Cuando estábamos a punto de marcharnos, la voz de klara se escuchó detrás nuestros. Hubiera deseado que no fuera presente en nuestro cruce de palabras, menos supiera de mis problemas no se mezclaría en mis asuntos personales y mucho menos sentimentales.
—Espero que la cuides, no queremos que se dañe ¿verdad? Porque no la aceptaremos de nuevo en casa— apreté mis manos en puños clavando mis uñas causándome un mayor dolor al que sus palabras representaba.
Aunque siempre terminaba de causar el daño deseado; sentí unas lagrimas caer por mis mejillas inspire profundamente no podía hacerlo. No lloraba porque fuera un ataque, solo era de impotencia y rabia que había estado reteniendo todo este tiempo.
— Desde ahora, jamás vuelva a buscarme. Tome esto como muestra de agradecimiento. Todo lo que le debía, cada uno se lo he pagado esta noche ¿Al final no era lo que deseaba? Pero comprendo que no siempre se puede ser feliz con los resultados que obtiene. No vuelva a buscarme, no seré amable la próxima vez.
La observe sobre mi hombro podía y ver en su rostro lo furiosa que mis palabras habían provocado en ella era más que satisfactorio, aquella desde que había destrozado mi futuro, sus malas acciones me detenían en aquella decisión.
— No podrás desacerté de nosotros, nos debes más que eso — fueron sus últimas palabras antes pasar a nuestros costados, chocando con mi hombro.
Suspire pesadamente, aunque rápidamente erguí mi espalda al sentir una caricia, levante la mirada con el ceño fruncido ante tal muestra de intimida, era un toque cariñoso ¿aunque no era mi esposo? Encontrándome con esos ojos azules como el océano profundo, pero sin sentimiento alguno, parecía como sin ningún tipo de emociones se hiciera presente. Pero, sin embargo, por lo más loco que fuera aquella acaricia no se sintió como si invadiera mi espacio. Se sintió reconfortante.
—Ahora eres una Sokovol, nunca te atrevas a llorar ante alguien que no es superior a ti, sus palabras no valen nada a las que puedan salir de tu boca… en ella podría ser la sentenciada por sus palabras contra ti, Jade. Solo una palabra de tu boca puede ser la muerte de otra— se calló por un momento pensando sus siguientes palabras—, así que siempre piensa antes de actuar, a veces separarse de tus emociones es lo mejor que puedes hacer. La gente allí afuera usara eso en contra de ti, si quieres sobrevivir en un mundo de cazadores tienes que aprender hacer como ellos.
—¿Por qué siento que tus palabras tienes una cierta amenaza en ellas? —pregunte cuando reanudamos el paso, se detuvo y acerco mi rostro al de él, trague saliva fuertemente su olor a cigarros y menta me invadió; era grande fuerte y poderoso. De eso no tenía dudas. Su mirada era intensa, pudiera arrastra todo a su paso.
—sí lo es... Ahora vamos… nos esperan para despedirnos— se separó abruptamente, este hombre sin duda era mas cambiante de lo que esperaba. Aquello me molesto, aunque no quisiera admitirlo, su preocupación a ser completamente frio. Como si fuera otra persona en pocos segundos.
—No es como si hubiera la gran cosa—murmure enojada, parecía que hablaba con una niña.
—La noche de bodas, sin duda es una gran cosa ¿Pensaste que lo olvidaría? —los dos nos miramos fijamente, una sonrisa ladeada cubrió su rostro, era una sonrisa gatuna. Puse mis ojos en blancos, eso era lo único que le importaba al final era un hombre que esperaba.
¿Había algo gracioso en todo aquello? ¿Esperaba que cumpliera con nuestra noche de bodas?
—´Pensé que tendrías a alguien mejor con quien pasarlo— expresé con inquietud, me arrepentí tapando mi boca con mi mano, lo miré a penada. No entendia por qué mi con él podía decir las cosas sin pensar demasiado.
—¿Si engañara a mi mujer, la que duerme en mi misma cama… tu crees que algunos de esos hombres confiarían en mí? Como trato y valoro a mi mujer, es la misma manera que tratare a mis hombres. La lealtad.
—¿Lealtad? —repetí, al escuchar sus palabras me sentí mal por pensar que realmente me engañaría ¿No era ese tipo de hombres o solo era una mentira?
—Si, lealtad espero que tengas mucha de esa.
Asentí y continuamos nuestro recorrido, pero sentía que nada seria igual estaba entrando en la boca del lobo por mí misma; quien pensaría que regresar a casa me llevaría a esa situación, había estudiado mucho durante mi tiempo en el exterior y trabajado para no depender de ninguno de ellos; había trabajado fuertemente toda su vida para ser notada y admirada pero de que servía si al final nunca era suficiente y ahora debido a sus apuestas había terminado de perder lo único que ellos nunca le habían quitado su libertad, todo daba vueltas y al final, terminaba pagando por sus pecado ¿Irónico no?
Pero ahora sentía como si tuviera una guillotina encima de mi cabeza apunto del más mínimo error para caer, solo esperando. Todo parecía un mundo de mentiras a medida que nos despedíamos sus miradas de interés, curiosidad o como si fuera un nuevo juguete y el desprecio y los celos de las otras mujeres que se encontraban allí ¿Con cuantas de ella se había acostado? ¿Por cuantas ahora tendría que cuidarme las espaldas? Aquellas preguntas rondaban en mi mente, a cada paso que daba sintiendo aquel frio mano en mi espalda baja, alentándome a seguir mi camino.
—Espero, que sean muy felices… espero verlos muy pronto— menciono mi suegro, era la última persona que faltaba por despedirnos, yo me avergoncé al saber el trasfondo de sus palabras, pero ¿Leonid sabia algo que yo desconocía o estaba completamente en la ignorancia de los planes de su padre?
—Claro, padre muy pronto te visitaremos. Ahora nos ir….
Leonid se quedo con las palabras atragantadas, porque los disparos provenían de todos lados, de repente sentí un dolor al ser arrogada al piso y el peso del cuerpo de mi esposo sobre el mío, sentía que mi corazón iba a explotar y no sabia a donde ir o que hacer, solo escuchaba las fuerte detonaciones, cubrí mis oídos. Necesitaba dejar de concentrarme en los gritos y las fuertes ordenes que gritaban.
—O reacciones o te dejare aquí en todo este caos, no moriré porque no puedes poner en orden tus pensamientos—sentí mi cuerpo estremecerse, sabía que lo decía enserio y la advertencia en su mirada. Era una toma o dejas, me tendió su mano la cual no dude en tomar, no había vivido muy bien para morir aquel día en medio de todo ese fuego cruzado—. Muévete cuando yo te diga y detente… es la única forma que te lleve conmigo.
—Esta bien— dije mientras tomaba su mano con mas fuerza de la que creía capaz.
No confiaba en él, sabía que si no cumplía me abandonaría. Mientras cruzábamos todo el lugar sorteando y Leonid dando órdenes a hombres que de repente aparecían y uno en especial que nos seguía, al llegar a una puerta donde al parecer no había un alma mas que nosotros pude sentir como mis piernas querían ceder y derrumbarme, pero no sabia si realmente todo había acabado, sin duda esa no era la forma que quería terminar mi día.
—Podrías soltarme, antes parecías muy encontrar en la idea de contacto físico entro nosotros ¿No? —Solté un jadeo y liberé su mano, sintiendo mis dedos entumecidos de lo fuerte que había apretado su mano.—Tu fuiste el que me ofreció su mano—dije a la defensiva, abrazándome a mí misma mi cuerpo todavía temblaba por todas las emociones por las que acababa de pasar.—Entonces, sabré que si te ofreces tomare todo lo que tienes para darme— aquello sonó como una promesa, aquello me hizo encogerme en mi lugar no parecía bromear ¿Yo ofrecer algo para él? Ya había vendido mi cuerpo, era una verdad que tenía que ir asimilando.—Eso está por verse.—No es que tengas mucho por negarte ¿No es así? — era una amenaza explicita, aquello me hizo estremecer, sabía que para lograr lo que le había prometido al señor Sergei necesitaría mas que un simple rose de manos, o hasta más allá de un beso.—Olvida lo que dije, lo siento… solo es mucho para mí— dije intentando calmar los ánimos—No te disculpes, no
No entendía cual era la terquedad del asunto, pero nunca lo expondría de aquella manera. Sentía mi pecho subir y bajar debido a mi respiración acelerada, la situación y la manera como su beso había robado algo mas de lo que quisiera advertir, era oscuro. Algo que estuviera robando mi alma poco a poco.—Creo que decirme su nombre será el mejor comienzo para ambos, nos evitara muchos dolores de cabeza— bufe ante eso, ni él se lo creía, pero la seriedad en su expresión me hacía pensar que tal vez no estuviera bromeando. Que para él, era de verdadera importancia.El espacio entre nosotros, era intimo aparte la mirada. Y la cercanía se sentía bien.—Cree que no aceptar este matrimonio me hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza—espete con rudeza, mirándolo furiosa recordando lo molesta y dolida que estaba con mi situación—. Lastima que esto no será para siempre. Cuando…—¿Piensas que me aburriré? ¿Nunca escuchaste sobre mí? Se dice mucho de mí, algunas verdades y otras mentiras, pero hay
Leonid.Cerré los ojos fuertemente y apreté entre con mi dedo pulgar e índice el tabique de nariz, todavía no podía creer todas las estupideces que habían salido de mi boca; era la única consideración que podía darle tanto a ella como a mí mismo, me había impresionado al reconocerla, esa chica boca suelta de aquella cafetería en el centro de Paris.Era lo único que lamentaría, pero era egoísta al no desear tenerla junto a mí, tal vez esa pequeña obsesión años atrás lo había superado al encontrar alguien igual a ella, fue lo único que me contuvo sobre buscarla, y atraerla a este mundo de perversión, maldad donde entraría y la arrastraría a mi mundo donde no podría salir.Era un idiota por pensar que podría ser suya, al menos aquella vez. Verla sonreír para él, anhelaba eso era una enfermiza obsesión.—Volvamos— fue mi única orden. Sabía que estaba rompiendo mi palabra pero no deseaba perderla y dejar que otro tuviera parte de ellas que yo anhelaba y posesivamente quería que solo fueran
Leonid sonrió de lado, no podía creer aquello. Le daría un gran regalo, se atrevió a intentar dañar a su gente, amaba a Dasha, pero no permitiera que sus errores tocaran a Jade, a su esposa. Hizo una señal y el hombre cayó al suelo, inconsciente. La sangre alrededor del cuerpo, sentía esa sensación corriendo por su cuerpo, al saber que disfrutaba de ello.—Supongo que tendré que enviar otro regalo—dijo sacando un pañuelo limpiando sus manos de la sangre —. Envíenlo, que sea muy entretenido. El mensaje tiene que ser claro. Quiero un nuevo guardaespaldas para Jade que la cuide en silencio.—Me encargare, pero deberías cambiarte si no asustaras a la novia… me encargare de todo, señor— se burló Iván mientras abandonaban el lugar, Leonid soltó una carcajada era lo menos que le preocupaba, al ingresar a la casa principal no pudo evitar detenerse al mirar al segundo piso, suspiro y moví un poco su cuello se encontraba un poco tenso—. Nada podrá ser mas complicado, sin embargo, podría investi
Jade jamás pensó que su primera vez no sería tan placentera, no podía negar que ahora su esposo sin duda había sido un don juan, al final podía cumplir con lo prometido y luego marcharse, al final no tenia porqué unirse aquella familia. Al final su tiempo al lado de aquel hombre tenía fecha de caducidad.—Sabes… si hubiera pensado que seria tan fácil, no hubiera pensado en escapar—soltó adormilada entre el cansancio y el alcohol que quedaba en su sistema—. No, no, no me opondría, mi padre hizo una buena inversión ¿Ganaste con ella, ¿no? Al final, diría que fue una buena inversión para mí. Ganeeeeeeee, un esposo muy guapo.—¿Oferta? ¿de que estas hablando? — deseaba saber como esa mujer termino en manos de su padre, ahora la ganas de saber más era mayor.—Ups es mejor que no hablemos alguien podría oírnos.Fueron sus últimas palabras recostó su cabeza en su pecho arrullando junto a él por una vez sintiendo el calor a su lado, algo que hace mucho tiempo no había sentido, aquello desconc
La mesa se quedo en silencio, pero Yelena sonrió de lado, había esperado que llegara al mismo tiempo que ellos para hacer un ataque en conjunto, Sergei por otra parte analizaba la situación esperando una reacción de parte de Jade, sabia que ella tenia una deuda y trato para con él, pero no siempre lo tendría a él para intervenir. Ella misma tenia que su tiempo allí estaría dentro de tiburones. —Entonces ¿Fueron amantes? —pregunto Jade sorprendiéndola no esperaba un ataque directo y sencillo sin drama, y su expresión la delato, era una mujer inteligente y pasar su vida viviendo bajo el mismo techo que klara le había enseñado muchas cosas. Leonid aguardo silencio esperando por su respuesta escondiendo la sonrisa de sus labios, era una pequeña fiera escondida detrás de toda esa fragilidad que reflejaba, además tenia que admitirlo era muy astuta. Raisa se sorprendió no espero que fuera tan directa, y si lo admitiera abiertamente sin duda no seria algo bueno para su reputación. Muchos sa
—Espero que te guste mas que mi astucia—respondió ella entre un jadeo mientras el la alzaba, haciendo enrollara su cadera. Jade no pudo evitar sentir la tensión que se acumulaba en su sexo al pensar en la noche que compartieron.Leonid se sintió como su cuerpo vibro ante la fricción entre sus cuerpos, solo ver el deseo en sus pupilas y la forma tan sexy en que emitía pequeños gemidos.—Entonces significa que nos divertiremos mucho— menciono con una sonrisa en el rostro, apretó sus nalgas alzándola un poco—, pero antes de continuar con esto, necesitamos comprar algo para ti… hoy será un gran día. Y también te daré un hermoso regalo.Le dio un ultimo beso, ella se sintió mal al ver que no lograría calmar el fuego que había encendido, antes de ponerla sobre sus pies, se separo tomando su arma escondiéndola debajo de su saco aquello congelo a Jade no había notado aquello ¿Tan peligroso era su vida que cargaba un arma con él? Lo pasado en la boda debía ser suficiente para notarlo, sin emba
Leonid se dirigió así el cuartel, tenía problemas que arreglar y sin duda luego le haría una vista a su padre, estaciono el auto y salió observando el lugar ante los ojos del mundo podría parecer un lugar abandonado, pero por dentro sin duda sorprendería a muchos, camino hasta el ascensor tocando el lugar indicado, si la policía intentaba hacer una inspección sin duda no llegarían al lugar.—Pakhan, tenemos listo al hombre.Se quito el saco y luego en el proceso desajustando sus gemelos, ambos hombres ingresaron al elevador y este descendió hasta el ultimo piso, se abrieron las puertas mostrando el lugar de apuestas mas popular de aquellos lares, todos se levantaron al ver quien entraba y se inclinaron, leonid solo asintió con su cabeza hasta llegar a la oficina, abriendo la puerta, encontrando al deudor más grande del último mes.—Señor Novikov, es un placer conocerlo— menciono entrando y tomando asiento detrás del gran escritorio, lo observo detenidamente no entendía que parentesco