo es lo que fuiste. Te tuve, te saboree y acabó. Fácil de comprender. Enemigos más que nunca. —¿Enemigos? No, niña. La rivalidad no me hace querer matarte. —confiesa. —Y ahora hay mucho menos que eso hacia a tí.—Vete al infierno. —Te necesito conmigo para que sea eso específicamente. —Maldit@ tentación. —Y lo seguirás sintiendo como una m@ldición porque no me tendrás más. —contesto sin dejar de ver su rostro calmado. —
Zarya.—Una presa para nosotros. —merodea uno de ellos. Bennett lo mira con rabia, mientras no temo un poco. No le tengo miedo a nadie, mucho menos a imbéciles con la hombría creada a base de luchas que pelean en conjunto, y no individualmente como se debe hacer para demostrar cuán fuerte se es. —Esto lo vamos a disfrutar. Me asquea lo que insinúa. —Yo también. —dice el comandante, disparando directo a su cabeza. —¡Maldit0s bastardos! Su ira es palpable demostrando porque me gustó desde un inicio. Los otros se alertan, corriendo hacia nosotros con las armas en mano disparando. Evado cada disparo, siendo más lista a la hora de disparar, dando en las piernas y luego en la cabeza del que se me acerque. La maldit@ arma se queda sin balas, así que hago uso de mis manos a la hora de irme contra ellos. Salto al cuello de uno, girando de golpe para lanzarlo al suelo, en donde le doy a su tráquea, sacando mi daga que encajo en esta para recibir al otro que apuñalo en la cabeza y la espald
Zarya.Salgo a correr con Cerbero siendo mi compañía más segura. Alguien que no me va a traicionar solo porque se le dio por seguir siendo parte de su central.Estar sola en casa es un buen relajante. Damien me avisó que saldría esta mañana con Gina hacia Viena, por un asunto relacionado con el escorpión, así que presiento que pueden resolverlo ellos, sin mi intervención como tuve que hacerlo los primeros días. Evito pensar en cosas indeseadas, saliendo de la propiedad y recorriendo kilómetros en el bosque, mientras mi bebé no se aleja por mucho. Se mantiene en forma, siendo ese gigante que pide mimos cuando está triste, pero alguien de temer cuando lo provocan. Desde que tenía unos meses era un inquieto y me lo demuestra corriendo libremente, mientras lo miro con una sonrisa en la cara. Love me again de John Newman suena en los auriculares, dejando caer las cadenas que tenía en mis hombros, a la vez que mis pies cobran rapidez y fuerzas junto a Cerbero. La letra no es la causa, si
Bennett Mi cordura ya no existe más. No puedo hacer algo si la serpiente rusa no se cuela por cada maldit0 pensamiento que tengo. Es escurridiza. Una entrometida porque a pesar tener dos balazos y dos puñaladas de su autoría, que duelen como la mierd@, no puedo dejar de perseguirla. La veo por el retrovisor y esta solo come chocolate en barra hablándole a Cerbero que se muestra tranquilo. Mucho más maduro que su dueña. —Y nunca seas como el tonto que conduce, mi amor. —le dice ella arruinando más mi humor. —No des regalos con doble intención. Eso habla pestes de tí.Desde que activé la alerta en la cabaña supe que había salido de su casa. Seguí su ruta a través del monitor, pero al ver que se detuvo tuve que conducir hasta ese sitio en donde mi sorpresa fue peor cuando vi a Taddeo, a quien creía que ya había salido rumbo a Italia, pues así lo dijo. En cambio los encuentro juntos y la descarada...La sangre me hierve de solo recordar que lo besó. Cuatro segundos duró, cuatro putos
Bennett Ser adicto a algo es la peor cosa que puede hacer una persona. Me lo advirtieron. No de drogas, más bien a serlo de otro ser humano. No interesa quiénes son o en cuántas ocasiones los enfrente, siempre habrá un instante en el que todo quedará atrás y solo se enfocará en tenerla entre sus brazos. Devorándose. Sintiendo que nada más falta. Por más que Joseph lo repitiera en el pasado, dejé que pasara por la emoción de tener algo que era prohibido. Maldit0 gusto por la serpiente rusa.Mis manos se niegan a soltar a la mujer de mirada zafiro que deja a Cerbero en una habitación para sí solo cuando llegamos a la cabaña. Se preocupa como si lo necesitara para vivir. El animal yace dormido y ella se muestra molesta por lo que recién sucedió. Envié la información para que limpiarán lo que no quiero que se vea como pasó en realidad. No me veía haciendo ese tipo de cosas, pero nadie está jugando limpio. Me puede odiar, me lo hace sentir, porque la forma en la que accede a no record
Bennett.Es una maldit@ condena lo que nos tiramos encima al ceder en ese club a los besos subidos de tono. Pero se formó el pacto en mi oficina, siendo una sentencia que conservamos para los dos. Puede ser dañino para mis planes, pero es peor cuando lanzamos esa sentencia contra quien se interponga, porque no son palabras bonitas lo que nos gusta a los dos, sino ese fuego arrasador que nos vuelve vulnerables solo entre nosotros. Para el resto es solo un peligro andante que no deberían provocar, porque no es solo ella quien le gusta cortar la cabeza de quien le estorba, sino yo que me niego a caer en algo mediocre. Por eso la saboreo como la maldit@ tentación vuelta demonio que tengo bajo mi cuerpo, siendo ensartada por mi verg@ que disfruta la cavidad deliciosa que probé y me niego a soltar. Lo que sienta por mí se lo devuelvo multiplicado. Me odia, la odio. Me ama, la...—Comandante. —su voz agitada me hace besarla, porque puedo estar muriendo, pero esto es lo más delicado que p
El benefactor Desde el inicio de la corporación me vi entre disturbios los cuales debían resolverse bajo las aguas, sin causar ruidos. Debía mantener bajo perfil para no llamar la atención. Las mafias no tenían que darse cuenta de lo que sucedía y lo mandaran abajo, como siempre lo hicieron con lo que iba surgiendo. Nadie estaba dispuesto a perder porque ya en una vez nos habían puesto en jaque. Joseph y Axel, sumado a Elliot, el último era ministro de ese tiempo y padre del miserable de Taddeo. Se unieron, llevando una investigación en mi contra llegando a descubrir lo que estaba haciendo. Al final no les sirvió de nada, porque uno se llevó cuatro balas, el otro fue quemado mientras aún respiraba y el tercero murió pensando que su hijo estaba muerto, aunque su hijo vive con los recuerdos que se le crearon.Es fácil manipular a un niño para hacerle pensar que fue quien causó la muerte de alguien. Taddeo no los mató, pero lo recuerda como sí así hubiera pasado. Sigo hojeando el i