Bennett.—Si vas a apuntar, dispara. —se la arrebato con facilidad. —Como dije. Retadoras. Eres bella, pero temerosa, no una máquina mortal en todos los sentidos. Mira al hombre detrás mío buscando ayuda y solo me río de que el viejo Wabner tampoco pueda hacerme frente, como desean hacerlo. Teme lo que soy y no sabe en lo que soy capaz de convertirme si me toca las pelotas. Y por el camino que está tomando seguro lo verá más rápido de lo que piensa. —Ahora, mis reglas se deben respetar porque soy igual o más competente que ustedes y tengo más conocimiento sobre asuntos que todos en la corporación no. —establezco bebiendo de mi licor. —Así que si pensaban que esta unión era una sumisión de mi parte están muy equivocados. —soy claro. —Así como no dude en presionar el gatillo para acabar con uno de los integrantes de mi equipo, no lo haré si me tocan los cojones. No dejo de verlos en ningún instante para que vean que el temor no se hizo para mí. La lástima la deje de sentir en la i
Bennett.Unos tipos entrenan entre la gran multitud su uso con cuchillos con un poco de habilidad, que no se compara en nada porque lo hacen con miedo a cortarse y no con la emoción que lo requiere. Volteo los ojos, mirando la escena ridícula que muchos admiran como si fuese la gran cosa. Mi risa irónica no la escondo ganando la mirada del que está en medio y los que lo rodean. —¿El nuevo cree que puede hacerlo mejor? —me habla uno de ellos con una mirada desafiante —¿Nos quiere mostrar cómo se hace?Estira la mano con el cuchillo hasta mí, lo miro con desagrado ante la estupidez. —Siempre es lo mismo. Creen que son los mejores, pero nunca muestran nada. —se burla.Desafiar a un hombre con deseo de extirpar la existencia de muchos no es buena idea. Pego la botella de licor en el pecho del ministro, quien la recibe intentando hacerme cambiar de opinión, pero si no lo hizo cuando estuve bajo su tutela, ahora menos. —Es un juego de niños. —le digo empuñando el mango, sosteniéndolo c
Bennett. Pasan los días y yo sigo de la misma forma, en tanto los que seguían a Byron antes, ahora poco a poco se van amoldando a mis acciones. Con las semanas en mi equipo se va aumentando la cantidad que entran por sí solos, mientras el del marine fracasado o el del agente Esteroides, se van reduciendo a solo 15 que lo siguen fielmente. Soy directo a la hora de preguntar, pues nunca me ha gustado irme por las ramas con ningún tema y se van acostumbrando poco a poco a que no cambiaré la forma de actuar, así esté con el ministro queriendo que me acople a ellos. Pero solo consigue que los enfrentamientos con el Marine fracasado sean más frecuentes. Con casi dos meses en la corporación todos no se asombran que continúe con el móvil después de ser revisado y ver que no tengo más comunicación que con usuarios del videojuego que suelo usar para desestresarme. Nadie hace preguntas y hasta ellos forman parte de quienes quieren saber resultados. Se deslumbran con nada, inútiles. M
Zarya Nunca creí que algo podría llegar a doler tanto. Me enoja que exista algo que lo haya. Siempre me vi como alguien sin remordimientos, ni reproches hacia alguien. Jamás me importó el accionar de nadie. Pero me volví una estupida creyendo que por primera vez iba a tener un...Trago en seco. Todo arde y no es solo una cosa. Todo me está rebasando y metiéndome en una jaula que no quiero porque más rejas significan encierro para mí. Así hayan salidas.Me mentalizo que debo soltar la rabia y la decepción, porque muchas veces he hecho lo mismo y nunca me ha interesado regresar a donde no me ha gustado estar y esto cuenta más ahora.Casi ocho semanas han pasado desde esa noche. Cincuenta y ocho días de enojo, frustración e impotencia, mezclado con un ardor en el pecho que no se va por más que quiera dejarlo ir. Me trago lo que siento, porque me repito que no siempre es bueno dejar que salgan a flote y mucho menos, mostrar ese lado vulnerable al que me fui de boca exponiendo mi alma com
Zarya.—Yo no extraño mierd@s, Evans—, escupo. —Tengo lo que en verdad me importa y lo que no, pronto lo recuperaré así tenga que volarte la cabeza a tí también. No emite un solo sonido. Sigue observando. —¿Dolió? —camina hacia mí con el sonido de sus botas contra la madera siendo lo único que se oye entre los dos. —¿Qué dijiste hace tiempo? —mira hacia la luna de fondo fingiendo que piensa. —Eres un dilema que quiero resolver.—Hay cosas que se deben quedar como un nudo para que recuerde porque pasan. —rebato tranquila. —No me interesas, comandante. Un buen polvo es lo que fuiste. Te tuve, te saboree y acabó. Fácil de comprender. Enemigos más que nunca. —¿Enemigos? No, niña. La rivalidad no me hace querer matarte. —confiesa. —Y ahora hay mucho menos que eso hacia a tí.—Vete al infierno. —Te necesito conmigo para que sea eso específicamente. —Maldit@ tentación. —Y lo seguirás sintiendo como una m@ldición porque no me tendrás más. —contesto sin dejar de ver su rostro calmado. —
Zarya.—Una presa para nosotros. —merodea uno de ellos. Bennett lo mira con rabia, mientras no temo un poco. No le tengo miedo a nadie, mucho menos a imbéciles con la hombría creada a base de luchas que pelean en conjunto, y no individualmente como se debe hacer para demostrar cuán fuerte se es. —Esto lo vamos a disfrutar. Me asquea lo que insinúa. —Yo también. —dice el comandante, disparando directo a su cabeza. —¡Maldit0s bastardos! Su ira es palpable demostrando porque me gustó desde un inicio. Los otros se alertan, corriendo hacia nosotros con las armas en mano disparando. Evado cada disparo, siendo más lista a la hora de disparar, dando en las piernas y luego en la cabeza del que se me acerque. La maldit@ arma se queda sin balas, así que hago uso de mis manos a la hora de irme contra ellos. Salto al cuello de uno, girando de golpe para lanzarlo al suelo, en donde le doy a su tráquea, sacando mi daga que encajo en esta para recibir al otro que apuñalo en la cabeza y la espald
Zarya.Salgo a correr con Cerbero siendo mi compañía más segura. Alguien que no me va a traicionar solo porque se le dio por seguir siendo parte de su central.Estar sola en casa es un buen relajante. Damien me avisó que saldría esta mañana con Gina hacia Viena, por un asunto relacionado con el escorpión, así que presiento que pueden resolverlo ellos, sin mi intervención como tuve que hacerlo los primeros días. Evito pensar en cosas indeseadas, saliendo de la propiedad y recorriendo kilómetros en el bosque, mientras mi bebé no se aleja por mucho. Se mantiene en forma, siendo ese gigante que pide mimos cuando está triste, pero alguien de temer cuando lo provocan. Desde que tenía unos meses era un inquieto y me lo demuestra corriendo libremente, mientras lo miro con una sonrisa en la cara. Love me again de John Newman suena en los auriculares, dejando caer las cadenas que tenía en mis hombros, a la vez que mis pies cobran rapidez y fuerzas junto a Cerbero. La letra no es la causa, si
Bennett Mi cordura ya no existe más. No puedo hacer algo si la serpiente rusa no se cuela por cada maldit0 pensamiento que tengo. Es escurridiza. Una entrometida porque a pesar tener dos balazos y dos puñaladas de su autoría, que duelen como la mierd@, no puedo dejar de perseguirla. La veo por el retrovisor y esta solo come chocolate en barra hablándole a Cerbero que se muestra tranquilo. Mucho más maduro que su dueña. —Y nunca seas como el tonto que conduce, mi amor. —le dice ella arruinando más mi humor. —No des regalos con doble intención. Eso habla pestes de tí.Desde que activé la alerta en la cabaña supe que había salido de su casa. Seguí su ruta a través del monitor, pero al ver que se detuvo tuve que conducir hasta ese sitio en donde mi sorpresa fue peor cuando vi a Taddeo, a quien creía que ya había salido rumbo a Italia, pues así lo dijo. En cambio los encuentro juntos y la descarada...La sangre me hierve de solo recordar que lo besó. Cuatro segundos duró, cuatro putos