#13:

Yudith:

Oh, por los mil infiernos.

¡No puede ser!

Lo miro horrorizada.

Él por su lado, me contempla divertido.

—Sí, amorcito. Lo has adivinado bien. Soy yo.

Yo había intentado borrar aquella pesadilla de mi mente.

Había intentado sacar a aquel muchacho ensangrentado y moribundo de mi cabeza, pero resulta que al muy jodido cretino lo tengo justo en frente.

Él se acerca a mí, rodeando mis caderas. Y estrechándome entre sus brazos.

—El destino tiene sus curiosidades, ¿no crees, palomita? Estuve en el destierro por dos años. Mi padre me envió a Portugal, con unos socios suyos, y allí estuve. No te miento.- besa mi frente.- a menudo pensé en ti. Sentía curiosidad por saber quién eras. Y a veces fantaseaba con encontrarte de nuevo. Nunca te di las gracias, ¿no es cierto?

¿ Podría ser verdad?

Podría realmente ser él?

No lo sé.

Hace dos años, yo regresaba del trabajo. Llovía a cántaros y caían centellas.

Me guarecí bajo el techo de un almacén, esperando a que escapara. Cuando
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