Xavier:—¿Tienes su localización? Envíamela. No, yo me encargaré. Bien.No había terminado de colgar, y ya estaba lanzando mi celular contra la pared—¡Hijos de puta!- bramé.No me lo podía creer.¡No me podía cree que tuvieran la desfachatez de mantener cautiva a mi esposa en el mismo lugar donde todo se fue al carajo!Pero así era.Edwin Barnes, mi hacker, así me lo había confirmado.Dos años antes:Ella venía, caminando hacia mi coche, enfundada en ese vestido rojo que la hacía ver tan sensual. Su cabellera dorada, suelta, salvaje, libre, y sus labios carmesí una invitación a besarla.Se subió a mi coche, y me miró con mala cara.—¿Por que me has citado aquí, Xavier?- protestó, mirándome con molestia.- ya te dije que nos veríamos en unas , en nuestra boda.—No eres mujer de creer en esas tonterías,¿ o sí? No me digas que temes a la mala suerte de que el novio te vea antes de la ceremonia.—No. No le temo a la mala suerte, porque no creo en la suerte. Todo en esta vida se reduce a l
Yudith:A pesar de que la cena estaba espléndida, todo me sabía a rayos.Después de dos horas se darle vueltas a aquello en el plato, la cocinera se apiadó de mí, y pasamos directamente al postre.—Es una pena que la cena no haya sido de su agrado, Señora.- comentó Zenaida, la ama de llaves, en un tono de superioridad y altanería que comenzaba a molestarme.—Quizás mañana recupere el apetito.- farfullé.—Oh, nuestro líder no va a regresar mañana.- anuncia Zenaida, con seriedad.- llamó para decir que se quedará unos días más en Cataluña.Asentí, pinchando el pudin de ciruelas, con desinterés.—Si me disculpa, Señora.Zenaida salió del comedor, y la cocinera se acercó a mí, sigilosamente.—A esa bruja no le haga caso. Desde hace tiempo tiene los humos muy subidos. Lleva años creyéndose la dueña de este lugar.—Comprendo.—Y por el Señor no se preocupe. Sé que le ha prohibido visitar a su abuela, pero siempre hay maneras de hacer que un hombre cambie de ideas.Me guiña un ojo, y yo pali
Xavier:Estaba haciendo una visita de cortesía al club Midnight, ese antro de mala muerte es propiedad de mi padrino, y el mismo se estaba haciendo demasiado notorio para las autoridades, debido a las inexplicables desapariciones de mujeres jóvenes dentro de sus paredes.Mi intensión no es colaborar con la policía, por el contrario, mis negocios y asuntos van directamente en contra de la ley, pero aproveché la oportunidad para recordarle a mi queridísimo padrino, que debía ser precavido.Si él caía, nos arrastraría a todos consigo.Mi padrino protestó que sus asuntos no involucran a la organización, y que sus mujeres eran su problema no el mío.—Sin embargo, se te está yendo la mano, Mario. Una cosa es negociar con chicas vendidas por su familia y otra muy diferente es secuestrar mujeres que tienen quienes las reclamen y vean por ellas.—Este es mi antro, Xavier. Aquí mi palabra es ley. No tengo por que soportar tus amenazas.—¿Yo te amenazo, Mario? ¡Hombre! No sé. Creería que he veni
Yudith: Comprimí los labios, mirándolo. Mi abuela tenía razón. Xavier era hermoso. Y no solamente hermoso, sino que se veía sensual y atrayente en ese traje que de seguro costaría más que todo lo que yo me había comprado en mi miserable vida. —¿Debo replantear la petición y convertirla en una orden, palomita? Se me está haciendo tarde.- farfulló, y yo negué. —De acuerdo, voy contigo. Solo dame cinco minutos. Regresé atrás, buscando en el armario repleto de ropa, sacando un vestido negro, sencillo, y un par de sandalias que combinaran. Me recogí el cabello en un moño alto, me apliqué máscara en las pestañas, y brillo en los labios, tomé mi bolso y salí. Él ya estaba esperándome al pie de las escaleras. Saqué un frasco de perfume de mi bolso, y mientras caminábamos hacia el coche, me rocíe un poco. Xavier: Creí que se tardaría horas en salir, sin embargo me sorprendió arreglándose en tiempo récord. La ropa le quedaba bien, y aunque el maquillaje de su rostro era mínimo, debía
Yudith:Desde que entré, Kristal no se ha separado de mi lado.Primero fuimos a un ensayo, en el que me enseñaron a caminar como lo hacen las modelos, y luego pasamos a pruebas de vestuario.Debo reconocer que las ropas no me quedaban nada mal. Por el contrario, parecían hechas a mi medida. Luego, pasé por manos de maquilladores y peinadoras y cuando estuvo terminado todo, casi no fui capaz de reconocerme.El fotógrafo sacaba toma tras toma de los diferentes outfits, mientras yo intentaba permanecer en las posturas que me indicaban. La mañana entera había sido un tropel de actividades, y no había tenido tiempo a pensar, sin embargo, mientras posaba para las cámaras, no pude evitar recordar la noche anterior.Diez horas antes:Él estaba completamente perdido de borracho, hablando incoherencias y obviamente incómodo en su ropa, porque ni bien había entrado en su habitación, ya se quitaba los pantalones y la camisa a tirones. Hasta quedarse solo en boxer.No lo quise hacer.Juro que no
Dos horas después:En algún lugar de Madrid.—¿Y ella no sospechó nada?—Por supuesto que no. Soy una profesional.—Vale. Espero que lo que me ofreces valga la pena, Kristal.—Ay, por favor, Clarisse. Fuimos amigas, hace tiempo. ¿ Crees que te engañaría?La rubia asintió, colocándose los audífonos y reproduciendo la grabación que la otra mujer le había entregado.Lo que escuchó la hizo sonreír.De pura e increíble felicidad.—Pues sí.- se quitó los audífonos, y le pasó el sobre con el dinero a Kristal.- has hecho un trabajo espléndido. Esto que me has dado es una buena arma contra Xavier. Y usada correctamente, podría conseguirme lo que quiero.—Ya te lo dije. Soy una profesional.Xavier:Este día, me siento extraño.Quizás sea una reacción retardada a mi borrachera o algo más, no sé. Pero me siento raro.Estaba ultimando unos detalles, para hacer un falso viaje de luna de miel.Pensé que sería bueno, llevar a la palomita a México. Y así matar dos pájaros de un tiro. Ya que estaba des
Yudith: Oh, por los mil infiernos. ¡No puede ser! Lo miro horrorizada. Él por su lado, me contempla divertido. —Sí, amorcito. Lo has adivinado bien. Soy yo. Yo había intentado borrar aquella pesadilla de mi mente. Había intentado sacar a aquel muchacho ensangrentado y moribundo de mi cabeza, pero resulta que al muy jodido cretino lo tengo justo en frente. Él se acerca a mí, rodeando mis caderas. Y estrechándome entre sus brazos. —El destino tiene sus curiosidades, ¿no crees, palomita? Estuve en el destierro por dos años. Mi padre me envió a Portugal, con unos socios suyos, y allí estuve. No te miento.- besa mi frente.- a menudo pensé en ti. Sentía curiosidad por saber quién eras. Y a veces fantaseaba con encontrarte de nuevo. Nunca te di las gracias, ¿no es cierto? ¿ Podría ser verdad? Podría realmente ser él? No lo sé. Hace dos años, yo regresaba del trabajo. Llovía a cántaros y caían centellas. Me guarecí bajo el techo de un almacén, esperando a que escapara. Cuando
Xavier:En cuanto amaneció, me largué de la mansión.Tenía que poner mis ideas en orden, y con mi mujer desnuda y tibia sobre las sábanas de su cama no lo iba a conseguir.Me fui al bar de siempre y llamé a mi terapeuta.Mark acudió, se sentó a mi lado, y me quitó de las manos el vaso de ron que yo bebía.—¿Qué sucedió esta vez?- me increpó.Me humedecí los labios y lo miré de soslayo.—Se lo confesé todo y me la follé anoche.Su mentón calló, en desconcierto. Pero se compuso con rapidez, y comenzó a interrogarme.—¿Todo? ¿ Se lo contaste todo?Pase las manos por mi rostro en frustración, y liberé un bufido.—Por supuesto que no. No soy tan tonto. Si ella se entera de cómo se dieron las cosas en realidad... Si ella descubre lo que yo hice …me dejaría. Y no quiero eso. Este matrimonio infernal tiene que ha fuerza durar todo un año.—Ya veo. Sin embargo, no comprendo. ¿No se supone que era un matrimonio por conveniencia? ¿ Por qué terminaron acostándose?Entre dientes mascullé una expli