Yudith:Llevaba ya cosa de un mes, de lo más feliz por lo bien que se había recuperado mi abuela, cuando noté que el pollo que estaba cocinando tenía un mal olor horrible.Después de eso, me levantaba en las mañanas, y tenía que irme corriendo al váter, a soltar las bilis porque me ponía enferma al instante de incorporarme en la cama.Estuve así, sintiendo náuseas y devolviendo todo lo que comía por una semana completa, cuando comencé a asustarme.Por eso, no dije nada, pero le pedí a Lola que me acompañara al hospital.Me sentía mal todo el tiempo, me pesaban los pechos y el bajó vientre.Creí que estaba enferma, pero el diagnóstico me dejó el corazón en un hilo.—Felicitaciones Señora Farías, está usted embarazada. Tiene cinco semanas.Comprimí los ojos con fuerza, y rogué porque el diagnóstico fuera equivocado.Pero un ultrasonido me mostró el diminuto frijol que crecía dentro de mí.Su corazoncito latía a paso acelerado y juro que el mío se paralizó por un segundo.No podía hacer
Xavier:Tengo muy pocos recuerdos de mi madre.Solo sé que era una mujer alta, de ojos verdes y de cabello rubio.Se marchó de casa, abandonando a mi padre y a mí, sin ningún tipo de remordimiento, y sin mirar atrás.Sin embargo, sí recuerdo a Zenaida.Ella fue mi nana. Me cuidó de pequeño y me leía cuentos.Inclusointerfería cuando mi padre me castigaba.Según las malas lenguas, ella fue amante de mi padre durante mucho tiempo, incluso hasta la muerte de él.Y ahora es la ama de llaves de la mansión.Lo curioso, es que ahora ha venido a mi mente el momento exacto en que le pregunté a Zenaida de dónde venían los bebés, y ella sonriente me contó lo que siempre se le cuenta a los niños. Que la cigüeña se encarga de traerlos y blablabla.Pero, después de escuchar la explicación de la doctora, me he quedado de piedra.Porque por supuesto que lo que tiene mi mujer en su vientre no lo trajo ninguna maldita cigüeña, sino que es el resultado de mi jodida estupidez.Bebo mi café caliente. Pond
Xavier:Yudith parecía más calmada.Yo sabía que así sería.Mark tiene una habilidad increíble para calmar y tranquilizar a sus pacientes. Es por eso que es mi terapeuta desde hace años.La dejé en su habitación y chequé mi reloj.Aún estaba a tiempo para hacer una visita muy desagradable, peto eventos recientes la hacían necesaria.Así que, tomé a mi escolta, y me fui al apartamento donde sabía que me estaría esperando Clarisse.***—¿Fuiste tú, verdad? Tú le contaste a ella que nos habíamos visto. ¡No me mientas, zorra!—¿Y qué si así lo hice?- farfulló ella, elevando un hombro con coquetería. – esa inmunda se enteraría de lo nuestro tarde o temprano, ¿no crees? Era solo cuestión de tiempo—Escúchame bien, Clarisse, y que te quede bien claro, entre nosotros no hay nada.Arrugó el entrecejo, y comenzó a enrojecer.—No he accedido a tus términos y además, no veo progreso con tu parte del trato. Lo que es más, te lo advierto. Deja a Yudith en paz, o te las verás conmigo.—No me amenace
Yudith:Ha pasado un mes, desde que Xavier descubrió que estoy embarazada y aún así continúa comportándose como un idiota paranoico. En la mansión no me dejan sola ni un instante. Ni siquiera cuando duermo.Las sirvientas se turnan y me vigilan todo el tiempo.Y cuando salgo, los gorilas de la escolta no me pierden ni pie ni pisada.Seguramente ese cretino cree que planeo escapar.Lo intentaría.Pero sé que es en vano.No habría sitio sobre la faz de la tierra donde me pudiese ocultar si me marcho, llevándome al próximo heredero de esta mafia.Xavier:A pesar de que se descubrió el embarazo desde hace ya dos meses, no me confío.La gestación tiene solo tres meses de evolución, y ella podría intentar alguna cosa.No ha prometido conservar al bebé, y verla día con día me enfurece. Es cierto que nada de esto es perfecto, peto nunca vi a una mujer más entristecida de ser una madre que ella.No sé.Creí que para este momento el instinto maternal ya habría hecho su efecto y ella estaría más f
Xavier:La mataré.¡Juro por lo más sagrado y por la memoria de mi padre que mataré a esa perra inmunda!En el ánimo violento y asesino en que estaba, no podía regresar a casa. Así que me entretuve conduciendo en círculos, por varias horas, por todo el puto Madrid.Ya cuando era bien tarde en la noche, me digné a regresar a la mansión. Entrando por la puerta de la cocina y atacando el refrigerador.Estaba muerto de hambre.Todo el día y la tarde, la rabia me habían impedido comer.¿Es que ella se cree que soy cretino y que no reconozco una trampa y sus mentiras cuando las veo?Liberé una carcajada sarcástica.La muy imbécil se cree que sigo siendo el mismo idiota que ella manipuló a su antojo.Yudith:Xavier está comportándose demasiado extraño.Se la pasa checándome a cada hora, y preguntándome si estoy bien si tengo hambre o si me duelen los pies.Incluso, ordenó que añadieran más carne a mi menú, porque según el obstetra estoy bien de peso pero necesito aumentar el consumo de prote
Yudith:Había optado por salir al jardín. Estar dentro de la mansión todo el tiempo, me hacía sentir reprimida.El jardín lateral era increíblemente hermoso y amplio.Y me entretuve paseando por allí. Oliendo las rosas y perdiendo el tiempo.—Tu padre es un cabrón.- comenté, acariciando el pequeño bulto que comenzaba a notarse en mi vientre. – y no me malinterpretes, bebé. Sé que tú lo amarás con delirio pero de seguro te decepcionará tanto como a mí.No había terminado de farfullar aquellas palabras, cuando un estruendo horrible se desató. Balazos y estruendos se apoderaron de la silenciosa mañana y por todos lados corrían despavoridos los sirvientes.Los hombres de mi escolta salieron de la nada, rodeándome y socorriéndome.Llevándome hacia un coche con toda la intensión de evacuarme de allí, sin embargo, yo no paraba de gritar y protestar que no me iría sin mi abuela. Al final, otro coche nos chocó, mientras intentabamos escapar. Nuestro vehículo se volcó, y me arrastré fuera de a
Yudith:No contenta con mis lágrimas, la rubia incluso me tomó un par de fotografías.Guardó su implemento de tortura, y se fue. Contoneándose victoriosa.Me miró por encima de su hombro y soltó una carcajada antes de salir por la puerta.—¡Esta no será la última vez que llores, ilusa! ¡El juego aún no ha comenzado y ya te he derrotado!Me limité a llorar en silencio.Siempre he sabido que Xavier es un imbécil, pero una cosa es imaginarse lo peor, y otra muy diferente es que lo peor te golpee de frente y en la cara.Literalmente.Ese hombre no tiene corazón ni sentimientos.Estos últimos días, me había intentado engañar con su teatrito del padre responsable, pretendiendo leer libros de consejería y comprando peluches horrorosos para el cuarto del bebé.Incluso, salió una mañana con mi aya, y al regresar trajeron todo lo que yo me he estado negando a comprar.Lloro con más fuerza.¡Mi aya!¡Oh, Dios no…mi pobre abuela!Tanto luchar por sobrevivir y ahora debe estar muerta seguramente.N
Xavier:Apostados frente al sitio en que se ha ocultado mi adversario, contemplo el panorama a través de mis binoculares.—Son alrededor de doscientos hombres, mi líder. Y todos tienen pinta de la gente de su tío.El comentario de Kalvin era absolutamente innecesario, porque esas exactas conclusiones las había sacado yo, ya.—¿Es prudente atacar ahora, Xav? Estarán prevenidos. Nos verían llegar, y es un riesgo demasiado grande. Podrían lastimar a Yudith.- Susurró Mark.¡Joder!Él tenía razón.No había forma en que pudiésemos acercarnos que no nos detectasen.—Esperaremos a que anochezca.- mascullé.—¿ Tal vez, deberíamos pedir refuerzos, Señor?- me interrogó Kalvin.—No. Mi mujer y mi hijo están ahí dentro. No tenemos tiempo ni podemos acobardarnos ahora. Sus vidas dependen de nosotros y no pretendo abandonarlos. ¡No permitiré que los asesinen!Mark elevó las cejas.Kalvin de alejó de nosotros, yéndose hacia el equipo de respaldo y transmitiéndole mis órdenes.—¿Estas seguro de que h