Comprada por el mafioso
Comprada por el mafioso
Por: Francis Paez
Prologo

Estábamos solamente ella y yo, durante los últimos meses había aprendido algo a temerle a mi suegra, era una mujer astuta y sin duda sabia siempre jugar. Los últimos dos meses sus peleas se debían a ella. Las mentiras y los engaños solo tenían una persona detrás de todo aquello que todo lo que construimos los últimos meses fueran destruido por una simple palabra de esa mujer la odiaba con todo mi ser.

—Señora Yelena, ¿Sucedido algo? Leonid, no se encuentra— mencione acercándome a la sala manteniéndose de pie, coloque mi mano sobre mi vientre.

—Mi marido me conto sobre algo interesante.

Se levanto con esa sonrisa peligroso, deteniéndose pocos pasos a mi alcance y me quede allí, aunque deseaba retroceder y esconderme en mi habitación, pero de nada serviría no había nadie que me entendiera y quien lo había hecho sufrió las consecuencias de mis actos.

—El señor Sergei es una persona que sin duda tiene mucho que decir.

—Ese bebe— dijo mirando mi vientre y su mano casi roso mi panza, retrocedí, no deseaba que pusiera sus manos en mi cuerpo—. Se quedará con nosotros, y tu desaparecerás de nuestras vidas.

—Veo que la puso al tanto, pero el sabe que ya no será así— aquello la sorprendió, aunque hubiera preferido ocultar aquello de Leonid sabia que si lo descubriría por otros se molestaría, ella había jugado con verdades a medias y yo también lo haría—. Así que será mejor que piense en otra cosa.

—¿Tu crees que no lo he hecho? Quitarte de mi camino es muy fácil— trague fuertemente, pero me asegure de mantener una expresión neutral, no la dejaría saber que realmente su palabra tenía poder sobre mí—. O simplemente hacer lo que crece en tu vientre se termine, y solo será tu culpa.

—Usted nunca pondrá una mano sobre mi bebe, es solo mío… se lo advierto ahora, no dejare que se acerque a mi hijo; esta es mi familia.

—¿Estas tan segura de ello? — la sonrisa en su rostro me hizo dudar mas no deje que los miedos se hicieran presente.

El estruendo de una puerta siendo azotada, me impidió responderles a sus palabras mi primera impresión es que algo realmente malo sucedía; y por primera vez desde que lo conocí sentí un real miedo había perdición y ira con cada paso que daba hasta detenerse, algo fue arrojado a mi rostro.

—¿Esta es la confianza que me pides? ¿Me pides que confié en ti, cuando me vas y me engañas?

—¿Qué es esto? — con mis manos temblando me agaché y recogí una de las fotos, la chica se veía como yo, pero nunca había estado en ese lugar—. No soy yo, nunca he estado en ese lugar leonid. Tienes que creerme.

Sentí mi cuerpo temblar odiaba que toda esta situación sucediera delante de aquella desagradable mujer.

—Mi peor error fue confiar en ti. Hemos terminado.

Solo pude escuchar el sonido que sus pisadas provocaban y el mundo se destruía a mi alrededor.

—Te lo dije, destruirte es muy sencillo.

Al observarla marcharse me derrumbe sintiendo que todo se arruino, que esta vez no existía marcha atrás. Aunque no lo quisiera admitir tenía que hacer rápido una decisión por mi y la seguridad de mi hijo. Tenia que irme antes que todo me fuera arrebatado.

Ojalá nunca fuera entrado en esa casa, fue mi perdición. Mi amor y mis esperanzas fueron destrozadas y lanzadas al aire como las fotos y fáciles de destruir.

Leonid Sokolov, fue mi perdición y su amor fue mi condena.

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